Miles de poetas, a lo largo de su vida, han celebrado y poetizado la fusión y la separación entre dos individuos. Por ejemplo, la poeta del Lejano Oriente Kwan Tao-Sheng ha escrito un bello y sentido poema dedicado a su marido, el pintor chino Chao Mang-Fu. La poeta al sentir que su marido ya no le tenía afecto, le adjudico una amante y escribió el siguiente poema:

Toma un trozo de arcilla;
humedécelo, palméalo.
Haz una estatua de ti
y una de mí.
Después destrózalas, golpéalas.
Agrega un poco de agua.
rómpelas y moldéalas
en una estatua tuya
y una estatua mía.
Entonces en la mía habrá trozos de ti
y en la tuya, trozos de mí.
Ya nada nos separará.


Así, a través de este poema, de ésta fusión entre dos personas, su marido, Chao Mang-Fu se conmovió tanto que volvió a sentir afecto por su mujer.