Tema: Frases de Pablo Neruda

Las palabras de Pablo Neruda dejan huellas en el alma, son como tajos en la tierra que no se borran con el agua ni con las tormentas. Tengo más de los versos de este gran poeta chileno para compartir en el foro, se trata, en este caso, del poema número 13 que se llama He ido marcando y dice así:

“He ido marcando con cruces de fuego el atlas blanco de tu cuerpo. Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose en ti, detrás de ti, temerosa y sedienta”.

“Historias que contarte a la orilla del crepúsculo. Muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste. Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre, el tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal”.

“Yo que viví en un puerto desde donde te amaba. La soledad cruzada de sueño y de silencio. Acorralado entre el mar y la tristeza, callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles”.

Parece una ironía del destino que el libro 20 poemas de amor y una canción desesperada, obra por la cual el chileno Pablo Neruda saltó a la fama como poeta y escritor, sea uno de los libros del que él, años más tarde de su aparición, haya renegado. De hecho, siempre sostuvo en distintas entrevistas, que estaba dedicado a alguien que no formaba más parte de su vida, por lo cual prefería olvidarlo. Pero no pudo lograrlo, porque con este libro muchos nos hemos emocionado, llorado y amado y seguramente muchos más lo seguirán haciendo. Este poema sigue de la siguiente manera:

“Entre los labios y la hoz algo se va muriendo. Algo con alas, de pájaro, algo de angustia y de olvido”

“Así como las redes no retienen el agua, muñeca mía, apenas quedan gotas temblando. Sin embargo, algo canta entre estas palabras: oasis. Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca”.

Seguiré subiendo, de acuerdo a que el tiempo y el ritmo de trabajo me lo permitan, varios de los versos del libro 20 poemas de amor y una canción desesperada. Reescribirlos me provoca una emoción especial, y seguramente que a los lectores también les puede provocar lo mismo, ya que lo que genera la poesía de Pablo Neruda es realmente indescriptible e intenso. He aquí más de sus versos:

“¡Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría! Cantar, arder, huir como un campanario de las manos de un loco”.

“Triste ternura mía, ¿qué te haces de repente? Cuando has llegado al vértice más atrevido y frío. Mi corazón se cierra como una flor nocturna”.

“Juegas todos los días con la luz de mi universo. Sutil, visitadora, llegas en la flor y en el agua. Eres más que esta blanca cabecita que aprieto como un racimo entre mis manos cada día”.

El poema número 14 del libro de Pablo Neruda, 20 poemas de amor y una canción desesperada comienza de la siguiente manera:

“Juegas todos los días con la luz de mi universo. Sutil, visitadora, llegas en la flor y en el agua. Eres más que esta blanca cabecita que aprieto como un racimo entre mis manos cada día”.

“A nadie te apareces desde que yo te amo. Déjame quererte entre guirnaldas amarillas. ¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? Ah…déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías”.

“De pronto el viento aúlla y golpeó mi ventana cerrada. El cielo es una red cuajada de peces sombríos. Aquí vienen a dar todos los vientos, todos. Te desviste la lluvia, pasan huyendo los pájaros, el viento, el viento…”.

“Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres. Tu estás aquí, ah…tú no huyes. Tú me responder hasta el último grito. Ovíllate a mi lado, como si tuvieras miedo”.

Luego de que Pablo Neruda superara una primera etapa en la escribía versos e amor bajo la luz de la luna y a orillas del mar, pasó a otra etapa de mucho más compromiso con su entorno y padeció por años la persecución en su mismo país, y por ello decidió dejar Chile y marcharse al exterior. Lo hizo junto a su primera esposa, con quien incluso, vivió de incógnito en Italia.

Galope muerto es el título del primer poema de uno de los libros más intensos de Neruda: Residencia en la tierra. Este poema dice así:

“Como cenizas, como mares poblándose, en la sumergida lentitud en lo informe o como se oyen desde el alto de los caminos. Cruzar las campanadas en cruz teniendo ese sonido ya aparte del metal, confuso, pensando, haciéndose polvo. El mismo molino de las formas demasiado lejos o recordadas o no vistas”.

Otros de los versos de Pablo Neruda, que corresponden al primer capítulo de su libro Residencia en la tierra dicen:

“Y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra se pudren en el tiempo infinitamente verdes”.

“Aquello todo tan rápido, tan viviente. Inmóvil, sin embargo como la polea loca en sí misma. Esas ruedas de los motores, en fin…”.

“Existiendo como las puntadas secas de la costura del árbol, callado, por alrededor, de tal modo, mezclando todos los limbos sus colas ¿Es qué, de donde, por dónde, en qué orilla? El rodeo constante, incierto tan mudo, como las lilas alrededor del convento, como la llegada de la muerte a la lengua del buey”.

Realmente sorprendente y mágica es su poesía…¿No es asombrosa esta frase?: “Existiendo como las puntadas secas de la costura del árbol” o “como la llegada de la muerte a la lengua del buey”. Nunca me canso ni me cansaré de leer y releer sus libros.

Pablo Neruda escribió en Confieso que he vivido, aquellos momentos más importantes de su vida. Dijo en las páginas preliminares del libro:

“Estas memorias o recuerdos son intermitentes y a ratos olvidadizos porque así precisamente es la vida. La intermitencia del sueño nos permite sostener los días de trabajo. Muchos de mis recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como un cristal irremediablemente herido”.

“Yo había sido un épico inventor de revistas que pronto las dejé o me dejaron. En 1925 fundé una tal Caballo de Bastos. Era el tiempo en que escribíamos sin puntuación y descubríamos Dublín a través de las calles de Joyce”.

“La lluvia caía en hilos como largas agujas de vidrio que se rompían en los techos , o llegaban en olas transparentes contra las ventanas, y cada casa era una nave que difícilmente llegaba a puerto en aquel océano de invierno”.

Otras frases del gran poeta chileno, sacadas de su libro Confieso que he vivido, son:

“Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta”.

“Merece su nombre rojo recordarlo en sus direcciones esenciales con sus terribles dolores del corazón, su incertidumbre incandescente, su descenso a los espirales del infierno, su subida a los castillos de la fama, sus atributos de poeta grande, desde entonces y para siempre e imprescindible”.

“Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros. De cuanto he dejado escrito en estas páginas se desprenderán siempre —como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas—las hojas amarillas que van a morir y las uvas que revivirán en el vino sagrado”.

“La poesía es siempre un acto de paz. El poeta nace de la paz como el pan nace de la harina”.