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Oscar Wilde, luego de graduarse en el Magdalen College, volvió a Dublín donde conoció a su amor Florence Balcombe. Ella, no sentía lo mismo por el ya que inicio una relación con un joven llamado Bram Stroker, con el que se casó en 1878. Al darse cuenta de esta unión, Wilde congojado, anuncia su decisión de abandonar Irlanda de forma permanente. En ese lapso, regreso a ese país por cuestiones laborales pero obviamente no tomo contacto con la mujer en discordia.
Otro de sus poemas dice así:
“Y las poderosas naciones me habrían coronado,
a mí que no tengo nombre ni corona;
y un alba oriental me hallaría postrado
al umbral de la Casa de la Fama.
Me habría sentado en el círculo de mármol donde
el más viejo bardo es como el más joven,
y la flauta siempre produce su miel, y cuerdas
de lira están siempre prestas”.
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Desde 1878 y durante seis años Oscar Wilde tuvo una vida sedentaria viviendo en Londres, París y en los Estados Unidos, todos lugares donde residió por cuestiones laborales. En Londres conoció a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, un consejero de la reina inglesa. Su relación comenzó en las visitas de Constance a Dublín momento donde ambos coincidieron, ocasión que Wilde utilizó para pedirle matrimonio. Ambos se casaron el 29 de mayo de 1884 en Paddington, Londres. Algunos de sus versos son:
“Hubiera Keats sacado sus rizos himeneos
del vino con adormidera,
habría besado mi frente con boca de ambrosía,
tomado la mano del noble amor en la mía.
Y en primavera, cuando flor de manzano
acaricia un pecho bruñido de paloma,
dos jóvenes amantes yaciendo en la huerta
habrían leído nuestra historia de amor.
Habrían leído la leyenda de mi pasión, conocido
el amargo secreto de mi corazón,
habrían besado igual que nosotros, sin estar
destinados por siempre a separarse”.
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El dote que adquiría Constance, la esposa de Oscar Wilde, era de 250 libras y le permitieron a el matrimonio que viviera en un lujo realmente sin precedentes. Formaron una familia en la que la conformaban ellos dos, más dos hijos, Cyril, que nació en junio de 1885, y Vyvyan, de noviembre de 1886. Otro de sus poemas dice así:
“Con cada pasión a la deriva hasta que mi alma
sea un laúd en cuyas cuerdas todos los vientos tañen.
¿Para esto renuncié
a mi sabiduría antigua ya mi austero control?
Mi vida es un palimpsesto
garabateado en alguna vacación de muchacho
con canciones ociosas para flauta y rondó
que solamente ocultan el secreto del todo.
Por cierto que hubo un tiempo cuando osé pisar
las alturas soleadas y de las disonancias de la vida
logré claros acordes para llegar al oído de Dios.
¿Está muerto ese tiempo? Mirad, con mi pequeña vara
apenas toqué la miel del romance,
¿y debo yo perder la herencia de un alma?”.
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Su matrimonio duro hasta que Oscar Wilde protagonizó el escándalo con su amante y el padre, en lo que recayó en el proceso y posterior encarcelamiento del intelectual. Fue tal la vergüenza que sentía Constance que de hecho cambió su apellido y de sus hijos ya que no quería tener rastros de su padre, para poder continuar con una vida normal y desligarse todo tipo de escándalo mediático y público.
Otro de sus poemas se llama Impresión de viajero y dice:
“Era un mar de zafiro y el cielo
ardía en el aire como ópalo candente;
izamos nuestra vela; soplaba bien el viento
hacia tierras azules situadas en el Este.
Desde mi proa alta divisé a Zakynthos:
cada bosque de olivos, cada cala,
las escarpas de Ithaca, el blanco pico de Lycaon,
y flores esparcidas en colinas de Arcadia.
El batir de la vela contra el mástil,
el rumor de las olas contra el casco,
rumor de risas jóvenes en la popa,
todo lo que se oía, al comenzar a arder el Oeste.
Y un rojo sol cabalgó por los mares.
Pisaba, al fin, el suelo griego”.
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Un dato llamativo es que Constance nunca se divorció de Oscar Wilde legalmente, hecho curioso si los hay. Otro punto importante que hubo en su vida fue que a Oscar lo obligaron a ceder la tenencia de sus hijos a su madre. Su poema Impresiones dice así:
“El mar está marcado con unas bandas grises,
el quieto viento muerto desentona
y como hoja marchita es llevada
la luna por la bahía tormentosa.
Grabado claramente sobre pálida arena
está el bote negro: un joven marinero
sube a bordo en gozo distraído
con el rostro sonriente y mano reluciente.
Y arriba los zarapitos claman
y por el pasto oscuro meseteño
van segadores mozos de cuellos brunos,
cual si fueran siluetas contra el cielo”.
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Oscar Wilde nutrió su carrera y obras con conocimiento de escritores como John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia real del arte en la vida diaria. Oscar hizo una reflexión sobre este punto, en su obra “ El retrato de Dorian Gray”, donde planteaba que “ Todo arte es más bien útil” , frase recordada y patentada en inglés “All art is quite useless”. Sin ir mas lejos esta frase resalta el apoyo de Wilde al principal mandamiento del movimiento estético: “Arte, por el Arte”. más versos de Oscar Wilde son:
“Libre de la injusticia del mundo y su dolor,
descansa al fin bajo el velo azul de Dios:
arrebatado a la vida cuando vida y amor eran nuevos,
el mártir más joven yace aquí,
justo cual Sebastián y tan temprano muerto.
Ningún ciprés ensombrece su tumba, ni tejo funeral,
sino amables violetas con el rocío llorando
sobre sus huesos tejen cadena de perenne floración.
¡Oh, altivo corazón que destruyó el dolor!
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Oscar Wilde, cuyo nombre completo era Fingal O'Flahertie Wills Wilde, fue un excelso escritor y poeta nacido en Dublin en el año 1854 y muerto en la ciudad de París en el año 1900. Wilde es considerado uno de los más grandes poetas, narradores y dramaturgos de habla inglesa y sigue siendo actualmente uno de los escritores de lengua anglosajona más traducido a otros idiomas, sobre todo al español. Uno de los fragmentos de “Conversación con Frank Harris” dice:
—¿Ha comprendido usted bien qué cosa tan admirable es la piedad? Por mi parte, doy gracias a Dios todas las noches —sí, de rodillas doy gracias a Dios— por habérmela hecho conocer. Yo entré a la prisión con un corazón de piedra y pensando tan sólo en mi placer; pero, ahora mi corazón se ha roto... y la piedad ha entrado en él. Ya sé que la cosa más grande y más hermosa del mundo es la piedad. Y he aquí por qué no puedo guardar rencor a quienes me condenaron, ni a nadie; pues sin ellos yo no habría conocido todo esto”.
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Oscar Wilde desarrolló la mayor parte de su obra durante la era de la reina Victoria, en el Reino Unido durante el siglo XIX y se convirtió en una verdadera celebridad de su tiempo ya que contrastaba con otros autores de su época por su ingenio y su astucia. Una de las cosas por la cual se lo recuerda actualmente son sus epigramas, sus obras teatrales, su presidio y su muerte temprana. Sus padres fueron también personas relacionadas con el arte y la literatura, lo que llevó al joven a inclinarse por las letras desde muy pequeño. Más de su recordada obra “EL retrato de Dorian Grey”:
“La Academia es demasiado grande y vulgar. Siempre que he ido allí, o había tanta gente que me impedía ver los cuadros, lo que es terrible, o había tantos cuadros que me impedían ver a la gente, lo que es peor aún.
Sólo hay una cosa en este mundo peor que el que hablen de uno, y es que no lo hagan”.
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Oscar Wilde fue influenciado por sus padres para que se interesase por las letras. También lo enviaron a aprender francés y alemán desde muy pequeño y de adolescente viajó a Oxford en donde estudió sobre los clásicos de la literatura universal. Durante su época de estudiante se destacó entre sus compañeros por sus conocimientos sobre el tema, como también acerca de sus saberes sobre filosofía y esteticismo. Más fragmentos de El retrato e Dorian Grey, una de sus más recordadas novelas:
“Es mejor no ser distinto a tus semejantes. Los feos y los estúpidos tienen la mejor parte en este mundo. Pueden sentarse tranquilamente y contemplar la representación con la boca abierta. Si nada saben de victorias, al menos se libran de conocer la derrota. Viven como deberíamos hacerlo todos: en paz, indiferentes y sin ninguna inquietud. Ni causan la ruina de otros, ni la reciben de manos ajenas”.
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Otra de las áreas sobre las que se interiorizó oscar Wilde fue el catolicismo, de hecho, se convirtió a esa religión poco antes de morir. Tuvo una vida muy convulsionada y agitada en materia de salidas y reuniones nocturnas y culturales, sobre todo, cuandos e mudó a la ciudad de Londres e hizo amistad con intelectuales y personalidades destacadas del círculo literario de la época. Más de su famosa novela El retrato de Dorian Grey:
“La belleza, la verdadera belleza, acaba allí donde empieza una expresión intelectual.
He aprendido a amar los secretos. Parecen ser lo único capaz de prestarle cierto misterio o fantasía a la vida moderna. Lo más banal resulta delicioso con sólo esconderlo.
El único atractivo del matrimonio es que convierte una vida de engaños en algo indispensable para ambas partes.
La naturalidad no es más que una pose, y la más irritante de las que conozco.
Puedo creer cualquier cosa siempre que resulte absolutamente increíble”.