En una época convulsionada por la dictadura militar y las fundaciones de movimientos homosexuales en la argentina, Néstor Perlongher, el militante poético y político, se atreve a poetizar desde el tópico del deseo y no de lo meramente gay. Allí, Perlongher encuentra su punto de anclaje para pensar lo político, “en una época en que se proclamaba abiertamente que todo lo personal era político pero en la cual los homosexuales no existían”
La poesía de Perlongher satírica, erótica, paródica, irónica, de fuga y con juegos de palabras; una poesía que se desliza para develar lo no dicho, lo que no se podía decir utilizando siempre figuras mezcladas y con una sintaxis trastocada, logró asentar las bases de una nueva forma de hacer poesía con un nuevo estilo llamado, por el mismo, como neo-barroso, una variante rioplatense del barroco. En el neobarroso hay un uso de lenguaje obsceno y una operación que tiende a reemplazar el cuerpo “textual” con el que trabaja el neobarroco, por un cuerpo de texto explícito y sexuado.