¿Cómo escribir la solapa de un libro?
Siempre a la hora de escribir nuestra “Autobiografía” para presentar en las solapas de un libro, en un concurso o en la publicación de un libro, pecamos de “vergonzosos” y no sabemos cómo redactar una buena y entretenida solapa autobiográfica.
A continuación me gustaría darles una idea. David Viñas, escritor, crítico, historiador argentino, dio como opción una forma de escribir la autobiografía de una manera genial y única. Tal vez, si no sabes cómo escribir tu solapa puedes seguir el ejemplo del maestro David Viñas.
“Podría ser tradicional y escribir: ‘Me llamo Viñas, David Viñas, nací cuando el crack de Wall Street y la caída de Yrigoyen’. Podría enternecerme con mi pasado: ‘Publiqué varios libros –escribiría – Cayó sobre su rostro, Los años despiadados, Un dios cotidiano, Los dueños de la tierra, Dar la cara’. También podría… En realidad podría hacer muchas cosas, pero prefiero usar mis solapas en otra cosa: primero, para decir por qué escribo (por humillación y para salir de eso). Alguna vez dije que escribía por venganza; pero para salir de la humillación una literatura de venganza no puede ser arbitraria ni abstracta. Mi humillación está condicionada por vivir en un país ambiguamente humillado: la Argentina no es una colonia; es algo más equívoco: una semicolonia. Así mi humillación es compleja y la tensión por arrancármela se carga con una ambigüedad mayor. En segundo término, cómo escribo: asumiendo esa situación de sometido, de esclavo (peor, esclavo a medias en tanto puedo actuar con cierta autonomía y creerme que no lo soy). Y sabiendo que es una faena de todos los días, mezcla de paciencia e impaciencia que exige élan y encarnizamiento y no se parece en nada (o casi nada) a las revoluciones burguesas espectaculares, bruscas y triunfantes. No. Escribir aquí es como preparar una revolución de humillados: opaca, empecinada, casi dura y casi cotidiana. Como vivo en un país semicolonial soy un semihombre y un casi escritor que escribe una literatura a medias. O lo que es lo mismo ¿para quiénes escribo? Por ahora para los que tienen mi mismo sabor de boca. Es decir, ni especulo sobre un posible público populista ni me interesan los bienpensantes. Más claro aún, pretendo escribir para los cuadros. Y lo correlativo, ¿para qué escribo? Muy simple. Para que esos posibles lectores que se me parecen contribuyan al movimiento que los arranque y me arranque de la humillación, para superar ese nivel de casi país que padecemos y para que nuestra literatura sea algo completo. Y para que yo, usted y los hombres de aquí dejemos de ser casi hombres para serlo en totalidad”.