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No difundir ni instruir, no sé no lo veo del todo claro… También existe buena literatura didáctica, o al menos, aquella que busca enseñarnos algo sobre la vida. Pero bueno…
Y en cuanto a lo de ‘objetividad absoluta’ ¿cómo lo veis? Yo no del todo claro ya os digo.
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Bueno, yo partiría de la base de que la objetividad absoluta es imposible, tal como yo la entiendo. Ahora bien, se debe intentar no caer en excesivos subjetivismos a la hora de plantear una obra literaria. Es decir, los personajes deben actuar de un modo que solo responda a sus propias características, a su propia personalidad. Si los personajes son igual a nosotros acabaremos perjudicando la obra.
Este es un tema complicado y que da para mucho. En algunos casos se suele decir que todos los personajes de un autor, tienen algo del mismo. Vale, hasta ahí sí, y es normal. Pero debemos saber salirnos de nosotros mismos a la hora de crear personajes. Estos deben tener su propia personalidad, si no habremos fracasado.
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Vale, entonces, si todos nuestros personajes tienen características bien definidas y sus actos responden a ellas y no lo que haría el autor entonces nos acercamos a la objetividad ¿no?
En ese sentido parece más sencillo de lo que yo creía. Eso sí, no sé si es a lo que se está refiriendo el amigo Chejov.
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Bueno Manolo, eso es lo que yo pienso. Lo que trataba de decir Chejov con la objetividad absoluta, puede interpretarse de otras maneras. Quizás pueda querer decir que nunca debemos posicionarnos como narrador ante la realidad narrada ni tampoco ante el mundo. Es decir, que solo debemos plantear cuestiones y no juzgar, porque si no caeríamos en juicios subjetivos, lo que se relaciona un poco con la primera parte de ese consejo.
Pero en fin, ser objetivo supone mostrar acontecimientos y personajes libres, que no respondan únicamente a nuestra visión de la vida
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Estoy bastante de acuerdo con Curro. De esa manera las obras tendrán una mayor capacidad de recepción el público que si solo mostramos nuestras ideas a través de personajes que utilizamos como máscaras de nosotros mismos.
En cierta manera esta visión de Chejov choca un poco con el tradicional ‘ombliguismo’ de los autores actuales, o de algunos de ellos que se creen portadores de la verdad absoluta y nos la muestran en sus obras como si del Santo Grial se tratara.
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Mira que teníamos tranquilo a Curro, y vas tú y le azuzas… ;) Creo que estamos todos de acuerdo en eso que tú comentas. Está claro que muchos autores actuales piensan demasiado en sí mismos y poco en su alrededor. La calidad artística ha dejado de ser un objetivo y ha pasado a ser un accidente con el que se tropieza en algunas ocasiones.
No creo que exista la palabra ‘ombliguismo’, pero está muy bien traída.
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Apoyo la teoría del ‘obliguismo’, pero con un pero, valga la redundancia. Un escritor que domine su arte, si puede volver la vista hacia sí mismo, al menos en cierta manera, pero nunca perdiendo de vista el mundo. Pero si que la concentración en los propios recursos pueden ser la base del arte de una autor.
Ahora bien, el problema surge cuando muchos autores noveles, actúan como clásicos cuando aun son niños de teta, con perdón… Pero no estamos desviando como suele ser habitual…
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El siguiente punto de ese consejo, va en la misma línea que el anterior. Cuando Chejov habla de ‘veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas’ está en relación a lo que ya avanzaba sagazmente Curro…
Los personajes deben ser veraces o verosímiles. ¿Y qué significa eso? Desde mi punto de vista, al menos, se refiere a que cada personaje actúe de acuerdo a la personalidad que el autor ha dibujado para él. Es decir, que en cada momento su manera de hablar, y de proceder esté en consonancia con su carácter. Esto no quiere decir que no puedan ser contradictorios, ya que las personas lo somos, sino que sean respetuosos con su personalidad.
Esto se logra con una buena observación de la realidad.
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Gracias por lo de sagaz :) Lo has explicado muy bien, Vero, como yo ya venía apuntando. Y en lo último tienes razón. Un escritor debe ser un gran observador de situaciones y tipos humanos, solo así logrará plasmar esa veracidad de la que habla Chejov.
El otro día viendo la película ‘Las nieves del Kilimanjaro’ el protagonista, un escritor interpretado por Gregory Peck, le comentaba a su novia, la espléndida Ava Gardner, que un escritor debe ver la vida con sus propios ojos para crear buenas obras. No puede quedarse quieto esperando delante de la máquina de escribir.
Más o menos es eso. No hace ir hasta África, pero sí al menos, abrir los ojos cuando vamos por la calle…
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Me apunto el viaje al Kilimanjaro para ampliar horizontes artísticos. Tal vez allí encuentre la guinda de mi best seller… Pero estoy de acuerdo no basta con ver, hay que mirar…