Roberto Arlt fue un escritor argentino que nació en el año 1900. Fue novelista, dramaturgo y periodista, de mucha trascendencia para la narrativa latinoamericana.
Cuestionaba a la sociedad y al capitalismo al que catalogaba de opresor de las clases trabajadoras. Algunas de sus frases fueron:
“Trabajando para conseguir el dinero o el poder o la gloria no se aperciben que se va acercando la muerte”.
“¿Qué será de mí? En ese instante, sobre el alma, el cuerpo me pesaba como un traje demasiado grande y mojado”.
“¿Qué significa el esfuerzo en la gran llanura, comparado con la lucha en la mar traidora o en la montaña empinadísima?”.
“Te prevengo que tengo el corazón duro, pero hay momentos en que me dejaría hacer pedazos por el primer desgraciado que se me cruza al paso”.
“Se percibe la frialdad de los huesos de los antiguos muertos. Parece que en este paraje en ruinas se hubiera detenido la respiración del mundo”.
Roberto Arlt siempre criticaba a los más poderosos, como también exponía sin ningún tipo de problemas sus pensamientos, ya fuera en contra de los gobernantes de turno, como de quienes no compartían sus mismas ideas. Algunas otras de sus frases fueron:
“Estoy colmado de imprecisos deseos, de una vaguedad que es como neblina, y adentrándose en todo mi ser, lo torna casi aéreo, impersonal y alado”.
“El vidrio del ojo de buey estaba roto, y por allí se colaban ráfagas de viento que hacían bailar la lengua amarilla de una candela sujeta en una palmatoria al muro”.
“¡Ah, es menester saber las miserias de esta vida puerca, comer el hígado que en la carnicería se pide para el gato, y acostarse temprano para no gastar el petróleo de la lámpara!”.
“El hombre siente que su cuerpo se confunde en el cansancio con las sábanas; y, de pronto, el cacareo de un gallo lo hace respingar furiosamente. Otro gallo contesta a la distancia”.
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