La novela en el siglo XIX

Si me dan a elegir una etapa de creación del género de la novela, me quedo sin pensarlo dos veces con la del siglo XIX. Creo que ese siglo fue cuando las novelas brillaron con más esplendor, a la vez que allí surgieron muchos de los más notables escritores de la historia.

La génesis del ciclo que fuera uno de los más fructíferos en materia de novelas se da hacia finales del XVIII, cuando se publicaron algunas novelas con tinte de romanticismo un tanto nostálgico, que sería la particularidad durante el siglo siguiente.

Más adelante, a esta suerte de romanticismo nostálgicos e le agregarían los relatos históricos, sociales y psicológicos. Esta tendencia continuaría hasta el siglo XX, con otras corrientes que influenciarían y serían predominantes también como el realismo y el naturalismo.

Otra de las características del genero del siglo XIX es que el narrados deja de ser protagonistas como en los libros de viajes y pasa a ser un narrador omnisciente.

El precedente o (también podría llamarse el “padre” de la narrativa del siglo XIX) fue la novela gótica, recordemos que en un comienzo, la novela o la prosa, mejor dicho, allá por el siglo XVII, eran relatos realistas y después e fueron deformando y volcando hacia la fantasía y a historias poco creíbles como eren los libros de caballerías y la novela escandalosa.

Los años fueron pasando y la novela comenzó a ser un poco la estrella de la literatura, siendo uno de los géneros más apreciado. Uno de los exponentes de este tipo de novelas precursoras de las del siglo XIX fue Jane Austen quien cambió un tanto los paradigmas establecidos hasta el 1800 en materia de novelas, dedicándose a la comedia costumbrista, con la que podía criticar a la vida social de los campesinos, siendo su libro más referencial Orgullo y prejuicio.

Durante el siglo XIX transcurrió otra corriente literaria que fue el romanticismo, aunque se inclinó más hacia la poesía que a la narrativa novelística.

Otra de las particularidades del genero de la novela en el siglo XIX fue que las producciones comienzan a separarse en producción alta y producción baja, es decir, la cantidad de ejemplares que se imprimían de los títulos iba en función de la recepción que éstas novelas habían tenido cuando se publicaban, por capítulos, en los diarios más importantes.

Otra de las pautas que definían la producción eran los géneros, es decir, por un lado lo que se consideraba “inferior” como el policial y, por otro, el superior al que consideraban que pertenecían los relatos más tradicionalistas.

Con las publicaciones que se realizaban de las novelas en los diarios el público lector comenzó a tener más preponderancia en materia de literatura y, sobre todo, eran un termómetro que medía el éxito de los libros. Siempre se usó, durante el siglo XIX, la narrativa como un medio para cuestionar el facto humano y social.

En el siglo XX, el género de la novela fue cambiando, por supuesto, adaptándose a los cambios sociales, culturales e históricos. Así fue que materias como el psicoanálisis y las postulaciones de Freud, el análisis de la lingüística y las vanguardias en las artes, hicieron que cambiaran los modos estéticos de la narrativa.

En el siglo XX también (aunque esto se vio reflejado en las últimas producciones del siglo XIX), la parte descriptiva de los ambientes, los lugares y las historias quedaron relegadas para poner más énfasis en el personaje en sí o mejor dicho, en la construcción psicológica del personaje.

Los referentes de los primeros años del siglo XX en la novela o el relato psicológico fueron Henry James, James Joyce y Virginia Woolf. Luego aparecerían autores como William Faulkner, que se convertiría en un símbolo del género y quien sería de gran influencia para las generaciones siguientes de autores, tanto de habla inglesa como hispana.

Pero el géneros e fue modificando también a lo largo del siglo XX, sobre todo cuando ingresaron las ciencias sociales, como también un tiempo antes con el humanismo. También la Primera y la Segunda Guerra mundial provocaron un quiebre en la culktura, el consumo y la producción literaria.

Así es que los escritores empiezan a explotar algunos recursos con el fin de desentrañar un dilema que se les presentaba y que era, por un lado, contar del modo más objetivo posible una situación, a la vez que ponían su apreciación y sentimientos personales. Todas las vivencias culturales y políticas tuvieron repercusión en la literatura como las tragedias, las guerras, el holocausto, los enfrentamientos y las pérdidas.

No de los referentes de este tipo de relato fue Franz Kafka, mundialmente conocido por sus novelas cortas como El proceso o La metamorfosis. Otros autores representativos fueron Fiodor Dostoievsky, Albert Camus o Cesare Pavese.

Uno de los efectos que dejó en la literatura la Segunda Guerra Mundial fue el llamado boom latinoamericano, momento artístico que englobó a escritores de mucho talento. Esta corriente surgió hacia los años 60 y fueron autores representativos Julio Cortázar, con su mítica novela Rayuela; Gabriel García Marquez con Cien años de Soledad (libro por el cual el colombiano ganó el Premio Nobel de literatura); Octavio Paz por El laberinto de la soledad o el peruano Mario Vargas Llosa por La ciudad y los perros.

Para algunos críticos, la revolución cubana, la aparición del Tercer mundo en el plano internacional influyeron para la formación de la nueva narrativa latinoamericana.

Dijo el estudiosos Frederick Nunn sobre el boom latinoamericano: "Novelistas latinoamericanos se hicieron mundialmente famosos a través de sus escritos y su defensa de la acción política y social y porque muchos de ellos tuvieron la fortuna de llegar a los mercados y las audiencias más allá de América Latina a través de la traducción y los viajes y a veces a través del exilio".

Luego de la eclosión de los grandes autores que mencionas, pede decirse que hubo otro boom, y que fue el de algunos intelectuales del cono sur que no tuvieron repercusión en el círculo literario europeo.

Algunos de estos autores son Roberto Bolaño o Juan José Saer. Si bien hay algunos que incluyen a César Aira en este grupo, a mí particularmente no me gustan sus libros pero también es reconocido por los críticos su presencia importante en la narrativa actual latinoamericana.

La narrativa del boom latinoamericano, como también la de los nuevos autores que surgieron después y que son los referentes de la literatura actual tiene una particularidad que es explotar los sucesos reales pero introduciendo elementos del realismo mágico. César Aira tiene esa característica, como también la tuvieron Julio Cortazar.García Márquez y Adolfo Bioy Casares. Sin dudas, las influencias de grupo del boom siguen haciendo pie en los escritores más jóvenes hasta el día de hoy.