La crítica al posmodernismo y la posmodernidad, por quienes estaban en contra de sus bases y expresiones, nos e hizo esperar. Así fue que diversos autores plantearon bases en cuanto a las carencias y desviaciones del posmodernismo. Tal es el caso de Jürgen Habermas, quien dijo que “Los posmodernistas son jóvenes conservadores que recuperan la experiencia básica de la modernidad estética; reclaman como suyas las confesiones de algo que es subjetivo, liberado de las obligaciones del trabajo y la utilidad y con esta experiencia dan un paso fuera del mundo moderno”.
Algo similar planteó Jean-Francis Lyotard, quien hizo una aguda crítica a los metarrelatos, catalogándolos de “idealistas, iluministas, el cristiano, el marxista y el liberal, incapaces de conducir a la liberación”.
Andrea Huyssen sostiene: “La cultura posmoderna debería ser captada en sus logros y sus pérdidas, en sus promesas y perversiones e intenta defender con sus obras (Dialecta Escondida, Guía de la Posmodernidad...) que si las vanguardias intentaron cambiar el mundo, más lo hizo la tecnología, la industria cultural. El surgimiento de la cultura posmoderna se debió a las nuevas tecnologías que se apoyan en el lenguaje: los medios de comunicación y la cultura de la imagen”.
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