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El drama romántico
Este tipo de dramas se elaboraron durante muy poco tiempo en España pero han dejado algunas obras de renombre.
La conjura de Venecia, de Martínez de la Rosa supuso el primer bombazo en la materia y se estenó en 1834.
Más tarde ese mismo año Larra y El duque de Rivas estrenaban Macías y Don Álvaro o la fuerza del sino respectivamente con lo que hacían su aportación al crecimiento de este tipo de obras para que escritorees como García Gutierrez, Hartzenbusch o Zorrilla, siguieran profundizando con obras del calado de El trovador, Los amantes de Teruel o Don Juan Tenorio de manera respectiva.
La libertad es la base de este tipo de obras en las que se combinan verso y prosa se rompe la regla de las tres unidades y el didactismo pasa a un segundo plano mientras que los elementos escénicos no verbales ganan mucha importancia.
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A ver... aquí llega "míster personajes" para hablar un poco acerca de los personajes en este tipo de drama... allá voy!!!
El protagonista de este tipo de obras, teniendo en cuenta que estamos en pleno Romanticismo, no puede ser otro que el típico héroe romántico que se siente coartado por las normas de las sociedad que lo asfixian y le quitan lo que tiene de genuino. Es por ello que busca la libertad con total ansia, y esta busca es lo que motiva la obra y lo que lo mueve a través de los diferentes actos.
Estar al margen de las normas es lo que se llevaba (el propio Don Juan lo está por propia voluntad), y es por ello que las páginas de esas piezas teatrales están plagadas de personajes marginales similares a los de las canciones de Espronceda, como corsarios, bandidos o personas que buscan aventuras.
Lo curioso es que muchos de los personajes cansados de esperar la respuesta de un Dios que parece no querer manifestarse, se identifican con el mismísimo demonio...
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El drama romántico....
Que temáticas tan pasionales e intensas.
La mayoría de las obras giran en torno a la idea de fatalidad, que marca el destino de los personajes en un mundo nada cariñoso con ellos.
El misterio está presente en todas ellas además de la soledad, en los que los personajes están incomunicados y la palabra no sirve para romper esa incomunicación.
El tiempo es tratado como una amenaza y es por ello que en casi todas las obras se habla de algún plazo temporal que el protagonista debe cumplir sí o sí.
Además la críticas social, tanto a instituciones como a comportamientos, es grande y la principal innovación es la del concepto de honra, que sigue presente pero de una manera más pura y sincera, ya que no depende ahora de opiniones y valoraciones externas sino de la limpieza de conciencia del propio sujeto. (Y así debería ser en la vida real, aunque parece que como el cangrejo vamos para atrás en este aspecto...)
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Cómo bien dijo el señor Snake, en este tipo de dramas pertenecientes al movimiento romántico se rompe deliberadamente con la regla de las tres unidades.
Las obras aparecen muy dispersas en cuanto al número de acciones que en ella hay, ya que estas se multiplica, excesivamente a veces. De hecho fue necesario en algunos casos ampliar de tres a cinco el número de actos o jornadas en que se dividía la obra para dar cabida a toda la trama que en ella se presenta.
En cuanto a los lugares también ahí se varía. Ya no se usa un sólo espacio, sino que para poder llevar a cabo tantas acciones como antes dijimos es necesario que los personajes se muevan. Además los autores de la época gustan de alternar espacios interiores con espacios exteriores en sus obras.
Por último el tiempo no es, ni mucho menos, un solo día, sino que se producen saltos temporales que abarcan a veces años. El vestuario de los personajes cobra importancia como marcador de época para que los espectadores no se pierdan debido a estos saltos en el tiempo.
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Gracias D.C :)
Me gustaría añadir a la información con la que abrí el hilo que el drama romántico compartió tiempo con la llamada comedia de magia.
Este tipo de comedias eran muy vistosas y contaban con grandes efectos especiales logrados con la tecnología de la época. Se calcula que en este tipo de obras se llegaba a cambiar el decorado hasta doce veces y se utilizaban muchas máquinas para llevar a cabo los efectos visuales antes mencionados.
Este tipo de obras era resultado de la unión de varios tipos de teatro españoles y en ellas se podían advertir rasgos del teatro de enredo, del teatro de figurón y en los diálogos se adivinaba la comicidad de las comedias de movimientos pasados.
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Quisiera tocar el tema de las influencias que se daban en el drama de la época romántica en nuestro país.
Las obras teatrales francesas fueron una de las mayores fuentes de inspiración para este tipo de piezas. De entre ellas las preferidas por los autores españoles para tomas como referencia eran las escritas por los dramaturgos de mayor éxito en el país vecino, como pueden ser, entre otros, Victor Hugo y Alejandro Dumas.
De hecho algunas de las obras de estos escritores fueron traducidas a nuestro idioma para poder ser representadas en nuestros teatros o para ser leídas por aquellos que sólo dominaban el castellano como idioma. Martínez de la Rosa y Mariano José de Larra se dieron a esta labor con muy buenos resultados.
La otra principal fuente de inspiración son los textos barrocos de nuestro propio estado.
Mediante reelaboraciones o refundiciones se actualizaban los temas y los argumentos y de esta manera se estrenaban obras cuyo antecedente inmediato estaba en el mismo país pero un siglo antes.
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¿Pero es que nadie ha avanzado la conversación?... que mal, que mal... a ver si espabilamos compañeros!!! :P
¿Sabíais que en esta época se profesionalizó un poco?
Los empresarios comenzaron a ver negocio e invirtieron en el arte dramático. Ellos impulsaron la publicidad de este tipo de arte ya que buscaron métodos para atraer al público y llenar las salar.
Los actores además, pudieron, gracias a los empresarios muchas veces, acceder a estudios de interpretación sin depender de instituciones, de manera que los conservatorios musicales o de declamaciones formaron mejor a los cómicos de entonces.
Además los teatros mismos invirtieron en los edificios que los contenían, cubriendo la sala como en los teatros italianos y poniendo butacas en su interior.
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No hay que olvidar amigo todos los elementos que ayudaban a hacer grandes este tipo de representaciones.
En primer lugar las acotaciones, que eran muy cuidadas por los dramaturgos, conocedores de la importancia de todo lo colindante a la propia actuación de los actores, indicaban los vestuarios, la decoración o la iluminación.
En esta época se habían desarrollado diferentes tipos de luces como las de gas o las eléctricas, lo cual se aprovechó para dar un tono fantasmagórico a las representaciones.
Además se jugaba mucho con los elementos sonoros mediante la introducción de sonidos de campanas o relojes o incluso disparos, siempre con el fin de potenciar las sensaciones de intriga o de impacto.