Creo que a esos niños que protagonizan el filme La cita blanca les mostraron “conceptos desvirtuados”: la represión, los castigos y el maltrato a que eran sometidos por parte de los adultos, hicieron que la risa se transformara en ira, el placer en pecado, entre otras cosas, y que se formaran una idea transversalmente opuesta.
El discurso platónico es un poco más interesante para la relectura del film. Platón sostenía que “el conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real en contraste con lo que es sólo apariencia”. Concepto consolidado a partir de Sócrates y reelaborado por sus discípulos hasta alcanzar una fuerza casi indisoluble en la frase: “oudeis ekón hamaránei” (nadie peca voluntariamente). Esta idea, sólida a partir del pensamiento socratiano, modificada y reelaborada por sus sucesores, trata de decir que toda falta que atenta contra la moral, como en el caso de esto niños alemanes que torturaban, agredían o amedrentaban, viene del intelecto (puro conocimiento) y reside en un error del entendimiento.
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