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Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer, sevillano de pura cepa y un ícono de la poesía romántica del siglo XIX heredó de sus padres su pasión por el arte. Su padre fue un reconocido artista plástico, aunque tanto su padre como su madre murieron cuando el era un niño y desde entonces su vida fue muy dura y carente de las figuras familiares más importantes.
Fue educado por el hermano de su padre, quien también se dedicaba a la pintura y además contó con una educación especial en cuanto a la literatura, incorporando los signos de los autores, escultores y poetas más notables de su época.
Ya siendo un adulto, debió pasar pesares económicos hasta que logró establecerse con un empleo de redactor en un diario de Madrid. Durante el mismo tiempo se dedico a escribir por dinero letras para obras de teatro y también para zarzuelas.
Sus célebres “Rimas” fueron escritas al poco tiempo de casarse, y están dirigidas a su esposa de la que Bécquer estaba profundamente enamorado.
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Aprovecharé este humilde recordatorio que hice en el post anterior sobre el sevillano Gustavo Adolfo Bécquer y compartiré algunas de sus rimas, las que fueron reproducidas y publicadas por su círculo de amigos luego de su muerte.
“Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tú y yo”.
Además de poeta, Bécquer fue un excelente narrador, aunque nadie puede negar que ha trascendido en la historia de la literatura por sus memorable “Rimas”, alguns de las cuales decían:
“Porque al darte la pureza
de que es símbolo celeste,
como a ella te hizo Dios
de oro y nieve”.
Es innegable que debió haber estado, tal como dice la historia, muy enamorado de su musa inspiradora, quien fue su esposa, ya que le escribió poemas como éste:
“Cuando sobre el pecho inclinas
la melancólica frente,
una azucena tronchada
me pareces”.
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Gustavo Adolfo Becker también publicó un libro de relatos y leyendas, el cual salió por primera vez en la emisión gráfica “EL contemporáneo”. Este libro de prosa se llamó El Miserere.
La obra en prosa de Gustavo Adolfo trascendió la mera literatura ya que diversos directores y artistas la adaptaron para otras intervenciones. Una de ella fue a comienzo de la década del 70, en el siglo XX, de la mano de Carlos Jiménez, un realizador de historietas que hizo una tira ambientada en el medioevo en la noche en que Jesús es crucificado.
En esta historieta aparece un personaje llamado Romero, como también los frailes de la abadía de Fitero (donde se desarrolla gran parte de la obra) y pastores, entre otros. Ha sido muy leída y apreciada por lectores de varias generaciones, ya que hasta el día de hoy se analiza y estudia en diversos ámbitos culturales y académicos.
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El nombre que da titulo a la obra de Becker ambientada en el medioevo es por “Miserere”, palabra con la que también se nombra al salmo número cincuenta del rey David, en la Biblia.
Además, este salmo se canta en latín y está hecho para dos voces, sin música. Es loable destacar esto que les comento, ya que el hecho de que se cante en algunas iglesias y de esta forma, hace que sea uno de los máximos exponentes de la música y el canto del romanticismo.
Actualmente esta obra se canta nada menos que en la Capilla Sixtina el miércoles anterior al jueves santo y en la mañana del viernes santo.
Algunos fragmentos de esta obra maravillosa son:
"En tu presencia he pecado.
Con el perdón que me otorgues
se callarán los malvados.
Atiende, que soy muy débil
y en pecado concebido.
El mal lo traigo heredado;
soy un pobre desvalido”.