-
Pues verás lo que comenta en su siguiente punto, un navajazo veronista a los críticos “reflexivos”.
“¿Por qué la crítica académica denuesta y se burla de la crítica fugaz de periódicos y revistas? Principalmente, debido a celos por la cercanía de la crítica periodística con los lectores. Porque ¿quién lee a los críticos académicos? Ellos dicen que no les importa si nadie los lee, porque escriben y publican para un público mínimo, especializado. Así, la crítica académica se sabe incapaz de acercarse a los lectores. Y solitaria, ve apolillarse sus textos con la única satisfacción de haber sido rigurosa”.
Sin duda, Ricardo demuestra su conocimiento del medio. Los críticos académicos, como los investigadores de otras materias, viven un poco aislados en su torre de marfil y “se burlan” de las hormiguitas que pasean bajo su ventana. Pero no nos olvidemos de la ley de Murphy sobre los investigadores: “un investigador es aquel que lee dos libros que no ha leído nadie para publicar un tercero que nadie leerá”. :D
-
“Y solitaria, ve apolillarse sus textos con la única satisfacción de haber sido rigurosa”… Gran frase. Quizás ahí esté la esencia negativa de la crítica académica. Un trabajo muy laborioso que al que muy poca gente accederá. Supongo que eso debe dejar un pequeño poso de insatisfacción. Pero es inevitable. El fin de la investigación, al margen de Murphy, es explorar un determinado tema con el fin de ofrecer unas posibles conclusiones. Creo que es necesaria, y también en literatura. Tiene sus defectos, pero es necesaria. Ricardo pide creatividad, intuición. Bueno, es como pedir a un notario que baile break-dance.
-
:D:D:D Si es que cuando te pones Vero, a comparar… Novelas con vacas engordadas artificialmente, críticos creativos con notarios break-dance…
Bueno, quizás sí Ricardo pida peras al olmo, no lo sé. No soy investigador. Ni del CSI siquiera. Yo sigo prefiriendo un buen estudio crítico cuando acabo de leer un libro. Pero yo creo que todos los tipos de crítica tienen su lugar y razón de ser, aunque algunos la ejerzan mal.
-
Ricardo en su 11º punto nos comenta el otro tipo de crítica, la “periodística”…
“Pero la crítica periodística no es un lecho de rosas. Se trata casi siempre de un pantano mercantil y argollero, célebre por su imprecisión, pero de una vitalidad extraordinaria. Por su carácter impresionista, fresco, afirmativo, por su falta de escrúpulos en la calificación, la crítica periodística ha influido realmente en la opinión de los lectores y en la carrera literaria de los escritores. Es una crítica creativa, equivocada casi siempre, a veces con chispazos de genialidad, más intuida que pensada”.
Antes que nada, “argollero” es una palabra utilizada en varios países latinoamericanos cuyo significado, según he extraído de internet es: "Argollero" es cuando una persona prefiere formar un grupo de personas (para trabajar, estudiar, practicar deportes, etc.) solo porque son sus amigos, sin importar si están calificados para realizar la actividad.
Interesante lo que dice Ricardo de este tipo de crítica ¿no?
-
Nuevamente hace una gran exposición de los pros y los contras de la crítica periodística. Y muy honesta también. “Un pantano mercantil” Sin duda lo es, y muchos acaban hundiéndose en él bajo el peso de las exigencias editoriales. Y “argollero” también. Buena palabra. Las amistades tienen un peso decisivo en este tipo de crítica. Interesante que diga que es “creativa, pero equivocada, casi siempre”. Y eso es por lo que tú ya comentaste Curro: la inmediatez. Es muy difícil hacer una acertada labor de este tipo si no tenemos el tiempo suficiente, si no hay reflexión. Sin duda, la influencia de esta clase de crítica es infinitamente mayor en los lectores que la académica. Y ese poder de los críticos periodísticos no siempre se ejerce con responsabilidad. Como cualquier ejercicio de poder, que diría Curro.
-
Efectivamente amiga Vero. Ese poder de influencia es muy goloso. Saber que con tu opinión vas a dirigir la compra de cientos de lectores es un caramelo demasiado dulce para rechazarlo. “Impresionista” dice Ricardo. Y lo es porque está apenas esbozada, se hace deprisa y corriendo, como dijo Manolo, leyendo transversalmente las obras, sin mucho estudio previo. ¿Es vital? Sí, porque está en continuo movimiento, en continuo proceso de adaptación. Con “chispazos de genialidad, más intuida que pensada”. Quizás Ricardo manifieste aquí algo de debilidad, legítima por supuesto, por este tipo de crítica. Por ejemplo, es triste que “tenga tanta influencia en la carrera de los escritores”. Es decir, un escritor debe también saber moverse entre bastidores, porque si no, corre el riesgo de no tener presencia. O incluso verse arrinconado o defenestrado por la crítica, si no tiene unos cuantos amigos fieles en el sector.
-
Lo tendré en cuenta. Me echaré una novia crítica de Babelia, y a partir de ahí a saborear las mieles del éxito. Y los cócteles de gambas del éxito… :cool:
La crítica de revistas y periódicos es necesaria, pero su fiabilidad está muy por debajo de la académica. Eso es lo que yo extraigo de las palabras de Ricardo. Puede ser muy intuitiva, creativa, impresionista, y sobre todo, puede resultar muy divertida para el crítico, pero yo me quedo, por lo general con la otra. I´m sorry.
-
Bueno, Ricardo en su 12º punto trata de trazar un puente entre ambos tipos:
“Si la crítica académica es peligrosa por sus desplantes de pavo real, la crítica periodística es mortal por su irresponsabilidad. Curiosamente, esta situación fronteriza constituye la belleza de la crítica. Los ejemplos de maltrato a escritores son innumerables, y la lista de sus víctimas, infinita. Sin duda, si la crítica es más famosa por sus yerros que por sus aciertos, ello se debe a que ninguna crítica es objetiva o acertada, a menos que la confunda con el elogio que la amistad o el buen humor pudieran procurarnos”.
“Los ejemplos de maltrato a escritores son innumerables”. Sin duda que lo es. Y da con la clave que yo creo que había avanzado antes yo mismo. La irresponsabilidad de la crítica más irreflexiva. Tiene sus peligros y muchos críticos actúan con la pluma como si de un revólver se tratara.
-
Ahí, ahí está el tema. Eso es lo que no me gusta. Si un amigo tuyo saca un libro lo exaltarás, si otro, aquel que te birló la chica en la última fiesta de la editorial Planeta, lo saca, será una basura. Por eso, no me fío. Me gusta leer esas críticas sí. Para tener simplemente un bosquejo, pero son tantos los intereses que hay detrás de ella que no me acaba de convencer.
-
Me gusta mucho el adjetivo “fronterizo” que utiliza Ricardo, y cómo lo utiliza para darnos una guía de donde encontrar la belleza de la crítica. Probablemente ambas tendencias sean incompatibles en un mismo trabajo. ¿O no? Quizás si los críticos académicos asumiesen la creatividad y la vitalidad de los periodísticos, y estos la responsabilidad y el rigor de los primeros tendríamos la crítica perfecta ¿no? Pero bueno, pedimos demasiado. Ambas pueden convivir perfectamente, y pueden ser disfrutables y aprovechables según lo que el lector demande o ande buscando.