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Murió Videla
Ayer, 17/05/2013 ha fallecido un dictador de la República Argentina: Jorge Rafael Videla, murió en cárcel común juzgado por la justicia Argentina. Sé que éste blog es de literatura pero me parecía un tema interesante para hablar sobre la poesía y las novelas que generan o se inspiran en guerras, muertes y dictaduras.
Hay muchos poemas y novelas que tienen como tema y juicio las políticas como los golpes de estado, los asesinatos, las guerras y otros temas que tienen en común la desgracia del ser humano.
Uno de los poemas que hoy en día, a raíz de la muerte del dictador, está siendo muy compartido en todas las redes sociales, es el poema “Los canallas viven mucho, pero algún día se mueren” del poeta uruguayo Mario Benedetti, un fiel militante de la justicia y la verdad y además el creador de un frente político en Montevideo en la década del 70.
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La década del 70 fue una década fundamental para situar la poesía y literatura militante, ya que han sido los años donde se desarrollaron los golpes de estado más atroces en Latinoamérica.
La poesía o literatura militante ha abierto sus puertas en los años oscuros donde los poetas o escritores debían relatar, de la manera que quisieran y pudieran lo que se estaba viviendo en ese momento.
A raíz de ello me gustaría compartirles el poema de Benedetti para que lo aprecien, lo compartan, lo sientan o lo juzguen:
"Los canallas viven mucho,
pero algún día se mueren
Vamos a festejarlo
vengan todos
los inocentes
los damnificados
los que gritan de noche
los que sueñan de día
los que sufren el cuerpo
los que alojan fantasmas
los que pisan descalzos
los que blasfeman y arden
los pobres congelados
los que quieren a alguien
los que nunca se olvidan
vamos a festejarlo...
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Y continúa…
…vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo…
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
cualquier día
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.”
¿Qué les pareció el poema? ¿Les gusta la poesía que se corre de los paradigmas meramente bellos para hablar sobre la verdad y la muerte? A mí me ha gustado mucho éste poema y me gusta, también, la poesía militante. Nos abre otros caminos ¿No lo creen?
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Otro de los poetas que ha sabido relatar lo que pasaba no sólo en su país, Argentina, sino en otros como Europa, es Raúl González Tuñón.
A continuación comparto algunos fragmentos de su fantástico poema “Luna de gatillo” para que observen la real tarea del poeta militante.
La luna con gatillo
Es preciso que nos entendamos.
Yo hablo de algo seguro y de algo posible.
Seguro es que todos coman
y vivan dignamente
y es posible saber algún día
muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces, es necesario que esto cambie.
El carpintero ha hecho esta mesa
verdaderamente perfecta
donde se inclina la niña dorada
y el celeste padre rezonga.
Un ebanista, un albañil,
un herrero, un zapatero,
también saben lo suyo.
El minero baja a la mina,
al fondo de la estrella muerta.
El campesino siembra y siega
la estrella ya resucitada.
Todo sería maravilloso
si cada cual viviera dignamente...
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Y continúa...
Un poema no es una mesa,
ni un pan,
ni un muro,
ni una silla,
ni una bota.
Con una mesa,
con un pan,
con un muro,
con una silla,
con una bota,
no se puede cambiar el mundo.
Con una carabina,
con un libro,
eso es posible.
¿Comprendéis por qué
el poeta y el soldado
pueden ser una misma cosa?
He marchado detrás de los obreros lúcidos
y no me arrepiento.
Ellos saben lo que quieren
y yo quiero lo que ellos quieren:
la libertad, bien entendida.
El poeta es siempre poeta
pero es bueno que al fin comprenda
de una manera alegre y terrible
cuánto mejor sería para todos
que esto cambiara.
Yo los seguí
y ellos me siguieron.
¡Ahí está la cosa!
Cuando haya que lanzar la pólvora
el hombre lanzará la pólvora.
Cuando haya que lanzar el libro
el hombre lanzará el libro.
De la unión de la pólvora y el libro
puede brotar la rosa más pura...
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¿Ven como se va estructurando ese rol de poeta? Todo se construye por un imaginario, una utopía y un deseo de contar y mostrar. Tal vez la parte más fundamental del poema y en donde queda asentado el rol del poeta es la siguiente:
(…)
Ni colmena, ni hormiguero,
no comparéis a los hombres
nada más que con los hombres.
Dadle al hombre todo lo que necesite.
Las pesas para pesar,
las medidas para medir,
el pan ganado altivamente,
la flor del aire,
el dolor auténtico,
la alegría sin una mancha.
(…)
No puedo cruzarme de brazos
e interrogar ahora al vacío.
Me rodean la indignidad
y el desprecio;
me amenazan la cárcel y el hambre.
¡No me dejaré sobornar!
No. No se puede ser libre enteramente
ni estrictamente digno ahora
cuando el chacal está a la puerta
esperando
que nuestra carne caiga, podrida.
Subiré al cielo,
le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente,
para que esto cambie de una vez."