Tema: Frases y Greguerías de Ramón Gómez de la Serna

En el año 1946 en Argentina triunfa ampliamente en las elecciones presidenciales el general Juan Domingo Perón. Es en ese tiempo, exiliado de su país natal, en el que Ramón Gomez de la Serna se dedica a escribir su autobiografía a la que llamó Automoribundia. Recorre las calles nocturnas ed Buenos IAre intentando evocar sus noches de tertulias en Madrid pero enferma e diabetes y su salud empeora cada día más.

Comparto otras greguerías del escritor español:

Del otro lado de la luna cae el pañuelo negro de un dolor de muelas.

Las almejas de párpados entreabiertos nos miran como los ojos entornados del mar.

Cuando se lee que ha naufragado uno de esos barcos que llaman laúdes parece que ha naufragado un trovador.

El sueño es una lotería de imágenes.

Cuando el doctor se quita el gabán es cuando penetra más en el secreto de la enfermedad.

Las máquinas registradoras nos hacen la instantánea del precio.

En el año 1947 Buenos Aires es curador de una Exposición de Arte Español. Un año después aparece publicada su autobiografía en un libro de cincuenta y uno capítulos. Esa publicación tiene gran repercusión en España. Eso hace que el escritor Ramón Gomez de la Serna empiece a sentir mucha nostalgia por su país y escribe una obra melancólica a la que llamó Las tres gracias.

Más de sus greguerías:

Las espigas son los camarones de la tierra de campos.

Con las agujas perdidas se zurcen los silencios.

Las angulas se hacen recortando flecos de mantones de Manila.

Las piernas de muestra de las tiendas de medias nos están haciendo buscar por todos lados la mujer de las piernas de carne plateada.

El hombre desciende de la hormiga.

El corsé es el mapa femenino.

Esos ¡ay! suspirosos que lanzan las actrices los han aprendido sufriendo zapatos que les venían chicos.

La novela melancólica que escribe Ramón Lopez de la Serna y que se llamó Las tres gracias es muy singular ya que el protagonista es la ciudad de Madrid junto a tres muchachas. El escritor, empero, piensa en volver a España pero no lo hace y a cambio realiza conferencias en Uruguay y otros países limítrofes de Argentina. Otras greguerías son:

La H es la escalera del alfabeto.

El corazón aprieta con su mano crispada las cartas de adiós.

Detrás de la badana del sombrero se esconden los pensamientos recalcitrantes.

He oído a un judío exclamar ingenuamente: «¡Gracias a Dios que los judíos no son negros!»

A las notas de violín les gusta meterse y acostarse en los pianos de cola.

La perdición de Eva se debió a su coquetería, a que se hizo un elegante boa con la serpiente y un día oyó las insinuaciones del boa.

Un día, estando viviendo en Buenois Aires, Ramón Gomez de la Serna se entera a través de un diario español que reabrirá el café Pombo y se volverán a hacer las tertulias a cargo de José Sainz y Díaz, lo que al escritor fundador de esos encuentros no le gustó en absoluto, sobre todo porque esas reuniones tendrían más fines políticos que literarios. Es por ello que decide viajar a Madrid y se toma el primer navío que lo llevará a su tierra después del exilio. Más greguerías:

La medicina emplea el truco de los calcetineros cuando dice que el corazón tiene el tamaño del puño cerrado.

Es triste que el interior de los baúles esté tapizado de pasillo.

Cuando hay dos guitarras juntas siempre se desafían.

Las que hacen pitillos a su esposo convierten el comedor en fábrica de municiones.

Cerramos a veces la mano como guardando una mariposa hija de nuestro pensamiento.

Apenas pisa las calles de Madrid es acosado y saludado por numerosos adeptos y amigos y les anuncia que ha viajado para revivir las tertulias, lo que hace durante tres noches. Más tarde, realizó nuevamente sus conferencias y presentaciones de libros durante un mes. Además, el Ayuntamiento de Madrid le rinde honores y le pone una placa a un edificio. Más greguerías de Ramón Gomez de la Serna:

La colmena es un motor de abejas.

Cuando la mamá da dinero al niño debe hacerlo con cuidado para no convertirle en pequeño mendigo de limosnas.

Las perlas falsas son hijas de las almejas.

Los niños comprenderían mejor la espiral si se les dijese que es como el tirabuzón de una niña.

La muerte es dormir sin nariz.

Las anclas son anzuelos para pescar puertos.

La cuerda de la persiana levantada es como cuerda de horca preparada para ahorcar las horas de sol.

Entre los actos a los que asiste Ramóin Gomez de la Serna se encuentra cara a cara con el dictador Francisco Franco. Luego de un tiempo decide volver a Buenos Aires, aunque no con muchos ánimos. Cuando vuelve a la Argentina Ramón vive un periodo de trabajo solitario encerrado en su torreón bonaerense. Desde allí se entera de noticias que lo entristecerán aún más, una es que el Premio Nacional de Literatura de España al que se presentaba con Las tres gracias, concede el premio al uruguayo Antonio Larreta, y Azorín, que era su amigo y miembro del jurado, se muestra pasivo e inmóvil.

Otras greguerías:

Cuando se corta un árbol queda preparado el tajo para ejecutar a quien lo cortó.

¿Por qué todos los violines son de S S?

El secreto de los místicos es que escribían con pluma de ave y el cielo les dejaba caer la pluma de la inspiración.

Desde Buenos Aires Ramón Gomez de la Serna también se entera que en España han clausurado el Café Pombo. Ya a partir del año 1953, estando en Buenos Aires, el escritor publica doce libros miles de artículos periodísticos. En el diario de Madrid con el que colaboraba hay un cambio de editorial y le piden que no envíe más greguerías a lo que el autor se niega.
Más de sus famosas greguerías:

Los grooms con botines parecen que han estudiado en Oxford.

Aquellos viejos que usaban patillas en los mofletes parecían tener flemones de nubes.

El rábano tiene pelos en la nariz.

El libro encuadernado es un libro con guantes.

Hay muchas gentes que llevan candados en las sienes.

Cuando un mono anda a otro en el cuello parece que le está haciendo la corbata.

Los caballeros con gola llevaban la cabeza servida en un frutero.

La inyección es la picadura del insecto sin alas.

Cerca de finales del los años 50 la cadena ABC le pide una serie de greguerías. Además, Ramón Gomez de la Serna escribe guiones para la TV de Argebntina lo que lo vuelve famoso. En ese tiempo las invitaciones para que regrese a Madrid se repiten pero su salud empeora cada vez más. Enferma de cáncer y le enregan el premio Juan March.
Otras de las greguerías dicen:

El dedo con dedal presume de guerrero.

Lo más bonito de cuando corren las fuentes es ver cómo los surtidores se desafían a sable.

Dejar el reloj en la relojera es como dormir con el doctor al lado.

Cuando el cura lleva paraguas parece que lleva de la mano a un pequeño seminarista.

A las tijeras les faltan alas para ser los pájaros que quisieran ser. ¡Gaviotas de los despachos!

Durante el domingo los bancos del jardín se llenan como barcos salvavidas.

Hay unos rorros que parecen haber nacido con gorrito.

Cuando el anfitrión reparte los puros después de la comida es como si diese los premios a que se han hecho acreedores los que se han portado bien en la mesa.