Tema: Breviario de crítica literaria

Sí, así es en muchas ocasiones. Los escritores famosos cuentan con una legión de plañideras literarias que aplaudirán sea cual sea su obra. Y no habrá otro camino que comprarla para estar en la onda.

La libertad de la que hablabais es la base de la actividad creativa, lo habéis explicado muy bien, y frente a ella mucha crítica opone “burocracia, códigos, busca coherencias, inventa conceptos, categoriza”.

Así es. La crítica se empecina en categorizarlo todo, buscar compartimentos donde meter cualquier propuesta. No dándose cuenta que un escritor no suele pretender crear algo para ser categorizado. Ahí surge la eterna polémica crítica – escritores. Por un lado, los críticos empeñados a en asimilar y, por otro, los escritores deseando marcar territorio. Difícil entenderse.

Por cierto, Curro, perdóneme por mis cuchilladas… A veces me excedo con la confianza.

No pasa nada Vero. Olvídelo usted. Interesante también cuando Vírhuez, se refiere a que la crítica busca coherencia. Es cierto, tratan de ofrecer siempre una situación coherente de la actualidad literaria, intentando crear esos compartimentos a los que te refieres para que la literatura parezca un almacén donde todo esté perfectamente etiquetado y el consumidor encuentre aquello que busque. Pero la literatura no es coherente. Porque las creaciones fluyen de manera independiente. No sujetas a cuestiones apriorísticas. Por eso, y como dije, hay que dejar pasar el tiempo para llevar a cabo estos análisis. Una vez que haya transcurrido un cierto tiempo sí que es posible realizar estos análisis con mayor acierto. Y a veces ni así.

Cuando leemos estudios sobre la literatura de otras épocas, siempre aparecen estos movimientos en los que se encuadran corrientes literarias: realismo, modernismo, romanticismo. Todos los “ismos” que queramos. Y nos da la sensación que los escritores de un movimiento eran todos iguales. Evidentemente tenían sus similitudes, por vivir en una misma época y por partir de bases parecidas, pero en la realidad, la mayor parte de escritores rehúyen de las etiquetas como de la peste.

Bueno, bueno… os estáis empezando a exceder en vuestra defensa de los escritores frente a la crítica. Muchos de ellos no quieren ser etiquetados porque pierden presencia. Es la vanidad del escritor, que ante todo defiende su personalidad. Es cierto que la crítica hace todo eso que tan bien describe Ricardo, pero los escritores no son todos “tan creativos”. A veces unos cuántos palos los tienen bien merecidos.

Por otro lado, el crear estos compartimentos, esas etiquetas son un instrumento para facilitar el estudio de la literatura de una época. Sí que puede resultar algo artificial, pero parece inevitable. Al menos, es algo que siempre se hace.

Buenooo ¡Manolo se nos enfada!

A ver, sí que se puede malinterpretar lo que vengo diciendo. Parece que al valorar negativamente cierto tipo de crítica estoy defendiendo al colectivo de los escritores como genios incomprendidos. No, para nada. Lo que defiendo es la creación, el acto de crear. Muchos llamados “escritores” no están muy habituados a realizar ese ejercicio. De vez en cuando, se les ocurre algo, y lo engordan como autocitas y autoplagios, o directamente, toman prestado de otros.

Creo que no soy dudoso en criticar ciertos defectos del gremio del escritor. Pero lo que en este caso estamos comentando es la necesidad de una crítica literaria más profesional, menos pedante, y como dice Ricardo, que trate de comprender y no establecer reglas y códigos oscurantistas.

Sí Curro, estás libre de todo duda en tu crítica a determinadas actitudes de los escritores. Yo en esto estoy contigo, por lo que me pueda pasar

Leyendo lo que escribíais más arriba conviene distinguir la crítica pedante e inmediata de los análisis más reflexivos. Sobre todo creo que un buen crítico no debe buscar presencia. Su labor es comprender y hacer comprender la literatura, no reivindicarse a sí mismo. El escritor, y se lo tenemos que perdonar, sí busca su reivindicación y la de su obra. Es la vanidad de la que hablas, Manolo. “Vanitas vanitatis et omnia vanitas" (Vanidad de vanidades y siempre vanidad) ¡Qué le vamos a hacer!

Pues yo sí creo que se podría hacer algo. La vanidad no sé porque tienen que venir automáticamente en la personalidad del escritor. A veces, bromeo, sobre ello, pero no me suele gustar la actitud endiosada de muchos escritores, aumentada también por la crítica que con sus elogios sin medida contribuyen a este endiosamiento. Por supuesto, esto no solo pasa en el arte. Solo hay que echar un vistazo al mundo del fútbol, donde verdaderos indigentes mentales se erigen en portavoces de generaciones.

Pero bueno, Manolo. ¿Qué te pasa hoy? Que Curro este enfadado no es novedad, ¿pero tú?

Está claro Manolo, el endiosamiento de los personajes con gran calado social va en perjuicio de la sociedad, pero sobre todo, de sí mismos. Es muy difícil que una persona no sea permeable al elogio continuo. Dicho de otro modo, si tienes permanentemente a una cohorte de adláteres a tu lado diciéndote continuamente lo grande que eres, al final acabas creyéndotelo, y actuando en consecuencia. No es nada fácil hacer oídos sordos. Como tampoco lo es en el caso contrario, cuando la sociedad te aísla y te dice más o menos veladamente que no eres válido. Al final, te haces a la idea que no lo eres, y dejas de intentarlo. Hay que estar donde hay que estar Manolo, y si no acabas fuera.

Bueno, deja al pobre Manolo. Antes de ayer empato el Barça y no lo ha superado todavía. Más breviario de Ricardo Vírhuez, punto 7º:

“El canon literario en cambio es la summa, lo cernido, la ruta. El canon literario es propaganda. Y por eso es ideología y es política. De ahí su importancia y la explicación de por qué la crítica entrampada, a veces, quiere hacer pasar el canon del mercado como canon literario”.

La cosa se complica, Manolo ¿nos lo aclaras?