Pablo Neruda fue, sin dudas, el poeta más leído y brillante del siglo XX. Todas sus obras han quedado ilustradas en el alma y la memoria de los lectores de habla hispana.
Su libro 20 poemas de amor y una canción desesperada tiene versos realmente hermosos como éstos:
“En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas”.
Otros de sus versos memorables son lo que pertenecen al poema número 3:
“Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas”.
Y las miro lejanas mis palabras.
El poeta chileno Pablo Neruda Fue sin dudas un eximio artesano de las palabras y sus obras han quedado inmortalizadas como las más bellas y completas de su tiempo.
Pero el gran poeta nacido en chile no sólo le habló y le cantó estrictamente al amor, como en el caso e 20 poemas de amor y una canción desesperada, sino que también compuso versos que hilaban muy fino e indagaban en la vida misma y la existencia del hombre. Tal es el caso de otro magnífico libro que es Residencia en la tierra y que cuenta con versos como éste:
“Siempre,
productos manufacturados, medias, zapatos,
o simplemente aire infinito,
habrá entre mis pies y la tierra (…)”.
Dentro del libro Residencia en la tierra se encuentra un poema que me gusta mucho, realmente, ya que indaga en elinterior y la concepción del hombre sobre la vida, como es el que tiene por título Trabajo frío y culmina de esta manera:
“Como una planta perpetua, aumenta
su delgado y pálido hilo,
mojado de gotas que caen
sin sonido, en la soledad”.
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