Tuvo varios hijos fuera del matrimonio, a los que no les faltaron el dinero ni los lujos, por lo que el escritor se ocupó siempre de que no pasaran necesidades materiales. También mantenía a sus amantes y vivió lleno de deudas debido a sus derroches.
Defendía el amor y los sentimientos puros, y decía: “Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad”.
También hizo reflexiones acerca de la fe, de Dios y de las acciones humanas y escribió respecto a ello : “Resulta bastante raro que, en un momento dado, se encuentre, bajo la mano de Dios, un gran hombre para ejecutar una gran acción, y por eso, cuando se produce por casualidad esta combinación providencial, la Historia registra en el mismo instante el nombre de ese hombre elegido, y lo recomienda a la posteridad”.
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