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El Duque de Rivas
Biografía del Duque de Rivas
Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, nació en el año 1791.
Su familia era de orígenes nobles y el Duque se educó en los jesuitas.
Llegó a luchar contra los franceses alistado en las filas del ejército español y tuvo finalmente que exiliarse a París cuando Fernando VII regresó a España. Antes de fijar su residencia en la capital francesa, el Duque de Rivas estuvo en diferentes países del continente.
Tras diez años de periplo y ya como Duque y con una gran herencia a su favor regresó a nuestro país con ideas un poco más moderadas y llegó a ser director de la Real Academia Española.
Finalmente el Duque de Rivas murió en el año 1839.
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Su obra maestra es Don Álvaro o la fuerza del sino, en la que Don Álvaro se enañora de Leonor, y la familia de ella se opone al casamiento.
Ambos deciden fugarse pero el padre de Leonor los descubre. Don Álvaro le entrega el arma pero la fatalidad quiere que esta se dispare y mate al progenitor de su amada.
Ella se interna en un monasterio al cual llega de incógnito mientras que él parte a Italia.
Allí se encuentra a un hermano de Leonor que busca venganza. Se baten en duelo y Don Álvaro le da muerte.
Las autoridades lo condenan a la pena capital pero al final se salva.
Finalmente Don Álvaro vuelve a por Leonor al convento, pero un segundo hermano aparece y mata a Leonor. Don Álvaro se venga matándo a otro miembro de la familia de su amada (y ya van tres!!!) y tras este último acto se suicida por la muerte de su amada.
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Vamos a hablar un poco sobre el personaje de Don Álvaro que, como bien ha dicho Rivera, mata nada menos que a tres miembros (todos ellos masculinos) de la familia de su querida Leonor, lo cual marca el devenir de la historia y acaba imposibilitando la boda entre ambos.
Se trata de un protagonista a la usanza en medio del clima romántico. Don Álvaro es un personaje arrastrado por la fatalidad y marcado por su origen, debido al cual el padre de Leonor no permite la boda, lo que es el desencadenante de todas las fatalidades posteriores.
Como no podía ser de otra manera, Don Álvaro termina quitándose la vida a sí mismo e invocando al infierno antes de hacerlo para dejar claro al Dios cristiano que a base de fatalidades ha conseguido ganarse un enemigo que no es otro que él mismo.
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En esta obra abundan los saltos temporales, como es propio de los dramas románticos.
Estos saltos temporales abarcan a veces años enteros.
Además existen saltos geográficos, ya que la obra se organiza en torno a tres núcleos espaciales que son Sevilla, Italia y el Monasterio de Hornachuelos.
En cuanto a los espacios, éstos marcan muchas veces la soledad del personaje. Me refiero a las celdas, los monasterios, las hermitas o los lugares apartados en los que se refugia a lo largo de toda la obra y que influyen notablemente en la incomunicación de Don Álvaro, rasgo propio de los héroes de las obras teatrales románticas.
Es por tanto interesante el tratamiento que el Duque de Rivas hace tanto del tiempo como del espacio, transportándonos de un lugar a otro en ambos casos.
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La verdad es que me ha gustado bastante esta obra ya que es entretenida y trepidante.
El pobre Don Álvaro no puede escapar de la fatalidad del destino haga lo que haga.
Me ha parecido muy impactante que mate a tres familiares de Leonor, el padre y dos hermanos, y eso resta algo de verosimilitud a la obra.
Me ha dado un poco de rabia que tras tanto periplo y tanto ajetreo, al final sea Rafael, el propio hermano de Leonor, quien da muerte a la muchacha e imposibilita la unión final de los dos amantes. (La verdad es que Rafael merece morir por ello y me he alegrado cuando Don Álvaro le ha dado matarile).
El final es muy a lo Romeo y Julieta, pero en el romanticismo se llevaban mucho ese tipo de truculencias y bromas macabras del destino.
En cunjunto es una buena obra que recomendaría a aquellos que vean en el romanticismo un movimiento apetecible.
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Hombre Géminis... parece que nos perseguimos!! jajaja ¿Que tal todo?
Voy a hacer unos breves apuntes que se me pasaron antes sobre esta misma obra en lo referente a los códigos no verbales que tienen una gran importancia en este drama.
El propio autor decidió elaborarlos mucho, por lo que su esfuerzo no se limita solamente a los diálogos de los personajes sino que todo el conjunto está muy bien logrado.
El vestuario identifica a cada personaje, lo cual es importante con tanto cambio de época debido a los lapsos temporales de los que se ha hablado ya en este hilo. Además suelen estar en estrecha relación con el estado anímico de cada uno de los personajes.
La iluminación es también esencial. Los juegos de luces y sombras le dan fuerza dramática a la pieza y tiene también relación con el ánimo de los personajes. Estos suelen ir relacionados además con los efectos sonoros.
Por último los decorados están pensados para potenciar la vistosidad de la representación. Se usan muchos diferentes a lo largo de la obra.
