Tema: Frases de Simone de Beauvoir

Hacia fines de la década del 40, en el siglo XX, cuando Simone de Beavoir escribe su libro El segundo sexo, no había en Francia el aborto legalizado, como tampoco estaban reglamentadas las leyes que ayudaban al control de la natalidad. Sin embargo, había un millón de abortos al año. Estos problemas le producían muchos conflictos a las mujeres y también le trajeron muchos problemas a Simone de Beavoir, quien fue duramente criticada. Más fragmentos y frases célebres de la pensadora francesa:

“Todo el mundo está de acuerdo en reconocer que en la especie humana hay hembras; constituyen hoy, como antaño, la mitad, aproximadamente, de la Humanidad”.

“Y sin embargo, se nos dice que «la feminidad está en peligro»; se nos exhorta: «Sed mujeres, seguid siendo mujeres, convertíos en mujeres.»

“Así, pues, todo ser humano hembra no es necesariamente una mujer; tiene que participar de esa realidad misteriosa y amenazada que es la feminidad. Esta feminidad ¿la secretan los ovarios? ¿O está fijada en el fondo de un cielo platónico?.(…)”.

Las respuestas e los pensadores y psicólogos que se oponían a los postulados de Simone de Beavoir nos e hicieron esperar luego de la aparición de su libro El segundo sexo. Tal es así que Evans y Okely la acusaron de usar el modelo de emancipación del hombre y de rechazar a la maternidad. Dijo al respecto Okely:

“No todas las mujeres pueden tener independencia económica, que no todas las mujeres ven la maternidad igual, que eso depende de las culturas y hay algunas culturas que valoran mucho más la maternidad. Beauvoir no ha podido escapar de un modelo judeocristiano, que critica pero al mismo tiempo le influye a la hora de hablar de la liberación de la mujer”.
Una filósofa francesa llamada Elisabeth Badinter, sacó hace pocos años un libro que defiende a los que formuló Simone, sosteniendo que “la maternidad es una nueva forma de esclavitud”.

Gracias al libro El segundo sexo, de Simone de Bevaoir, muchas mujeres se han replanteado su lugar en la sociedad y hasta si quieren o no ser madres, por elección propia y no porque la sociedad las obligue y presione a ello. Hay quienes sostienen, haciéndose eco de los estudios y ensayos de la escritora francesa, que son más felices alcanzando reconocimiento en su trabajo o en su estudio, y no siendo madres.

Más frases y fragmentos de Simone:

“Pero el conceptualismo ha perdido terreno: las ciencias biológicas y sociales ya no creen en la existencia de entidades inmutablemente fijas que definirían caracteres determinados, tales como los de la mujer, el judío o el negro; consideran el carácter como una reacción secundaria ante una situación”.

“Si ya no hay hoy feminidad, es que no la ha habido nunca”.

“¿Significa esto que la palabra «mujer» carece de todo contenido? Es lo que afirman enérgicamente los partidarios de la filosofía de las luces, del racionalismo, del nominalismo”.

Simone de Beavouir habla sobre el lesbianismo de manera especial y lo considera una elección de vida, como una decisión de cada persona, asociado, por lo general, a una situación de venganza. La pensadora francesa aborda este tema desde una mirada y binaria del hombre – mujer y bajo esta perspectiva todas ellas son construcciones sociales. Más fragmentos de su libro El segundo sexo:

“Y en verdad basta pasearse con los ojos abiertos para comprobar que la Humanidad se divide en dos categorías de individuos cuyos vestidos, rostro, cuerpo, sonrisa, porte, intereses, ocupaciones son manifiestamente diferentes. Acaso tales diferencias sean superficiales; tal vez estén destinadas a desaparecer. Lo que sí es seguro es que, por el momento, existen con deslumbrante evidencia”.

“Las mujeres serían solamente entre los seres humanos aquellos a los que arbitrariamente se designa con la palabra «mujer»”.

La escritora francesa Simone de Beavouir hace un análisis profundo en su libro El segundo sexo, sobre el patriarcado, es decir, sobre lo que ella entiende como una cultura vertical y machista. En este marco, se relega a la mujer a un segundo plano en la sociedad, y todas las accione sociales conducen a la opresión femenina. El mito del patriarcado, para la francesa, se acrecienta con la religión. Más fragmentos de El segundo sexo:

“El mismo enunciado del problema me sugiere inmediatamente una primera respuesta. Es significativo que yo lo plantee. A un hombre no se le ocurriría la idea de escribir un libro sobre la singular situación que ocupan los varones en la Humanidad. Si quiero definirme, estoy obligada antes de nada a declarar: «Soy una mujer»”.

“Si su función de hembra no basta para definir a la mujer, si rehusamos también explicarla por «el eterno femenino» y si, no obstante, admitimos que, aunque sea a título provisional, hay mujeres en la Tierra, tendremos que plantearnos la pregunta: ¿qué es una mujer?”.

Otro de los puntos que señala Simone de Beauvoir en su libro el segundo sexo, es la liberación de la mujer. Para ella, las libertades cívicas no son palpables para la mujer sino abstractas. Esta liberación se da, sobre todo cuando va acompañada de una autonomía económica. Mientras no tenga trabajo, la mujer continuará oprimida por el sexo masculino en el plano social. Gracias al trabajo la mujer ha franqueado en gran parte la distancia que la separaba del varón y únicamente el trabajo es el que puede garantizarle una libertad concreta. Más fragmentos de El segundo sexo:

“Un hombre no comienza jamás por presentarse como individuo de un determinado sexo: que él sea hombre es algo que se da por supuesto. (…) A veces, en el curso de discusiones abstractas, me ha irritado oír que los hombres me decían: «Usted piensa tal cosa porque es mujer».

“La mujer tiene ovarios, un útero; he ahí condiciones singulares que la encierran en su subjetividad; se dice tranquilamente que piensa con sus glándulas”.

Dice Simone de Beavoir que cuando obtiene trabajo e independencia económica, la mujer de deja de ser un parásito. Así, ese sistema construido en la dependencia se derrumba y ya no tiene la necesidad de mediador masculino. La liberación de la mujer está, en el estricto y total sentido, en la independencia económica, es decir, para ello se necesita el libre acceso a las fuentes de trabajo para que estén dadas condiciones óptimas de moral, sociales y psicológicas con similitudes a las del hombre. Más fragmentos de la pensadora francesa:

“El hombre se olvida olímpicamente de que su anatomía comporta también hormonas, testículos. Considera su cuerpo como una relación directa y normal con el mundo que él cree aprehender en su objetividad, mientras considera el cuerpo de la mujer como apesadumbrado por todo cuanto lo especifica: un obstáculo, una cárcel. «La mujer es mujer en virtud de cierta falta de cualidades decía Aristóteles”.

En cuanto a la liberación y al acceso a las fuentes de trabajo por parte de la mujer, decía Simone de Beavouir que es esencial la manera en que ella aborda su profesión y el modo en que se consagra a la misma. Pero este marco depende mucho de las condiciones que se construyen en torno a ella. Para la francesa, resulta casi imposible sabe a ciencia cierta la rivalidad que existe entre el hombre y la mujer, ya que de por sí hay una diferencia desde el punto de vista físico. Más de sus fragmentos:

“Debemos considerar el carácter de las mujeres como adoleciente de una imperfección natural.» Y, a continuación, Santo Tomás decreta que la mujer es un «hombre fallido», un ser «ocasional». Eso es lo que simboliza la historia del Génesis, donde Eva aparece como extraída, según frase de Bossuet, de un «hueso supernumerario» de Adán”.