A continuación me gustaría compartir los fragmentos de dicha entrevista de un diario argentino al traductor Loram Melcer, para que observemos todos juntos el papel del traductor y escritor que me parece sumamente interesante.
“¿Cuánto fue el tiempo que duró la traducción?
—Lo primero es que no se le pregunta algo tan íntimo a un traductor. Por otro lado, no sé exactamente. (…) Digamos que las fechas clave son 1963 (cuando nacimos, Rayuela y yo...), 1969, 1992 y un par de años masticando todo hasta febrero del 2013. Por ahí anda el trozo de tiempo que me llevó la traducción.
En tu opinión, ¿cuál es la mayor transgresión del lenguaje en Rayuela?
—Me opongo al término “transgresión”. Cortázar actúa con plena libertad. El libro es suyo, el lenguaje es suyo. Es su mundo. Y las “transgresiones” son precisamente el producto del criterio limitado o burgués, por decirlo en términos de la época, del lector. Cortázar crea un nuevo tipo de lector, funde una generación de personas que pueden dialogar con el texto.”
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