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Consejos de Anton Chejov
Otros famosos consejos para escribir bien son los que nos dejó el ruso Antón Chejov. El escritor ruso fue un gran maestro del relato corto y con algunos de estos consejos podremos intentar dominar mejor el arte de este género literario.
1. Uno no termina con la nariz rota por escribir mal; al contrario, escribimos porque nos hemos roto la nariz y no tenemos ningún lugar al que ir.
2. Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo.
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Chejov fue uno de los grandes escritores del XIX. Sus cuentos fueron inspiradores para muchos de los literatos del siglo XX, especialmente de los adscritos a la corriente más realista. Creo que esta lista ya la había leído en alguna parte, pero es una buena oportunidad para comentarla, y una vez más, entre todos intentar dar con las claves de la buena literatura.
En el consejo 1º Chejov describe el lugar del que parten la mayor parte de ideas literarias: el sufrimiento. O sin ser tan dramático, los problemas de nuestra vida diaria. Por eso dice “que no terminamos con la nariz rota al escribir”. Al contrario, una vez que escribimos quizás nos sintamos más aliviados.
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Sí, Curro. Supongo que por ahí van los tiros. “Cuando no tenemos ningún lugar al que acudir”, podemos utilizar esa inspiración que nos surge de nuestra aflicción y convertirla en arte, en este caso, en literatura. Saber sacar partido de todos los sucesos de nuestra vida para transformarlos en buenas ideas literarias, es, como ya hemos comentado en otras ocasiones, uno de los puntos de partida más importantes de la actividad literaria.
“Escribimos porque nos hemos roto la nariz”, o dicho de otro modo, escribimos porque alguien nos ha roto el corazón, porque hemos pasado un mal momento con un familiar, o, sencillamente, porque nos sentimos mal.
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Hace unos días vi en una revista de teatro que se representaba “Tio Vania” de Chejov. No he leído nada de este hombre, pero según tengo entendido fue un gran escritor de cuentos y obras de teatro de tipo costumbrista. Quizás con estos consejos se nos facilite más ese primer y difícil momento que es lanzarse a escribir. Supongo que su estilo realista no está ya muy de moda, pero nunca está de más leer lo que los clásicos opinan sobre el arte de escribir. Me apuntaré sus consejos al lado de los de Horacio Quiroga o Hemingway.
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¿Qué podemos decir sobre su segunda reflexión? Parece una contradicción ¿verdad? Estar alegre y escribir relatos sombríos… No sé qué opináis vosotros, pero considero que este tema depende un poco de cada uno. En lo que a mí respecta, creo que me costaría un poco escribir algo muy alegre si mi época es triste. Más bien haría todo lo contraria. Tratar de trasladar mi estado de ánimo al papel a través de una historia que sirviese un poco como expresión de ese estado. Bueno, no lo sé. Como digo depende de cada uno.
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Entiendo bastante bien a lo que se refiere Chejov. Pero también comprendo lo que dices. Es algo de lo que yo creo que ya hemos hablado. Un buen escritor debe saber separar su estado de ánimo de lo que va a escribir. ¿Se contradice esto con lo que dice en su primer consejo? Aparentemente, pero no es así.
A ver si me explico, que ya sabéis, que a veces me cuesta… :o Partir de un determinado estado de ánimo es bueno, porque nos crea el caldo de cultivo adecuado para la expresión artística. Es decir, el hecho de que sintamos algo concreto facilita la expresión y el momento creativo. Pero una vez, que sentimos la necesidad de escribir, hay que controlar el torrente de emociones para crear algo eficaz.
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Sí, Curro, te repites. Esto ya lo has dicho, aunque supongo que no está de más recordarlo. Creo que fue con el decálogo de Quiroga cuando señalabas que había que dejar que la emoción muriese antes de escribir sobre ella. Supongo que un gran escritor como Chejov, tenía toda esta problemática superada y lo que intenta decir es que utiliza la literatura, también, para huir de su propia vida. Al menos, yo lo entiendo así. El hecho de que esté triste no lo impide escribir cosas agradables. Todo lo contrario, sus relatos alegres le hacen huir de su tristeza. Y viceversa.
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Muy bien Manolo. Se te nos subes a las barbas ¿eh? Tienes razón, una de las maneras de verlo es esa que has comentado. Un buen escritor debe ser independiente de sus emociones y ser capaz de escribir relatos de cualquier corte al margen de lo que le ocurra en su vida personal. Es como sucede en cualquier ámbito de nuestra vida.
Pondré un ejemplo. Si nos deja la novia y estamos muy tristes, pero estamos enfrascados en la confección de un relato de comedia, debemos ser lo suficientemente “profesionales” para que ese mal momento no afecte al tono de nuestra obra, si no, habremos fracasado.
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Me llama la atención también lo que comenta de que siempre que se sienta a escribir “está de buen humor”. Supongo que es el sueño de cualquier escritor. Tomarse su labor como una especie de bendición, saber que ponerse a escribir es uno de los buenos momentos del día. Estoy seguro que para muchos no lo es. Sobre todo para aquellos que están empezando, el hecho de enfrentarse a la página en blanco no debe ser del todo agradable, sin embargo para los escritores con más experiencia, que tienen más facilidad para plasmar sus ideas, todo se afronta con buen humor.
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Bueno, eso depende de cómo sea nuestro carácter. Hay gente más tendente al pesimismo para los que escribir es un proceso complejo. Incluso un proceso en el que se puede llegar a sufrir con un objetivo, eso sí, siempre positivo: crear algo. Yo no creo que todos los escritores profesionales estén siempre de buen humor. A lo mejor Chejov sí, pero otros que debe escribir cada día para sacar adelante sus obras, pueden tener días peores en los que no todo sea fiesta y alegría. Ocurre en cualquier trabajo, y en la literatura no tiene porque ser distinto.
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Otro par de puntos de los consejos de Chejov, creo que muy interesantes:
3. Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco y no comprendo.
4. No pulir, no limar demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento.
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“Díos mío, permita que me convierta en un superventas más pronto que tarde”. Esa es mi plegaria :D
Chejov, con la suya, esta ironizando, creo yo, sobre lo que seguro que hacían muchos de sus escritores contemporáneos y lo que hacen muchos actuales. Escribir sobre lo que no saben. Sobre todo ocurre en el ámbito periodístico. Pero también en la literatura. En parte es comprensible. El proceso de documentación previo para la realización de una novela, por ejemplo, es muy laborioso y no muchos escritores están dispuestos a hacerlo, simplemente por una cuestión de tiempo. ¿Merece la pena estar varios meses documentando una historia para luego vender 32 ejemplares? Seguramente, no. Muchos de los escritores más famosos cuentan con colaboradores que les ayudan con esta tarea, pero la mayor parte, no.
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Así es Manolo. Lo que comentas de ese “proceso de documentación” es muy cierto. No obstante, Chejov también se refiere a que dónde más eficaces seremos es hablando y juzgando aquello que conocemos. Por eso es importante contar con una buena experiencia en nuestra vida para poder volcarla en nuestra literatura. Creo que también lo había comentado :o, pero estar encerrado en nosotros mismos puede ser perjudicial cara a tener buenas ideas y bases para escribir. Dicho esto, si hay un tema en el que tenemos experiencia, por ejemplo, si somos uno expertos en las apuestas de carreras de galgos, utilicemos ese conocimiento para crear una historia ambientada en las apuestas :p
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Chejov consideraba que para ambientar una historia, tanto a nivel de escenario como de personajes, era necesario un buen conocimiento de ese medio. De hecho, el fue un gran escritor naturalista que describió la sociedad zarista de finales del siglo XIX en su país. Su experiencia en esos ambientes fue clave para dar forma a sus relatos y obras de teatro. Se podría decir que era un gran observador de la condición humana. Esto es lo que nos pide con su consejo, que observemos lo que hay a nuestro alrededor lo plasmemos en el papel. Hoy en día, nos encontramos en una sociedad en perpetuo cambio, y si somos sutiles oyentes y observadores las ideas para nuestra literatura llegaran solas.
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Esto me recuerda a la anécdota del actor Gary Oldman para preparar su papel en Drácula. Se cuenta que durmió una temporadita en un ataúd para meterse en la piel del vampiro. Obviamente es exagerado, pero parece que el Sr. Chejov se está refiriendo al hecho de ser permeable a nuestro alrededor para buscar esa inspiración.
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Muy bien Manolo. “Permeable”, esa es la palabra. Pero quizás insistamos demasiado en la parte positiva de lo que Chejov nos cuenta. Tampoco está de más recordar a lo que el ser refiere directamente: no escribir de lo que no sabemos. Si queremos desarrollar una historia ambientada en la guerra de independencia española del XIX y no sabemos mucho de historia, lo más probable es que fracasemos. Por ello, sobre todo, para escritores noveles, lo mejor es empezar por aquello que no conocemos, y que “Dios evite que juzguemos y hablemos de lo que no comprendemos”.
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Eso, eso, que para hablar de lo que no tenemos ni idea ya están las barras de los bares… :cool: Cuando escribamos contemos historias que nos son cercanas, y si no, pasamos unos meses en un ataúd y listo… :D
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En el cuarto consejo, Chejov acude a otros de los puntos clave del buen hacer literario. Al menos desde su punto de vista, y del mío también… Ser excesivamente puntilloso en el acabado de nuestro relato puede ser perjudicial. Una obra literaria no es un fórmula uno, en el que hasta el último detalle tiene que estar perfectamente testado. La literatura es un arte, y como tal, no obedece a leyes constantes. Si ponemos demasiado énfasis en “pulir” en exceso el conjunto se puede dar el caso de que el resultado final no sea fresco y nuestros lectores lo encuentren artificioso.
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Bueno, esto no es un tema sencillo y tiene diferentes puntos de vista. Fijaos en que Chejov dice que hay que ser desmañado. A buen seguro que otros escritores no estarán muy de acuerdo. Y yo, tengo mis dudas. Eso de “no pulir demasiado”, puede ser contraproducente. Un escritor que no domine todavía su estilo y sea demasiado “desmañado” corre el riesgo de que sus obras resulten ineficaces o pequen de un exceso de indefinición. Quizás en el caso del ruso, ya dominador de su arte, no haya que exigir ese exceso de cuidado en el estilo, pero para los noveles, la dejadez puede ser negativa.
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Bueno Vero, no creo que Chejov hable de “dejadez”. De todas maneras entiendo a lo que refieres. Si un escritor que empieza no pone toda su atención en los detalles de su obra puede tener como consecuencia que sus obras no sean todo lo buenas que deberían ser. Pero creo que tu interpretación del consejo de Chejov no es el adecuado.
Vamos a ver. Con no “pulir demasiado” se refiere a que hay que reconocer el momento en que la obra está terminada. Si nos pasamos mucho tiempo retocando, al final nuestro relato, novela o lo que sea, acabará acusándolo negativamente. La literatura también es instintiva, y si nuestro instinto nos exige termina, terminemos.
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Sí, es posible que este tema ya los hayamos tocado. Encontrar el momento justo para dar por terminado un texto no es fácil. Es cierto, que el instinto puede tener su importancia, pero también la experiencia. En fin, depende de cada uno. Ahí van otro par de consejos de Chejov:
5. Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto.
6. Es extraño: ahora tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante breve.
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¿Así que lo has visto todo? Pero… ¿Todo, todo? :D Bueno, no sé muy bien a lo que se refiere pero yo voy a dar mi opinión. Chejov, creo yo, habla de no describir simplemente lo que ha visto, sino tratar de traspasar esas imágenes e ir a su esencia. O algo… ¿Voy bien Curro?
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¿Y a mí no me preguntas? ¿Es Curro tu guía espiritual? :p Bueno, yo creo que no vas mal. Chejov era un escritor realista, famosas son sus escenas costumbristas, pero tenía la capacidad de penetrar en el sentimiento humano, y por supuesto no era solo un mero descriptor. Así que, sí puede ser que se refiera a esa esencia de la que tú hablas.
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Bueno, los tiros pueden ir por ahí. Ese “cómo lo he visto”, también puede querer decir más cosas. Quizás aluda a una participación intelectual y moral del escritor. Es decir, a implicarse un poco en lo que ve. Por eso, es “cómo él lo ha visto”, que no tiene porque ser igual de cómo lo has visto otro.
No sé, a lo mejor me estoy liando, como suele ser habitual. Por otro lado, Chejov también se refiere a interpretar lo que ha visto, no solo decir lo que pasa, como dice Manolo, sino ir más allá y contarnos lo que sucede y por qué sucede.
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Creo que unimos lo que hemos comentado todos acerca de este consejo se asemeja bastante pero dicho con diferentes palabras :o Así, que no creo que todos estemos equivocados. ¿Y en lo que dice en el 6º consejo? Curioso, ¿verdad? El fue un gran especialista en relato corto. Pero casi parece como si estuviese demandando ya microrrelatos o relatos hiperbreves.
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Nunca se sabe cuál va a ser la tendencia seguida con por un escritor o por un artista. Muchos tienden a medida que avanzan a depurar cada vez su obra, reduciéndola o llevándola a su mínima expresión. En el caso de la literatura muchos escritores tienden a reducir así sus textos, depurándolos como digo. Pero existe la tendencia contraria, de ganar complejidad a medida que se avanza. En este caso, sí que Chejov parece sentirse a gusto con los textos breves llegando incluso a decir “que nada le parece lo bastante breve”. Pero como él mismo dice, se trata de una manera, de un gusto. Ha llegado ese punto porque es lo que le interesa.
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Ahora mismo, siento un poco de ignorancia, porque aunque conozco parte de la trascendencia que tuvo Chejov no he leído nada de su obra, y si lo hubiese hecho tal vez entendería mejor porqué se refiere a ese gusto por la brevedad. En mi caso, aun no he llegado a ese estado. Creo que determinados textos o historias requieren de una mayor extensión, y otras si se prestan a esa brevedad. Todo depende que diría el otro.
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Os dejo otro par de consejos que a buen seguro darán que hablar, ya veréis… :)
7. Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá por su cuenta los elementos subjetivos que faltan al cuento.
8. Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.
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¡Cómo nos conoces! Para mí, ambos consejos son muy interesantes. Pero empecemos por el 7º. En este caso, se refiere a un concepto que, la verdad, no sé si ya hemos comentado. Son tantas cosas ya :D Como digo, se refiere al concepto que yo llamo lector creativo. SE trata de que el lector participe activamente en el descubrimiento de la esencia de la narración, y no solo en su esencia, también en los diferentes elementos que la compone.
Un buen texto no tiene porqué tener todo perfectamente claro ni masticado para que el lector comprenda inmediatamente todo el alcance de la historia. Debe ser el también el que participe en ella, extrayendo aquello que más le interese, poniéndolo en común con su propio conocimiento.
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¡Qué bien se explica usted, amigo Curro! :P Es un lujo tenerle por aquí. No, en serio. Creo que, más o menos entiendo lo que dices. Es lógico que un texto no esté completamente masticado cómo tú dices. El otro día leía una entrevista a un director de cine que se refería a que en la literatura lo más importante es aquello que no se dice. Y, precisamente utilizaba la palabra “masticado” para referirse a que son las partes que faltan en una historia, esas que el propio escritor deja en el aire las claves para que el lector disfrute de una narración.
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Pues ese director habla exactamente de lo mismo que yo :cool: Y de lo mismo que Chejov. Fijaos en que se refiere a los elementos subjetivos. Vamos a ver si explicamos eso. Aunque supongo que no lo lograré. En una narración se dan ciertos hechos objetivos. Por ejemplo, alguien muere. Se narra la muerte de un personaje y eso es un hecho sin más. Sin embargo, es posible que las razones de esa muerte, los condicionantes que han llevado a que esa se dé, no estén explicados objetivamente. Es ahí donde debe entrar el lector a completar la historia con los elementos subjetivos.
En su día hablamos de “El tragaluz” de Buero Vallejo. En esa obra se narran una serie de hechos objetivos sobre una familia que viven en la época de posguerra en España. El lector de aquella obra debe ser el que en base a su conocimiento extraiga conclusiones de aquellos hechos y los interprete.
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Buen ejemplo ese de “El tragaluz”. Puede que nos sirva para explicar ese tema de los elementos subjetivos de una obra. En ocasiones, un lector no demasiado avezado puede acusar a una obra de que “no cuenta nada”. Se expone una historia y ese lector no acaba de dar con el mensaje, con aquello que falta. Ahí entra debe entrar ese lector del que habla Chejov. Él confía plenamente. Y quizás sea demasiado benévolo con el lector. Pero es normal que lo haga, ya que si creemos que nuestros lectores no van a entender nada entonces no escribirían nada.
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Parece un poco como si algunas obras debiesen llevar una especie de “manual de usuario” en el que se exponga lo que quiere decir cada escena. Obviamente eso no puede ser así, ya que se perdería el hecho artístico ¿no?
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Yo diría más Manolo, no solo se pierde la esencia de la literatura, sino que además yo creo que un escritor no tiene todas las claves de lo que ha escrito. Una de las bellezas de la literatura o de cualquier arte es que el receptor podrá interpretar y sacar las conclusiones que más se adapte a su propio conocimiento. Yo creo que muchas veces, en una obra no solo hay un mensaje correcto, sino que es el receptor el que debe indagar añadiendo esos elementos subjetivos para llegar a disfrutar plenamente de la obra.
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Sí, pero puede suceder otra cosa y seguramente lo habréis leído alguna vez en entrevistas o declaraciones de algunos escritores. Dice que “si piensan eso, entonces no han entendido nada”. Y se refieren sin duda a interpretaciones de una obra que no se adaptan a lo que el mismo escritor había previsto. Esto puede resultar muy frustrante, pero es inherente al arte, ¿no? La libertad del lector, en este caso, para modelar una obra en relación a su propia personalidad y conocimientos.
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Es verdad que eso sucede en muchas ocasiones. Pero también lo contrario. Se pregunta a un escritor qué ha querido decir con tal o cuál obra y se limitan a responder que “eso debe preguntárselo usted al lector. Personalmente, yo me quedo con esta segunda versión. Quizás no hemos desviado un poco de lo que Chejov quería decir con su consejo. O no. Pero para resumir, decir que en una obra literaria, existen diferentes elementos ocultos que deben ser extraídos por el lector. Esa es la magia de la literatura. La literatura puede ser pedagógica, pero es muchas cosas más, y no solo debe enseñar y guiar, también debe inspirar y poner a trabajar nuestro cerebro y nuestra experiencia.
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¿Y sobre el 8º consejo? ¿Qué me decís de Sócrates y la cocinera? Personalmente yo no estoy muy de acuerdo con lo que Chejov dice. Tal vez el hecho de utilizar dos términos femeninos influya. Pero vamos, me resulta un poco extraño.
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Yo tampoco lo veo claro Vero. Además teniendo en cuenta la virulencia de algunas feministas no es plan de ponerse aquí a defender ese tipo de frases, no quiero sufrir un brutal ataque :o
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Bueno, a riesgo de sufrirlo yo, voy a tratar de explicar un poco lo que yo pienso de ese consejo. Quizás el hecho de que se refiera a dos profesiones “teóricamente” vinculadas a la mujer, nos haga interpretar mal el asunto. Y es lógico. Creo que Chejov viene a decir que es más fácil escribir sobre un personaje real y de tanto atractivo y profundidad como un filósofo griego que de un personaje sencillo como una cocinera. Pero ojo, se refiere a que es “fácil” no que no se deba ni se pueda hacer. De hecho Chejov, utilizaba ese tipo de personajes en sus obras. Muchos eran sencillos personajes mundanos sin carácter heroico. Por eso, no es fácil escribir sobre ellos. Sacar partido de un personaje sencillo es más complicado, pero si se logra hacer, a la larga puede resultar más eficaz y atractivo para un lector.
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Mmmm… Puede que tengas razón. Chejov no dice que no haya que escribir de señoritas o cocineras, solo que es más difícil. No obstante, sigo sin estar de acuerdo. Un personaje cercano puede ser mucho más fácil de describir y de tratar, incluso de sacarle un buen partido literario que un grandioso personaje histórico. No sé, quizás la literatura también ha cambiado mucho desde Chejov.