Literatura colonial en América

La historia de la literatura siempre es digna de estudiarse en los contextos geográficos, culturales e históricos determinados. En el caso de la época colonial, hay algunos países de Latinoamérica que cuentan con una historia realmente muy rica y que merece ser abordada y difundida.

Uno de esos países es la Argentina, y una de sus ciudades más pobladas e importantes, aunque no es su capital, es la ciudad de Rosario. Esta localidad posee características particulares, desde su origen hasta nuestros días, que la hacen especial. La ocupación del territorio de Rosario se produjo durante el sistema colonial donde se le daba importancia a las aglomeraciones urbanas y no a las poblaciones rurales. En las ciudades de Argentina, durante la época colonial, era el Virrey quien tenía facultades para designar autoridades culturales como maestros y para designar el Cabildo, donde se le prestaba relevancia a los nombramientos judiciales y ejecutivos.

Este tema es realmente muy interesante y hay que seguirlo con atención. Estaba hablando sobre la literatura colonial en la ciudad de Rosario, una de las más importantes de esa época durante el reinado de los virreyes en América. A diferencia de otras ciudades del la Argentina, Rosario no se desarrolló sistemáticamente no de manera avanzada, ya que fue Córdoba, por ejemplo, la que tuvo la primera Universidad de ese país en siglo XVII.

En un comienzo la fundación de Rosario fue espontánea y a mediados del S XII estaba compuesta mayormente por pobladores rurales quienes no se inclinaban hacia las actividades culturales. El primer lugar de encuentros fue en un oratorio donde se aglutinaban los vecinos a rezar. En el s XVII el propietario de las tierras donde estaba situado el oratorio, el Señor Montenegro, quien también era poseedor de una pulpería frente al mismo y donó el territorio de la capilla para que se instalara la Iglesia en forma definitiva.

Puede decirse que el comerciante fundó la pulpería por motivos puramente comerciales, ya que al mismo le resultaba conveniente para su negocio las visitas de los devotos al oratorio.

Hay que tener en cuenta que a principios del siglo XIX la ciudad de Rosario tenía 2000 habitantes y una población de carácter humilde en su mayoría. Santa Fe, en cambio tenía diez mil habitantes y eran los principales centros urbanos de la provincia de Santa fe junto con otros de menor rango como Coronda y San José del Rincón.

El cura párroco de entonces, el sacerdote Navarro, fue el que bendijo la bandera de Belgrano y acompañó a San Martín en la batalla de San Lorenzo. En el año 1940 se descubren los manuscritos del Sacerdote Navarro, donde exponía clases de ética, análisis políticos de la época y de filosofía, todos escritos en latín. Este descubrimiento hace pensar que aunque la población de entonces no se dedicaba mayormente a cuestiones culturales, sí había personas que lo hacían.

A fines del siglo XVII, se designa como mayordomo de la Capilla a Pedro Tuella, quien era de procedencia española, más precisamente de Aragón y trabajaba de almacenero en las cercanías de la capilla. Tuella, quien es conocido hoy como el primer escritor de la ciudad, escribe una décima solicitando a los fieles la colaboración para las refacciones del oratorio, la cual fue publicada en el Telégrafo Mercantil el 19 de septiembre de 1801.

Anecdóticamente, el primer poema publicado en Rosario fue un "mangazo". También publica la historia de la formación de la ciudad, una oda a la defensa de Zaragza en los tiempos de la invasión napoleónica a España (1808). En esos tiempos se multaban a los opositores y es multado y acosado por las fuerzas itálicas, hasta que fallece en 1814. Se puede describir a Tuella como poeta exponente del neo clasicismo y la ilustración.

Antes del año 1852 no se conocen obras y publicaciones literarias en Rosario. El por entonces presidente de la nación Argentina, Domingo Faustino Sarmiento, se proclama en oposición a Rosas y Rosario es la segunda ciudad en levantarse en contra del gobierno del general Rosas que estaba en guerra con Urquiza. Mediante el acuerdo de San Nicolás se proclama la diferencia entre el Estado de Buenos Aires y las demás provincias y Urquiza advierte que a solo 300 kilómetros de Buenos Aires hay un puerto apto para la descarga de cereales y el anclado de las embarcaciones exportadoras e importadoras.

En 1853, Rosario es declarada ciudad y en 1854 recién se instaura la justicia letrada.
Se instalan en Rosario empresas privadas e instituciones bancarias, empresarios porteños disconformes con Buenos Aires y también extranjeros como Barón de Mauá. A partir de allí la ciudad tuvo un proceso demográfico ascendente y se fue convirtiendo progresivamente en una ciudad importante, tanto que Santa Fe, quien antes poseía una densidad de 10.000 habitantes fue superada por Rosario luego de la Batalla de Caseros.

En el área de la cultura comenzaron a surgir los teatros, clubes, periódicos y librerías.
El desarrollo cultural tuvo dificultades debido a las diferencias étnicas y de idiomas entre los pobladores, quienes consumían cultura de sus países de rigen. Rosario tuvo una gran demora en homogeneizar su cultura y no poseía grandes recursos humanos como Buenos Aires. De hecho, todas las expresiones más importantes se generaban en la ciudad de Buenos Aires y les era muy difícil a los escritores del interior llegar al círculo destacado o más famoso de escritores.

Los intelectuales estaban abocados a organizar el estado y no a las actividades culturales, los barcos que llegaban al país traían libros extranjeros que eran consumidos en otros idiomas. El país y Rosario misma, tenían duras competencias literarias y artísticas internacionales, Buenos Aires vuelve a ser la capital y Paraná deja de serlo. El puerto porteo retoma su labor de puerto nacional aunque Rosario sigue manteniendo una intensa actividad portuaria.

En el siglo XX los escritores no se hallan dentro del sistema por carecer de identidad cultural propia. Surge la imagen de Celestina Funes como escritora fundacional y de carácter romántico. Publica el poema de Lucía Miranda, el cual es una exaltación a la fidelidad femenina. El poema está basado en una historia mítica del territorio santafecino, donde relata el acoso al que es sometida Lucía Miranda por parte de un cacique indio que, al ser rechazado, decide quemar a la esposa fiel junto con toda su aldea.

Luego de la aparición del poema de Celestina Funes, han circulados versiones sobre algunas novelas como "Abrojos de una flor o el desengaño" aunque se desconocen si dichas versiones son ciertas. Luego, David Paia funda el primer teatro vocacional en Rosario y aparecen las figuras de Estanislao Zeballos, entre otros. Los primeros poemas que se publicaban en los diarios eran poemas de amor que, generalmente estaban firmados con pseudónimo y tenían la confección de acrósticos. También en épocas de elecciones se publicaban poemas en contra de la oposición donde se humillaba al oponente.

En 1920 aproximadamente aparece Enrique Cempé, quien siendo profesor del Colegio Nacional n°1, escribe en 1917 y 1930, historias que relatan sucesos de fines del siglo XIX, en una especie de Juvenilla (emblemático libro de Miguel Cané), con anécdotas de los estudiantes del Nacional.

Rodolfo Rivarola, otro escritor, escribe el poema "La cumbre de la vida" en su libro "La trilogía de Mitre" (1925) donde hace referencia a su infancia en el rosario de 1868. Pasó su niñez en Coronda y se casa allí hasta que enviuda muy joven ejerciendo la docencia hasta que se radica en Rosario dedicándose a la literatura. En 1920 publica "Hojas dispersas" y en 1935 "Mis recuerdos", libros que relataban cuestiones relacionadas con las mujeres de la época y organizaciones de caridad. Otros dos escritores destacados y versátiles son los hijos del caudillo Camilo Aldao: Elvira Aldao de Diaz y Aldao.

Elvira Aldao, hija del Gobernador, enviuda joven. Decide vivir en Europa en el iglo XX donde le toca atravesar la 1° guerra mundial, luego de ello decide regresar al país y se asienta en Mar del Plata, ciudad donde veraneaba en su infancia. En la ciudad costera escribe sus memorias y se rodea con la generación del 80. Fue amiga o "amante" de Lisandro de La Torre y sus obras son interesantes, careciendo de una escritura demasiado formal y teniendo gran libertad para expresarse.

En sus memorias relata anécdotas de su vida y de su infancia, evocando algunas recetas particulares de la época y desconocidas en la actualidad como la receta del "Pato al barro con salsa de maní", donde describe la preparación del plato, contando de manera amena que se tomaba un pato salvaje y se lo pasaba por el barro del río y se le horneaba sin sacarle el plumaje, luego se lo dejaba secar al sol y de esa manera las plumas se le salían solas.

Elvira Aldao no tuvo hijos, aunque sí crió a su sobrina y su esposo, quienes fueron unas de las primeras víctimas de accidentes de tránsito del país. La escritora relata en sus memorias la profunda tristeza causada por el deceso de quienes amaba como hijos propios, quienes mueren en Buenos Aires, atropellados por un automóvil conducido por la esposa de uno de los integrantes del Gabinete de Yrigoyen, el Ministro Salaberri.

Luego vendría la generación del Centenario, que no plasma en los escritos una idea progresista de Rosario, sino más bien proyectada al futuro, no del presente. En la generación del Centenario sí hay autores que representan a la ciudad como Marcos Lenzoni (1922). Nace en Nelson, provincia de Santa Fe y se radica en Rosario. Es un empleado ferroviario con cierto grado de relevancia en su puesto ya que dominaba muy bien el italiano que era su lengua paterna. Muere de tuberculosis joven. Se publica su único libro (póstumo) "Brotes Morados" y en la sección "Mi ciudad" de dicho libro escribe un poema a la calle céntrica. No tiene un estilo modernista muy marcado, sino que se encuentra en medio de la generación del centenario y el modernismo. Una mezcla entre Carriego y Manzi.

El modernismo no representa a Rosario en el presente. Es un movimiento desarrollado en toda Latinoamérica, no tiene una postura estética definida sino que se sustenta de recursos: repertorios históricos, ornamentaciones, diferentes lenguajes, culturas y ambientaciones. El poeta modernista puede decirse que es un "poeta burgués", su clave estética reside en la búsqueda de máscaras. Para los modernistas la belleza está lejos, el poeta la va a buscar.

El cambio entre el romanticismo y el modernismo, se debió a varios factores: en principio, fue el desgaste de la anterior corriente literaria, aparece el modernismo como "moda" (José Cibils en Buenos Aires) crean la figura de la fen fatal, la mujer misteriosa y lánguida, casi inalcanzable y lejana. En la corriente modernista se sitúa el tango y a Homero Manzi como vivo exponente de ella, donde evoca a todo tiempo pasado que fue mejor y la figura ausente de la mujer que provoca escribir y cantarle a su ausencia. La clave del modernismo es volver bellas las cosas oscuras y general belleza donde no se ve.

Otro poeta situado en medio de la generación del Centenario y el modernismo (con ambas influencias de dichas corrientes) es Armando Casella (1922) quien fuera amante de Ana María Benito y escribiera su ensayo "Estética cotidiana". Ana María Benito no se casó. Era considerado en aquella época que las mujeres casadas perdían ciertos derechos civiles y otros derechos como estudiar o ser independientes. La sociedad de entonces era plenamente machista.

Benito fue profesora del normal n° 2. Era ensayista, abocada a la literatura española, portuguesa y anglosajona, entre otras y escribe también sobre H:Wells, que en ese tiempo era un escritor de moda no considerado como escritor de ficción como fue más adelante. En sus ensayos se advierte cierto malestar sobre la figura femenina de la época y para el modernismo en sí. Fue una figura emblemática y murió joven. Al morir Benito se fue a vivir a Buenos Aires, donde escribió libros, ya no poéticos sino políticos: “Doctrina justicialista" y novelas sin la lucidez de cuando residía en Rosario.

Otro de los autores representativos del modernismo es Domingo Fontanarrosa, nacido en el año 1883 y muerto en el 1921, quien escribe el libro "Angustias" en 1917. Fue su único libro ya que muere joven. Mantiene una combinación de valores románticos y modernos.

Alfonsina Storni entre los años 1911 y 1912 vive en Rosario y declara en sus poemas que fue el lugar donde comenzó a escribir. Nació en Suiza, concibió a su hijo en Rosario y muere finalmente en Mar del Plata. En sus obras representa a Rosario, escribe sobre el puerto, la calle Córdoba y las plazas. Sus poemas son de categoría y están muy bien elaborados.

Tanto las corriente del centenario como la del modernismo, las cuales poseen un carácter versátil, bueno y abundante, no se ha podido rescatar a través de las generaciones. Es un tema para tratar la próxima clase.