Diez mandamientos del buen escritor

El ensayista y escritor Stephen Vizinczey escribió en su libro “Verdades y mentiras de la literatura”, publicado por el sello Seix Barrial, diez mandamientos del buen escritor. Suena bastante divertido y es por ello que quisiera compartir con ustedes, uno a uno, estos singulares postulados del autor.

Mandamiento 1: El buen escritor no debe caer en ningún vicio y por eso dice “No beberás ni fumarás ni te drogarás”. Pero a este postulado seguramente no lo leyó el gran Ernest Hemingway, ni tampoco Radmod Chandler. Ambos se perdieron en la bebida.

Mandamiento 2: Dice que el buen escritor no debe ostentas costumbres onerosas no ampulosas y que debe dedicar todo el tiempo de su vida a retener información, observar y, sobre todo, poner en práctica en las letras lo que ve y percibe. Además, sostiene que en general, un escritor no se hace rico con su trabajo como tal y que debe entonces optar entre la riqueza del dinero y la de la escritura.

Mandamiento 3: “Soñarás y escribirás y volverás a escribir”. Ese es uno de los grandes secretos para ser un buen escritor. Nunca se deben abandonar los relatos ni dejarlos tal cual salieron en un primer momento. En la reescritura, la relectura y la sobreproducción sobre un mismo tema harán a la calidad de los trabajos literarios. Por eso es muy importante que el autor evalúe y estudie sus trabajos.

Este proceso de trabajo debe ser siempre una manera establecida para trabajar. Muchas veces ayuda el tipear las cosas varias veces, es decir, pasarlo de manuscrito a computadora o máquina de escribir. Este proceso hace que uno vaya detectando los errores o encontrando las frases que mejor pueden adaptarse. Los grandes escritores dicen que las cuestiones referidas a las correcciones ayudan a ordenar las cosas en la cabeza y que una vez teniendo ordenadas las ideas, el discurso y las formas del discurso salen solas, en perfecta sintonía.

Mandamiento 4: “El escritor no debe ser vanidoso”. Así lo dice el autor de “Verdad y mentira en la literatura”. La vanidad sólo hará que un escritor se preocupe por sí mismo y eso, indefectiblemente lo llevará a su literatura. A saber: de ahí que surgen los “alter ego” de un escritor. Por ejemplo, dice el autor de los diez mandamientos que si un autor es adicto a la bebida creará una novela en la que el personaje principal sea un alcohólico.

Mandamiento 5: Si bien el mandamiento 4 es “No serás vanidoso”, el quinto es “no serás modesto”. El motivo de esto es que la vanidad da lugar a que el escritor no busque recursos para mejorar, ya que si se cree el mejor, no habrá necesidad de hacer cosas nuevas ni de cambiar su manera de escribir. En este punto el autor del libro de los mandamientos puntualiza que para un escritor (movido por los egos) cuesta mucho encontrar el equilibrio entre la modestia y la vanidad.

Mandamiento 6: “Pensarás sin cesar en los que son verdaderamente grandes”. De este modo, imitaciones o rechazo son dos motivos más que suficientes para tener presente a los grandes modelos de escritores y a los clásicos de la literatura universal de los cuales se debe aprender constantemente. A algunos les gustará Goethe, a otros Miguel de Unamuno o Benito Perez Galdós. A otros, tal vez, les agraden las nuevas novelas de guerras épicas y magia pero lo importante es tener presente siempre a los que son un referente de la literatura.

Si bien es bastante difícil que un joven escritor pueda conocer personalmente a sus autores predilectos (aunque puede ocurrir ya que yo me he cruzado en una conferencia con el colombiano Fernando Vallejo y es muy diferente a cómo lo muestran los medios de comunicación de México o Colombia, puesto que no es para nada pendenciero sino muy agradable y dispuesto a hablar y estrecharle la mano a sus seguidores).

Mandamiento 7: “No dejarás pasar un solo día sin releer algo grande”. Es muy importante tener una historia como lector y, para ello, se debe empezar desde niño. En mi caso, por ejemplo, que tengo 40 años, cuando era niña a mi padre no le gustaba que hubiera televisión en casa. A cambio de ello, teníamos una importante y muy completa biblioteca familiar, lo que nos dotó a mí a y a mis hermanos, de una autonomía intelectual destacable, que además nos sirvió para todos los órdenes de la vida, no sólo para escribir.

No obstante, el autor de los diez mandamientos del buen escritor aclara que hay que leer cosas grandes no para estar informado, sino para saber y comprender porque son buenas. “Hay que leer una novela unas cinco veces para comprender su estructura, qué la hace dramática y qué le presta ritmo e impulso”, dice en su libro.

Mandamiento 8: “No adorarás Londres, Nueva York o París”. Muchos jóvenes escritores viven preocupados todo el tiempo por lo que pasa en las grandes ciudades con el arte, sin tener en cuenta lo que ocurre al lado suyo, en su propio tiempo y espacio, lo que tal vez puede llegara a ser mucho más interesante que lo que ocurre en las grandes ciudades.

Pero aquí hay un aspecto que es muy discutible, porque los grandes escritores han puesto su mirada en las grandes metrópolis. Ahora se me viene a la mente Ernest Hemingway con su “París era una fiesta” o el mismo y brillante Federico García Lorca con su libro “Poeta en Nueva York”, el cual escribió luego de vivir unos años en la capital de Estados Unidos. En definitiva, creo que en este caso lo importante es rescatar primero lo más próximo a uno y luego sí se puede incursionar por las grandes ciudades.

Mandamiento 9: “Escribirás para complacerte a ti mismo”. Es decir, de acuerdo a lo que sostiene el autor de estos singulares “Diez mandamientos del buen escritor”, lo primero que se debe hacer es escribir para sentirse pleno uno, y no hacerlo pensando en agradarle a los demás. En tanto y en cuanto nos sintamos conformes con lo que hemos escrito, haremos que el otro se interese y guste de nuestra escritura.

Este punto nos servirá a la hora de elegir un tema para escribir. Por ejemplo, es importante tener en claro qué es sobre lo que queremos hablar y ese tema debe ser algo en el cual no podamos dejar de pensar. Eso significará que hemos elegido un tema pensando en nosotros y en nuestro interés son detenernos a pensar en qué podría interesarle al otro. Eso es un buen comienzo, sin dudas, porque demuestra lo genuinos que somos con nosotros mismos.

Mandamiento 10: “Serás difícil de complacer”. Esto es realmente una muy buena aclaración, ya que cuanto más exigente seamos a la hora de crear, mejores producciones literarias saldrán. “Como autor, por muchas veces que reescribiera originalmente el capítulo, todavía encuentro frases que son vagas, adjetivos que son inexactos o superfluos”, aclara el escritor de los diez mandamientos.

De todos modos, creo que el mandamiento diez engloba a los nueve anteriores, ya que por lo que he podido dilucidar, no se puede pensar en los demás sin antes detenerse a pensar en uno mismo y en sus propias producciones. Tampoco se puede ser difícil de complacer sin tener un poco de amor propio y tener algo de vanidad. En fin, lo importante, como habrán visto, es reflexionar y analizar cada uno de los diez consejos que están escritos en este libro llamado “La verdad y la mentira de la literatura”.