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Ese es el Curro que me gusta, el académico ;) Es cierto, la planificación es esencial a la hora de escribir. Yo misma utilizo tu técnica. Y siempre llevo un pequeño cuaderno donde tomo notas. Notas que, en la mayor parte de los casos, no llegan a ninguna parte, pero nunca sabremos de que frase va a surgir un buen trabajo. Y no pensemos, en “ya me acordaré”. Porque si no lo apuntas, NO te acordarás.
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No te acordarás, no. En otro momento quizás hablemos más del tema de la planificación porque cada escritor tiene su método, y muchos escritores importantes han hablado sin tapujos de sus fórmulas.
Pero conviene aquí centrarse en eso de las tres primeras líneas. Creo que lo habíamos comentado con los consejos de Hemingway. El inicio, las primeras frases, las primeras palabras deben ser claves. Debemos atraer la atención del lector, sobre todo en cuentos cortos y no digamos ya en microrrelatos. Planifiquemos bien lo que queremos contar y pongamos toda nuestra pericia en el comienzo de nuestro cuento.
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Muy bien, me lo apunto en mi nueva libreta. ¿La libreta tiene que ser de alguna marca concreta? ¿Márgenes o sin márgenes? ¿Renglones o en blanco? :p
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¡Atención, atención! ¡Tenemos un cachondo en la sala!
Hay muchos escritores que dedican más tiempo a la planificación que a la fase final de escribir. Eso va un poco a gusto de cada uno. Los hay que necesitan tenerlo todo clarísimo a la hora de redactar la versión final, y otros que gustan más de cierta improvisación y que el acto de escribir se vaya retroalimentando.
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Me gusta eso de la retroalimentación. Muchos escritores lo utilizan. Y bueno, probablemente, sea inevitable. Es la propia historia que va creciendo la que genera nuevas ideas. No obstante, eso es más bien para desarrollo largos tipo novela y no tanto para pequeños cuentos o microrrelatos.
Yo sigo defendiendo la planificación. Pero es cierto que una cosa es decirlo y otra hacerlo. Planificar exige mucha paciencia. Al llegar a la conclusión de que tenemos una buena idea nos lanzamos veloces a escribir, simplemente porque nos apetece hacerlo. Pero, en ocasiones, es la mejor manera de destrozar una buena idea.
Paladea una buena idea, dale vueltas, organízala, desarróllala, y luego, sí, escribe.
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Buenooo… Sita Vero, perdóneme usted. A ver, sin duda, la planificación debe ser una fase importante, pero como dice Curro hay veces que apetece escribir. Supongo que esos primeros escritos pueden hacer las veces de borradores para la versión final. Aunque ya os digo, yo, principiante de los principiantes en el arte de microrrelatar, puedo decir que mi primer borrador es ya la versión final :cool:
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Has tocado un tema trascendental Manolo: el borrador. Esos borradores son parte de la planificación, parte de la primera fase del proceso de gestación literaria. Si aspiramos a realizar trabajos serios buscando la calidad, se hace necesario, aunque no imprescindible, el manejo de los borradores.
Todo depende del tiempo que queramos o podamos dedicarle. No siempre es necesario hacer un borrador. El propio proceso creativo nos lo irá marcando. Si en nuestra cabeza tenemos diáfana la historia y su desarrollo, escribámosla. Sin embargo, muchas veces eso no ocurre y el uso de borradores es la mejor manera de desmenuzar nuestra historia para lograr ir avanzando.
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Ya que estáis hablando de borradores, mirad lo que dijo el Sr. Raymond Carver:
Raymond Carver describe lo que sucede cuando escribe un relato
Escribo rápidamente el primer borrador, como dije. En general, manuscrito. Simplemente lleno las páginas tan rápidamente como puedo. En algunos casos, uso una especie de taquigrafía personal, notas de lo que haré más tarde, cuando vuelva al relato. A veces tengo que dejar algunas escenas inconclusas, incluso no escritas; son ésas las escenas que requieren más tarde un meticuloso cuidado, pero dejo algunas escenas para la segunda o tercera revisión, porque hacerlas bien me llevaría demasiado tiempo en el primer borrador. Ahí se trata de conseguir un bosquejo, el sostén del relato. Después, en las revisiones siguientes me ocupo del resto. Cuando termino la versión manuscrita, mecanografío una segunda versión y de ahí parto. Siempre me parece diferente, mejor, por supuesto, si está mecanografiada. Cuando estoy escribiendo a máquina la primera versión, empiezo a reescribir y a agregar y quitar un poco. El verdadero trabajo viene después, cuando ya he hecho tres o cuatro versiones. Lo mismo ocurre con los poemas, aunque los poemas pueden tener cuarenta o cincuenta versiones. Donald Hall me dijo que a veces escribe cien versiones de sus poemas. ¿Se imagina eso?
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Buff, lo dejo. ¡Hala, hasta luego! :p
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No te asustes Manolo. Estamos hablando de uno de los mejores relatistas de la historia literaria contemporánea. El era un profesional. La mayor parte de nosotros, solo somos aficionados. No tenemos tiempo para hacer cien versiones de un poema. Que también hay que trabajar y demás.