Tema: Frases de Simone de Beauvoir

Simon de Beuvoir le decía en forma cariñosa a Jean Paul Sartre “Castor”. El filósofo tenía un lema que era “viajes, poligamia y transparencia”, lo cual compartía con su mujer. Dicen que el mismo le dijo a Simone acerca del amor libre:

“Existían dos tipos de sexualidad: el amor necesario y los amores contingentes. Y Castor aceptó”.

Sin embargo, no fue fácil mantener este tipo de relación y más de una vez estuvieron a punto de separarse. En su libro titulado La ceremonia de los adioses, la francesa dice que los últimos años con jean Paul Sartre, fue terrible, sobre todo por su adicción al alcohol, a las drogas y a las mujeres. Aunque esta pareja fue el símbolo del “amor libre” y la liberación sexual en los años sesenta y setenta, Simone de Beauvoir sí se sintió traicionada por Sartre, y más cuando éste “adoptó” a Arlette y la convirtió en la heredera universal de sus derechos literarios.

El libro más referencial para las feministas, escrito por Simone de Beauvoir fue, sin dudas, El segundo sexo. De él parten las bases de un pensamiento que sería trascendental en el siglo XX. Una de las cosas que pregonó e incentivó en este libro publicado en el año 1949, fue el derecho al voto y a la educación y, por supuesto, también al trabajo. Más fragmentos de una de sus novelas:

“Extraordinario decorado el de este bosquejo de ciudad abandonada en los confines de un pueblo y al margen de los siglos. Bordeé la mitad del hemiciclo, subí por las escalinatas del pabellón central: contemplé largo rato la sobria majestad de estas construcciones edificadas con fines utilitarios y que nunca sirvieron para nada. Son sólidas, son reales: sin embargo, su abandono las transforma en un simulacro fantástico: uno se pregunta de qué. La hierba tibia, bajo el cielo de otoño, y el olor de las hojas muertas me aseguraban que no había abandonado este mundo, pero había retrocedido doscientos años atrás”.

La frase que representa al libro de Simone de Beuvoir, El segundo sexo es:

“No se nace mujer: se llega a serlo”.

La primera parte de El segundo sexo es un análisis en el que Simone trata de entender y hacer entender a los lectores cuáles son las condiciones que han provocado que la mujer sea igual que el otro. Las respuestas a estas preguntas las encuentra en algunas ramas como las ciencias, la historia o la mitología. En tanto, en la segunda parte la escritora y pensadora francesa explica cómo viven las mujeres al ser seres que se sienten inferiores debido a la opresión social.
Más fragmentos de una de sus novelas:

“Ella le rodeó el cuello con los brazos, apoyó sus labios entre los labios de él e introdujo la lengua en su boca. Las manos de Fosca la oprimieron y ella se estremeció. Antes, con los otros hombres ella sólo sentía las caricias, no sentía las manos”.

Para Simone de Beauviar, el hecho de que la mujer estuviera oprimida por la sociedad patriarcal (usa ese término) hace que no puedan realizar su transcendencia. Así, la francesa va desarrollando cómo es que la sociedad y los cánones culturales hacen que la vida de la mujer se vaya haciendo a la medida de las pautas del entorno. Para ello, la autora traza un recorrido por todas las etapas de la mujer, desde la infancia hasta la vejez. Ahora, comparto más fragmentos bellos de una de sus novelas;

“Mientras que con Fosca las manos existían y Regina era sólo una presa. Febrilmente él arrancaba las ropas como si a él también le hubiera faltado el tiempo, como si cada segundo se hubiera convertido en un tesoro que no había que desperdiciar. La enlazó y un viento de fuego se alzó en ella, barriendo las palabras, las imágenes: nada sobre la cama, sólo un gran estremecimiento oscuro”.

Simone de Beauvoir recorre en su libro El segundo sexo, todas las etapas de la vida de las mujeres para llegar a la conclusión que, de acuerdo a la educación y entorno que han recibido en cada una de esas etapas, es que moldearán su personalidad y su lugar en el mundo y de esa manera lo trasladarán a las generaciones siguientes. Más fragmentos de una de sus novelas:

“Él estaba en ella, ella era la presa de ese deseo antiguo como la tierra, ese deseo salvaje y nuevo que ella sola podía saciar, y que no era deseo de ella, sino deseo de todo: ella era ese deseo, ese vacío ardiente, esa espesa ausencia, ella era todo. El instante se alzaba como una llama, la eternidad había sido vencida. Tendida, crispada en una pasión de espera y de angustia, ella respiraba en el mismo ritmo jadeante que Fosca”.

Muchas mujeres se han sentido identificadas en los ensayos y novelas escritos por la francesa Simone de Beauvoir. Se puede coincidir o no, pero lo cierto es que ha marcado un hito en la historia de la mujer en la sociedad actual y es a ella a quien se le debe muchos de los logros que el género femenino ha obtenido en sus naciones, en especial referido al trabajo fuera del hogar. Muchas de sus frases y pensamientos están vigentes hasta el día e hoy. Otro fragmento de una de sus novelas;

“Él gimió y ella le clavó las uñas en la carne, desgarrada por el espasmo triunfante, sin esperanza, por el cual todo terminaba y todo se deshacía, arrancada a la paz ardiente del silencio, arrojada nuevamente toda entera en sí misma, Regina inútil, traicionada. Se pasó la mano sobre la frente húmeda, sus dientes se entrechocaban”.

En la segunda parte de El segundo sexo, Simone de Beavoir, la francesa hace hincapié en la educación de las mujeres, cómo es que le inculcan la manera en que tienen que ser como esposas y madres. Este punto lo analiza de manera minuciosa, sosteniendo que las mujeres son madres y esposas de acuerdo a las pautas que les impone la sociedad. Que ser madre y casarse no es un hecho natural sino un valor impuesto por la cultura reinante. Más fragmentos de una de sus novelas:

“-Duerma- agregó -Nos han permitido el sueño.
Había tanta tristeza en su voz que ella estuvo a punto de abrir los ojos, de hablarle: ¿no hay acaso remedio? Pero él leía en ella demasiado pronto, ella adivinaba detrás de él demasiadas noches, demasiadas mujeres. Ella se volvió y apoyó la mejilla sobre la almohada. Cuando Regina abrió los ojos empezaba a amanecer. Tendió el brazo a través de la cama. No había nadie junto a ella”.

En El Segundo Sexo Simone de Beavoir dice que la mujer no es definida ni por sus hormonas ni por sus instintos, sino que a través de sus conciencias extrañas puede recuperar su cuerpo y sus relaciones con el mundo. El último capítulo del segundo tomo se llama precisamente Hacia la liberación, y ahí nos da algunas pautas para la liberación. La primera de ellas es que las mujeres adultas deben tener un trabajo independiente, o sea, una independencia económica. Más fragmentos de una de sus novelas:

" Porque el hombre es trascendencia, jamás podrá imaginar un paraíso. El paraíso es el reposo, la trascendencia negada, un estado de cosas ya dado, sin posible superación. Pero en ese caso ¿qué haremos?, Para que el aire sea respirable tendrá que dejar paso a las acciones, a los deseos, que a su vez tenemos que superar: tendrá que dejar de ser paraíso. La belleza de la tierra prometida es que ella prometía nuevas promesas. Los paraísos inmóviles no pueden prometer más que un eterno aburrimiento”.