Otras de las experiencias que contó Osvaldo Soriano acerca de los primeros tiempos en la redacción de su primer empleo fue:
“Yo les recomiendo siempre a los periodistas que usen ese método, sé de varios que consiguieron trabajo así. Porque en algún momento va a hacer falta algo. En una redacción es inevitable que a las doce de la noche un jefe esté buscando a alguien para ir al lugar más infernal. Una noche, nadie quería ir a Berisso. Tomás Eloy Martínez, que era uno de los jefes de redacción, se paseaba tratando de tentar a alguien con los viáticos. De pronto me miró y me dijo: “¿Usted, en qué sección está?”. Y yo pensé: “Ya está, ya estoy. Ya estoy en una sección”. El jefe de Ciencia y Técnica, Félix Samoilovich, uno de los pocos piadosos, dijo: “Es mío”. “¿No me lo prestás?”, le pidió Martínez. Yo no sabía bien cómo era la cosa. Me miró y agregó: “¿Usted no iría -en condiciones muy especiales, naturalmente- hasta Berisso?”. Era una nota complementaria para un gran despliegue sobre la ciudad de La Plata y sus alrededores. Me pusieron remise, según el estilo de la casa. Pasé alrededor de diez días en Berisso, de modo que traje todo lo que se podía saber sobre el lugar. Eso me dio cierto crédito”.
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