Otro autor que también reflexiona sobre el acto de escribir es uno de los mejores escritores argentinos:
Jorge Luis Borges:
“No podría parar de escribir. Siempre he sabido que mi destino era un destino literario de lector, y también, imprudentemente, de escritor. Escribo para responder a una urgencia, a una necesidad interior. Si hubiese sido Robinson Crusoe en una isla o Edmond Dantés, del Conde de Monte-Cristo, no habría escrito. Hasta los treinta años leí lo que se escribía sobre mí. Después, dejé de hacerlo. Cuando publico un libro, mis amigos saben que no deben hablarme de lo que he escrito. Es así como publico un libro y no sé nada de la crítica, buena o mala, justa o injusta. Ni de la venta del libro. Esto puede interesar al librero o a los editores, no al escritor. No escribo por el pequeño ni por el gran hombre. Lo hago cuando siento la necesidad. No busco temas, espero que los temas vengan a mi encuentro; por otra parte, puedo rechazarlos.
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