Muy buena pinta, sí señor. Soy una gran aficionada las obras de "cocina literaria" en la que los escritores nos enseñan sus ingredientes y los mejores métodos para conjugarlos. Umberto Eco marcó a toda una generación de lectores con "El nombre de la rosa", novela que puede ser criticable en algunos aspectos, pero que fue capaz de devolvernos a la magia de las abadías, y maravillarnos con toda la estética medieval. El propio Umberto cuenta, según creo recordar, que la gestación de la obra fue accidental y que no preparó nada, ya que se basó en una tesis propia sobre estética en La Edad Media. Aunque nunca se sabe, los grandes cocineros literarios siempre nos dan algunos de sus trucos, pero no todos, no vaya a ser que alguien sea capaz de preparar platos de superior calidad...
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