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En cuanto a los aspectos técnicos del poema del Mio Cid, sus versos son irregulares, ello en cuanto a la asonancia y la métrica. Cuenta con versos que tienen desde 12 a 19 sílabas.
En la actualidad es considerado el documento más valioso de la literatura medieval española. Otros de sus versos son:
“Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González, infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
metiose bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:
-¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar metiose con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó”.
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Además del Poema del Mio Cid existieron otras hazañas contadas en versos. Una de ella fue Los siete infantes de Lara, una crónica que data del año 1344, aunque su texto original nunca fue encontrado.
Ene sta crónica se cuenta la muerte de los siete hijos de Gonzalo Gustios, quienes perecieron en combate mientras defendían a España de las invasiones morunas. Este romance dice así:
“Ya se salen de Castilla
castellanos con gran saña,
van a combatir los muros
de la vieja Calatrava;
derribaron tres pedazos
por partes de Guadiana;
por uno entran los cristianos,
por dos los moros escapan,
maldiciendo de Mahoma
y de su secta malvada,
por unas sierras arriba
grandes alaridos daban.
¡Ay Dios, qué buen caballero
fue allí Rodrigo de Lara,
que mató cinco mil moros
con trescientos que llevaba!
Si aquéste muriera entonces,
¡qué gran fama que dejara!
No matara a sus sobrinos,
los siete infantes de Lara”.
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El Mester de Clerecía es el tipo de poesía cultivada por los clérigos, en oposición al Mester de juglaría, desarrollada por los juglares y, si se quiere, también pagana y popular. Aunque no fueron sus autores solamente clérigos o personajes relacionados con la Iglesia y el cristianismo, sino que también lo fueron intelectuales y eruditos.
Se cree que el origen de este Mester de clerecía estuvo motivado por la gran popularidad de la que gozaban los juglares. Nace con Gonzalo de Berceo en el siglo XIII y llega hasta el XIV.
Sus principales características son:
• Son escritos y no cantados de forma oral y sus historias tienen siempre un trasfondo religioso.
• Con fines didácticos y de moral.
• Cuidan la forma y la estética, a diferencia de los juglares.
• La métrica es regular, presentan estrofas de versos alejandrinos, con rima.
• Algunas obras representativas de este movimiento son El arcipreste de Hita, Libro del buen amor y el Canciller pedro López de Ayala.