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Y continúa...
Como pétalos de rosa,
como pétalos de rosa purpurada, -
purpurada como sangre,- son tus labios;
esos labios
que predican candorosos evangelios:
son dos pétalos de rosa purpurada
que calleron en la nieve;
son el borde que resuena, que se mueve,
de aquel vaso de Sajonia, de tu barba nacarada.
Blanco polvo sacarino
que decora rojos néctares de fresas,
tamarindos y granadas, son tus dientes;
bellos dientes
como hermanos amorosos que se juntan:
son azúcar en la crátera de fresas
de tu boca cuando ríes;
son diamantes de Golconda que deslíes
en el bálsamo bendito de tus besos, cuando besas.
Caracoles nacarados,
nacarados caracoles pequeñitos
de la playa de los mares, tus orejas;
tus orejas
yo no sé por qué rubor enrojecidas:
son dos rojos caracoles pequeñitos
que te llevan al augurio,
que le llevan a tu espíritu el murmurio
de las cosas venideras, de los tiempos infinitos.
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Y finaliza, éste gran poema titulado "Cantar de cantares" de Almafuerte, de la siguiente manera:
Bella página de un libro,-
bella página de un libro de oraciones
con estampas bizantinas,- tus afectos;
tus afectos
transparentes y profundos como el éter:
son la página del libro de oraciones
donde rezan los nenitos,-
donde buscan los nenitos, ¡pobresitos!
las Madonas y los Cristos de radiantes corazones.
Como lámpara votiva
que llenase de fulgores el santuario
de algún pálido Ecce homo, tu gran alma;
superalma
de una dulce, femenina fortaleza:
en la lámpara votiva del santuario,
que fulgura gravemente,
que derrama gravemente, tiernamente,
sus bondades luminosas en la cruz de mi calvario.
Como el bíblico poeta,
como el rey de los proverbios seculares
que no pasan, que no mueren, yo te canto;
sí, te canto
hija mía, madre mía, novia mía:
con palabras que retumben seculares,
que no pasen, que no mueran,
que los hombres para siempre las profieran
como el cántico sublime del cantar de los cantares.
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"A tus pies" es otro gran poema de Almafuerte.
A tus pies
Nocturno canto de amor
que ondulas en mis pesares,
como en los negros pinares
las notas del ruiseñor.
Blanco jasmín entre tules
y carnes blancas perdido,
por mi pasión circuído
de pensamientos azules.
Coloración singular
que mi tristeza iluminas,
como al desierto y las ruinas
la claridad estelar.
Nube que cruzas callada
la extensión indefinida,
dulcemente perseguida
por la luz de mi mirada.
Ideal deslumbrador
en el espíritu mío,
como el collar del rocío
con que despierta la flor.
Sumisa paloma fiel
dormida sobre mi pecho,
como si fuera en un lecho
de mirtos y de laurel.
Música, nube, ideal,
ave, estrella, blanca flor,
preludio, esbozo, fulgor
de otro mundo espiritual.
Aquí vengo, aquí me ves,
aquí me postro, aquí estoy,
como tu esclavo que soy,
abandonado a tus pies.
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Si quieren y les gusta la poesía no pueden no leer este gran poema de Almafuerte titulado “Lo que yo quiero”, una de las frases más usadas por los seres humanos… Miren todo lo que quiere este poeta, miren como compone su poesía…
Lo que yo quiero
I
Quiero ser las dos niñas de tus ojos,
las metálicas cuerdas de tu voz,
el rubor de tu sien cuando meditas
y el origen tenaz de tu rubor.
Quiero ser esas manos invisibles
que manejan por sí la Creación,
y formar con tus sueños y los míos
otro mundo mejor para los dos.
Eres tu, providencia de mi vida,
mi sosten, mi refugio, mi caudal:
cual si fueras mi madre yo te amo...
¡y todavía más!
II
Tengo celos del sol, porque te besa
con sus labios de luz y de calor,
del jasmín tropical y del jilguero
que decoran y alegran tu balcón.
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Y así finaliza...
Mando yo que ni el aire te sonreía:
ni los astros, ni el niño, ni la flor,
ni la Fe, ni el Amor, ni la Esperanza,
ni ninguno en lo eterno más que yo.
Eres tú, Soberana de mis noches,
mi constante, perpetuo cavilar:
ambicioso tu amor como la Gloria...
¡y todavía más!
III
Yo no quiero que alguno te consuele
si me mata la fuerza de tu amor...
¡si me matan los besos insaciables
fervorosos, ardientes que te doy!
Quiero yo que te invadan las tinieblas
cuando ya para mí no salga el sol.
Quiero yo que defiendas mi cadáver
del más leve ritual profanador.
Quiero yo que me nombres y conjures
sobre labios y frente y corazón.
Quiero yo que sucumbas o enloquezcas...
¡loca, sí, muerta, sí, te quiero yo!
Mi querida, mi bien, mi soberana,
mi refugio, mi sueño, mi caudal,
mi laurel, mi ambición, mi santa madre...
¡y todavía más!
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¡Avanti! de Almafuerte es un himno a la vida, léanlo, siéntanlo, recréenlo porque este autor se los escribió a ustedes, sin lugar a dudas…
¡Avanti!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de su muerte!
¡Più Avanti!
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
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Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo,
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
¡Molto Più Avanti!
Los que viertan sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos, sobrantes.
¡Ah! Nunca quieras remediar entuertos;
nunca sigas impulsos compasivos;
ten los garfios del Odio siempre activos
y los ojos del juez siempre despiertos...
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Y así finaliza este himno...
¡y al hecharte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!
¡Molto Più Avanti Ancora!
Esta vida mendaz es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser tras el tocado:
No digas tu verdad ni al más amado,
no demuestres temor ni al más temido,
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado.
Mira cómo la nieve se deslíe
sin una queja de su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe:
Maldice de los hombres, pero ríe;
vive la vida plena, pero muerto.
Moltíssimo Più Avanti Ancora!
Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos, estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en la frágil cárcel de las fieras:
No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones,
lo mismo que dos plácidos horteras;
Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!
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Intima es uno de mis poemas favoritos de Almafuerte... Se los recomiendo...
Intima
Ayer te vi... no estabas bajo el techo
de tu tranquilo hogar,
ni doblando la frente arrodillada
delante del altar,
ni reclinando la gentil cabeza
sobre el augusto pecho maternal.
Te vi... si ayer no te siguió mi sombra
en el aire, en el sol,
es que la maldición de los amantes
no la recibe Dios,
o acaso, el que roba tus caricias,
tiene en el cielo mas poder que yo!
Otros te digan palma del desierto,
otros te llamen flor de la montaña,
otros quemen incienso a tu hermosura:
yo te diré mi amada!
Ellos buscan un pago a sus vigilias,
ellos compran tu amor con sus palabras,
ellos son elocuentes porque esperan;
¡y yo no espero nada!
¡Yo sé que la mujer es vanidosa,
yo sé que la lisonja la desarma,
y yo se que un esclavo de rodillas
más que todos alcanza!...
Otros te digan palma del desierto,
otros compren tu amor con sus palabras;
yo seré más audaz, pero más noble:
¡yo te diré mi amada!
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Con este poema de Adiós a la maestra, recuerdo a este gran poeta por siempre… Por siempre Almafuerte…
Adiós a la maestra
Obrera sublime,
bendita señora:
la tarde ha llegado
también para vos.
¡La tarde, que dice,
descanso!... La hora
de dar a los niños
el último adiós.
Mas no desespere
la santa maestra:
no todo el mundo
del todo se va;
usted será siempre
la brújula nuestra,
¡la sola querida
segunda mamá!
Pasando los meses,
pasando los años,
seremos adultos,
geniales, tal vez...
¡Mas nunca los hechos
más grandes o extraños
desfloran del todo
la eterna niñez!
En medio a los rostros
que amante conserva
la noble, la pura
memoria filial,
cual una solemne
visión de Minerva,
su imagen, señora,
tendrá su sitial.
Y allí donde quiera
la ley del ambiente
nimbrar nuestras vidas,
clavar nuestra cruz,
la escuela ha de alzarse
fantásticamente,
cual una suntuosa
gran torre de luz.
¡No gima, no llore
la santa maestra:
no todo en el mundo
del todo se va!
¡Usted será siempre
la brújula nuestra,
la sola querida
segunda mamá!