Uno de los viajes que hizo Pablo Neruda por el mundo, y el que según él mismo confesó, fue el país que más lo deslumbró, fue la antigua Unión soviética. Allí descubrió un mundo ideal en el que el proyecto político socialista era posible. Dijo acerca de ese viaje:
“Amé a primera vista la tierra soviética y comprendí que de ella salía no sólo una lección moral para todos los rincones de la existencia humana, una equiparación de las posibilidades y un avance creciente en el hacer y el repartir, sino que también interpreté que desde aquel continente estepario, con tanta pureza natural, iba a producirse un gran vuelo”.
“Un rayo cayó muy cerca de nosotros, calcinando a un hombre y al árbol que lo cobijaba”.
“Los árboles de los parques, blancos de nieve, se han escarchado. Nada puede compararse a estos pétalos cristalizados de los parques en el invierno de Moscú”.
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