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Ya está… ya se le fue la olla a Curro. Si es que es tocar cualquier tema político y se nos pierde. A ver, Curro, normalmente una persona “comprometida” es aquella que está al lado de las causas justas, normalmente de tipo social. Y entre las causas justas de tipo social no se encuentra la venta de uranio, ni siquiera el uranio empobrecido. Y mucho menos la venta de de cd´s de Junco… ¡¡¡Junco!!! :D
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Sí, Manolo, sí… Pero, ¿quién decide qué causas son justas o no? Puede que el tráfico de material radioactivo no sea muy justo, vale. Pero me cuesta discernir causas justas hoy en día, teniendo en cuenta que en la mayor parte de la ocasiones tenemos colectivos enfrentados que defienden causas que son justísimas… para sí mismos.
Creo que todos somos personas comprometidas, incluso comprometidas con causas justas. La diferencia está en cuál es nuestro concepto de justicia… o mejor decir, Justicia.
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Fútbol, ahora política, si es que no se os puede sacar de casa… :) Os distraéis con cualquier casa.
Desde el punto de vista literario lo que Chejov nos viene a decir es que nuestros textos no deben ser sermones. Que no debemos intentar instruir a la gente si queremos hacer buena literatura. Eso no quiere decir que nuestros textos no puedan tener un mensaje político o social, pero este debe aparecer tan solo sugerido, primando ante todo el sentido narrativo y la caracterización de los personajes.
Al menos yo lo veo así. Como tú te preguntabas, Curro, lograr esa sutileza no es tan sencillo, pero sí que es fácil distinguir aquella obra que es un puro panfleto de la que solo nos transmite un mensaje o una visión acerca de una realidad política o social.
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Así es Vero, creo que lo has explicado bien. Yo voy a tratar de pone un ejemplo, de esos míos tan malos…
A ver, si queremos escribir un texto sobre la realidad económica de nuestro país, por ejemplo, la tarea no es nada fácil. Lo más sencillo será caer en la demagogia, la estrechez de miras, el tópico y el panfleto… Tal como lo pinto es mejor no escribir sobre ello ¿no? Pues no, no es así. Si tenemos una necesidad de expresar nuestra visión, hagámoslo. Pero que sean nuestros personajes quienes, través de los hechos y de los sucesos que vivan que expresen la realidad que vivimos.
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Sí, tal como lo pones, no es nada sencillo, no. Con demagógico y tópico te refieres a series de televisión como “Con el culo al aire”? :cool: Bueno, no seré yo quien me ponga a hablar aquí de la calidad de nuestras series de producción propia…
Pero muy bien, yo quiero escribir un relato sobre la realidad económica y del empleo en España, dejo que los personajes hablen, pero ¿no seguirá resultando igualmente un tópico?
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No tiene porqué. Un autor debe ser los suficientemente hábil para saber alejarse de la realidad que quiere describir para hacerlo adecuadamente. Se trata de que su posicionamiento ante un hecho social sea lo suficientemente objetivo para que el resultado de su texto tenga profundidad.
Un relato o una novela no deben servirnos para dar nuestra opinión, sino para mostrar al lector una visión de una realidad o un hecho. Esta visión debe ser compleja y lo más objetiva posible para que llegue a distintos lectores. Debe ser lector el que saque conclusiones a través de los sucesos de la obra, no nosotros por él a priori.
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Sigo viéndolo complicado, Curro. El escritor no deja de ser también una persona con sus creencias y posicionamientos. Por lo tanto, es normal que pueda verterlos en sus textos sin por ello perder calidad. ¿O sí? No sé, quizás un exceso de apasionamiento en la literatura política condena al fracaso la misma. Eso sí que puede ser verdad.
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Vamos a ver, Manolo. Si un escritor tiene unas ideas sobre un tema y quiere mostrarlas al mundo abiertamente, que escriba una columna en un diario o un ensayo político. Si lo que quiere es partir de esas ideas para generar un texto literario de calidad, se requiere como digo cierto nivel de objetividad al que muchos escritores no quieren ni pueden llegar.
La literatura política es un género complejo, y de calidad muy desigual.
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Estoy bastante de acuerdo con Curro, pero quizás estás dibujando un ideal en la literatura comprometida :) difícilmente accesible. Al final, lo normal es que acabemos teniendo panfletos de mayor o menor calidad.
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Para mi “El Proceso” de Kafka puede ser una novela de contenido político o social. Es un ejemplo de buena literatura en ese aspecto. Se trata de una obra compleja, sí, pero en la que el personaje vive una serie de situaciones con cierto trasfondo político y social que permite la reflexión. Esto es a lo que me refiero. Y tampoco consiste en ser muy críptico y escribir para que no se entienda… sino intentar mostrar, describir, más que difundir o instruir… :confused: