Luis de Góngora

Biografía de Luis de Góngora

Luis de Góngora y Argote nació en 1561 en la ciudad de Córdoba.

Su familia era noble pero de origen converso. Recibió una buena educación siendo niño y posteriormente estudió Gramática en Granada y Derecho en Salamanca.

A su vuelta a Córdoba se ordenó como religioso y después trató de medrar socialmente en la corte de Madrid pero como no encontró un protector desistió en esa tarea y se sumió en la pobreza hasta que en 1626 murió en su ciudad natal tras haber sufrido una apoplejía.

Se le recordará siempre como una de las plumas de más calidad de la literatura española, especialmente por ser la figura más representativa del movimiento poético conocido con el nombre de culteranismo.

Pues si, se dice de él no sólo que es uno de los mejores poetas de España sino que fue el mejor del Barroco.

Góngora sabía usar los metros tradicionales y populares de la misma manera que era un maestro en el enrevesado arte culteranista que tanta polémica generó en aquella époco. (¿Arte oscuro o rebuscamiento innecesario?).

Su empeño en rebuscar las expresiones parecía un intento por acercar la sintaxis castellana al propio latín del que procede, por lo que hay mucho de arcaizante en sus versos si los miramos desde esta óptica.

No obstante Góngora hacía un muy ingenioso uso del léxico, con lo que asombraba y asombra a todos aquellos que lo leían o leen pese a las dificultades que a veces presenta la comprensión de sus escritos.

Como bien habéis apuntado el principal rasgo formal de Góngora era la complicación tanto léxica como sintáctica.

Realmente Góngora no aspiraba a ser un lector para las masas (más bien lo aborrecía) y es por ello que mediante la complicación a todos los niveles de sus escritos estaba, de alguna manera, seleccionando a su público. Gongora escribía para las personas cultas.

Según apuntó Dámaso Alonso, su estilo estaba basado en la elusión de las expresiones gastadas del renacimiento y por la elusión de todo lo antipoético a lo que alude indirectamente.

El léxico utilizado era muy muy culto y en su sintaxis predomina el hipérbaton

Pese a su culteranismo hizo obras en metros populares como las letrillas o los romances.

En ellos trató temas muy variados como los moriscos, los pastoriles, las alabanzas aldeanas, los romances de cautivos o los africanos.

También satirizó y caricaturizó las costumbres de por aquel entonces como la ostentación en los nuevos ricos, la ignorancia de algunos médicos o lo falso de las apariencias en la mayoría de los casos.

El más famoso de estos poemas es quizá la fábula de Píramo y Tisbe en la que la mitología se funde con las creencias populares y lo grave se funde con lo humorístico.

Si, aunque sin duda son los metros cultos los que le han dado la fama de la que hoy goza, especialmente lo sonetos, que es su composición breve más usada.

La versatilidad de los sonetos hacen que se adecuen a cualquier tema, algo que Góngora supo aprovechar a la perfección usándolos en poemas amorosos petrarquistas, en poemas morales y en otros en los que caricaturiza las costumbres de las cortes madrileñas y vallisoletanas.

Además la octava real dio lugar a la Fábula de polifemo y Galatea, en la que el cíclope se enamora de la ninfa que a su vez no le corresponde por amar a Acis. Se da en ella una doble oposición: entre la beldad de la ninfa y la monstruosidad del cíclope y entre lo grotesco del propio cíclope y lo hermoso de sus sentimientos.

No podemos olvidar tampoco las Soledades, que son poemas de carácter narrativo y se refieren a las edades del hombre. Iban a ser cuatro (adolescencia, juventud, madurez y vejez) pero Góngora sólo tuvo tiempo de acabar la primera y dejar inconclusa la segunda.

Son dos Silvas la primera de casi mil cien versos y la segunda de casi mil. Su estilo es muy cultista, y pese a que hay un hilo narrativo hay numerosos elementos líricos.

En la primera de ellas un viajero se convierte en náufrago, llegando a una isla en la que unos pastores le ofrecen albergue y lo convidan a una boda.

En la segunda el mismo viajero es recibido por un viejo y sus hijas. El padre se pronuncia a favor del amor y de dos pretendientes de sus hijas. La obra finaliza con una escena de caza.