Rodolfo Walsh. La literatura y la política en la Argentina
Si hablamos de literatura y política tenemos que hablar de uno de los mejores escritores “combativos” de la república argentina. El periodista y escritor Rodolfo Walsh. Su nombre se encuentra en todas las bibliotecas de los jóvenes y grandes argentinos que miraron los comienzos de la dictadura a través de la pluma de Walsh, quién escribió, precisamente, la historia argentina con la única arma que tenía a su alcance, la escritura, en un mundo signado por un vínculo fundamental: la relación que existe entre literatura y política.
Cuando escuchamos o leemos hablar de la relación que existe entre ficción y política no podemos no traer a escena la sangre de El matadero o la ficción calculada en Amalia, dos libros, dos hitos históricos que promulgaron, si se quiere, la historia, la literatura y la política en la Argentina del siglo XIX . Parafraseando a Viñas, si la violencia en Echeverría y en Mármol se producía desde los de abajo hacia el cuerpo y la vivienda de los señores, en 1977 se ejecuta desde el Poder en dirección a un escritor crítico
Esta escenificación del Matadero y de Amalia nos sirve para ubicar a Walsh dentro de esta teorización, ya que el escritor de Operación masacre, de ¿Quién mató a Rosendo? , de Los oficios terrestres y de tantos otros, es quien funda su literatura en el decir, en el luchar contra los discursos y las voces ajenas que se introducían con toda violencia en el cuerpo de los muertos que hablan. Si bien la distancia entre siglos y dictaduras es distinta que en el siglo XIX se puede encontrar una relación entre la forma de ficcionalizar la política teniendo como trasfondo a la historia argentina.
La primera vinculación de Walsh con los hechos históricos y políticos es cuando le cuentan los asesinatos de José León Suárez. A casi seis meses del hecho, alguien le dice hay un muerto que habla. Allí, en ese preciso momento, cambia la relación, su relación, entre la literatura y la política. Un fusilado que vive le cuenta lo sucedido en León Suárez.
A continuación analizaré uno de los cuentos de Walsh que se encuentra dentro de su libro “Los oficios terrestes” para ver bien como trabaja, el escritor, está relación entre literatura y política. El cuento que nos proponemos analizar, entonces, es “Esa mujer”, cuento que cuando uno lo lee se sumerge a las esferas de una historia, de una verdad, de un secuestro, de una muerte.
Es decir el relato, “esa mujer”, es una escena real, un misterio, algo que moviliza a Walsh a escribir “Hay que escribirlo, publicarlo ”, hay que contarlo y por lo tanto hay que decirlo.
“Esa mujer” no es otra que Eva Perón, el cuerpo, su secuestro, su historia, su misterio es lo que despierta en Walsh esas ganas de escribir la verdad. ¿Quién se la llevo? ¿Dónde está? Son algunas de las preguntas que Walsh le hace al coronel sin respuestas concretas.
En el relato, en una primera leída, lo que primero salta a la vista es una conversación, un ida y vuelta de palabras entrecortadas, ocultas, misteriosas que no hacen más que producir en nosotros, sus lectores, esa expectativa que nunca cesa ni cesará.
Hay un coronel y un escritor, no hay nombres propios, ellos son reemplazados por funciones sociales. A “esa mujer” tampoco se la nombra con un nombre propio pero todos sabemos quién es, todos sabemos de que están hablando porque detrás de todo esto hay una historia, una verdad, un ocultamiento, un crimen, una desaparición y si bien a Eva no se la nombra no para de aparecer en el discurso y en la esfera del tiempo y el espacio que se genera tensamente en el relato.
El centro del relato es el cadáver de evita, un centro de tensión, un choque de fuerzas. Ese duelo crea una tensión que es el centro de su verdad. Es decir, hay una tensión dialógica en donde toda la fuerza está en lo que se calla. Por lo tanto para Walsh, para el relato, es más importante todo lo que se elide que lo que se dice.
El fondo de la historia, el hecho histórico, se deja decir en palabras que pueden por su fuerza tensionada decir, señalar y representar mucho más, a diferencia de la novela que no hace más que representar.
Es resumen, pude observar, a lo largo del cuento, el vínculo que ese coronel mantiene con el cadáver. Este vínculo es tan especialísimo en términos históricos que necesita para contarse de una forma. Pero de una forma como una ficción y basada de manera directa en el testimonio. Y aquí es donde se encuentran los fundamentos en la literatura de Walsh. Así que foristas si no han leído aún a Rodolfo Walsh se los recomiendo.