Esta enfermedad que asola a la ciudad en donde reina el príncipe excéntrico lo obliga a que tome la decisión de encerrase en su imponente castillo y no salir de él, para así no mantener contacto con pospeligros de la peste.
Hasta que una noche, acostumbrado a los placeres que le proporcionan los lujos y de sus fiestas, decide organizar una pomposa fiesta de máscaras en la sala principal del palacio. El castillo del príncipe tiene siete lujosas habitaciones que están pintadas de distintos colores, menos una de ellas, que es de color negro y tiene vitrales inmensos de color rojo.
Pero no todo es felicidad durante este baile, ya que los invitados van muriendo apestados por la infame peste roja. Mientras suceden las muertes, los invitados se pasean por el castillo sin entrar a la habitación negra, en la que hay un reloj de fin madera que cada vez que da la hora emite un sonido sepulcral y horripilante que hace que todos se estremezcan.
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