Tema: Poesía española del siglo XVIII

La poesía anacreóntica es una de las grandes desconocidas de nuestro país, pese a que hubo buenos cultivadores de la misma.

Toma su nombre del modelo de Anacreonte, poeta griego, que solía hacer composiciones breves en las que los versos eran heptasílabos y la rima recaía en los versos pares y era del tipo asonante.

Podríamos englobarla dentro de la poesía rococó, ya que en ella abundan los elementos sensuales, como el amor, el galanteo, el vino o la fiesta.

La brevedad de las composiciones y el uso de versos de no muy largo carácter le confieren a este tipo de poesía unas cualidades rítimicas dificilmente superables por los demás tipos de poesía del siglo XVIII.

Pues si, podría adscribirse al género Rococó como afirma Snake.

La Rococó está también centrada en los goces como el amor o la belleza femenina y el ambiente es igualmente frívolo y en él predomina la coquetería.

Meléndez Valdés fue la figura más representativa de este tipo de poemas.

La naturaleza es también una constante en este tipo de composiciones si bien los paisajes que aparecen son excesivamente "cursis" en algunas ocasiones. Demasiadas fuentes y pajaritos para mi gusto. Demasiadas flores también. Eso si, mucha sugerencia en ellos.

La única diferencia es que en la poesía Rococó no siempre se usan los heptasílabos. Temáticamente son casi la misma cosa pero difieren en los aspectos métricos.

Biografía de Meléndez Valdés:

Juan Meléndez Valdés nació en el año 1754 en la localidad de Ribera del Fresno, en la provincia de Badajoz.

Fue muy amigo de Cadalso, al que conoció en Salamanca, ciudad en la que estudió además de en Madrid.

Allí fue Catedrático de Humanidades. Pero abandonó tras la persecución a la que él y Jovellanos, que cayó finalmente, fueron sometidos por sus ideas reformistas.

Tuvo que vivir por ello en Zamora durante un año. Después trabajó para el gobierno de Bonaparte y a su marcha se vio obligado al exilio al país francés.

Allí murió en el año 1817 tras dejar innumerables poesías firmadas con el pseudónimo de Batilo.

Aparte de esas vertientes poéticas que comentáis como la rococó y la anacreóntica, existió otro tipo de poesía que fue la poesía ilustrada que es la que verdaderamente predomina en el siglo XVIII.

Con ella se trataba de instruir y de educar a las masas, y por ello es de claro carácter didáctico.

Las fábulas se revelaron como el método más valido para llevar a cabo esta misión siguiendo el moldelo de Esopo o de Fontaine. Lo divertido, ilustrativo y fácil de comprender de este tipo de composiciones, las hicieron verdaderamente usadas en aquella época, en las que grandes del género como Tomás de Iriarte o Félix de Samaniego, acercaron las educación y las buenas costumbres a parte del público.

Buena aportación amigo Santi.

Me gustaría completar la información que nos acercas, diciendo que otra de las claves de la mencionada poesía ilustrada sería la crítica a los diferentes aspectos sociales que consideraban perniciosos.

Las costumbres, los políticos y los nobles, las instituciones... etc... todo esto fue denigrado en los escritos de los peotas ilustrados, que defendían la igualdad y la hermandad. (Es decir, el buen rollo y la paz y el amor, como los hippies, y no la destrucción y el sometimiento como los nobles y los políticos de antes y de ahora).

Es por ello que la poesía satírica es una de las que más adeptos tuvo, y entre los que destacó Jovellanos que criticó el desorden sexual y la incultura de los nobles.

Meléndez Valdés y Quintana también practicaron esta poesía, pero con métricas menos rígidas que les daban mayor libertad.