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Wystan Hugh Auden:
Un día como hoy, 29 de agosto del año 1973 dejaba éste mundo uno de los poetas británicos más famosos de su tiempo, el gran Wystan Hugh Auden.
Consagrado como uno de los poetas más famosos junto con Yeats y T.S. Eliot, Auden llevó una vida intensa y rodeada de amores, desamores, conflictos y vida, pura vida. Cada una de estas situaciones de su vida lo ha inspirado a la hora de crear su propia obra, su propia poesía.
De hecho los mejores poemas que tiene Auden son gracias a su gran esteticismo y su compromiso con la palabra, de hecho los temas estilísticos que se desprenden de la poesía de Auden son de temáticas como: el amor, la sociedad, la política, la moralidad, la religión y por sobre todas las cosas la relación del ser humano con la naturaleza, una temática que realmente le preocupaba a éste poeta.
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Wystan Hugh Auden Ha escrito innumerables poemas, crítica, literatura de viajes y hasta obras de teatro que lo han ayudado a convertirse en uno de los mejores poetas del universo británico durante el siglo XX. Si desean conocer más obras sobre éste gran poeta les comparto a continuación su bibliografía completa:
Poesía
Poemas escogidos; Visor, 1981; trad. Antonio Resines.
El mar y el espejo (The Sea and the Mirror); Bartleby, 1996; trad. Antonio Fernández Lera.
Un poema no escrito (Dichtung und Wahrheit); Pre-Textos, 1996; trad. Javier Marías.
Gracias, niebla (Thank You, Fog); Pre-Textos, 1996; trad. Silvia Barbero.
Otro tiempo (Another Time); Pre-Textos, 2002; trad. Álvaro García.
Canción de cuna y otros poemas (Recopilación); Lumen, 2006; trad. Eduardo Iriarte.
Carta de Año Nuevo, Pre-Textos, 2006; trad. Gabriel Insausti
Los señores del límite (Recopilación); Círculo de Lectores, 2007; trad. Jordi Doce.
Obra teatral (con Christopher Isherwood):
El perro bajo la piel (The Dog Beneath the Skin, 1935)
El despegue del F6 (The Ascent of the F6, 1936)
En la frontera (On the Frontier, 1938)
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Obra crítica
El prolífico y el devorador (The Prolific and the Devourer); Barcelona, Edhasa, 1996.
Iconografía romántica del mar (The Enchafed Flood or the Romantic Iconography of the Sea); México, UNAM, 1996.
El mundo de Shakespeare (The Dyer's Hand); B. Aires, Adriana Hidalgo, 1999.
La mano del teñidor (The Dyer's Hand); B. Aires, Adriana Hidalgo, 2001.
Prólogos y epílogos (Forewords and Afterwords); Barcelona, Península, 2003.
Trabajos de amor dispersos (Lectures on Shakespeare); Barcelona, Crítica, 2003.
Literatura de viajes
Cartas de Islandia; Barcelona, Alba, 2000.
Estas son sus obras completas, las que ha escrito durante su vida y las que se ha convertido en un gran escritor de poesía, de crítica y hasta de teatro. Ver la versatilidad que tienen escritores como Wystan Hugh Auden nos lleva a pensar en que escritores como él no se olvidan y se conservan en el imaginario poético, crítico y hasta actoral de todos los lectores hoy en día.
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Si bien, como habrán podido observar, es grande su bibliografía lo que a mí más me gusta de W.H.Auden son sus poemas y es por ello que a continuación me gustaría compartirles los mejores poemas que los ayudaran a pasar un buen día, a pensar en un ser amado, a desear un ser y querer escribirles un poema. Realmente verán que éste poeta logra generar eso en nuestro ser.
Dichtung und wahrheit (fragmento de este gran, intenso y largo poema)
L
Este poema que deseaba escribir debería haber expresado exactamente lo que quiero decir cuando pienso
las palabras Te amo, pero no puedo saber exactamente qué quiero decir;
debería haberme resultado manifiestamente verdadero, pero las palabras no pueden
verificarse a sí mismas. Así que este poema quedará sin escribir. Eso no importa.
Llegas mañana; si estuviera escribiendo una novela en la que ambos fuéramos personajes,
sé exactamente cómo te recibiría en la estación: adoración en la mirada; en la lengua
guasa y lascivia.
Pero ¿quién sabe cómo te recibiré exactamente? ¿La Dama Bondad?
Vaya, esa sí que es una idea. ¿Se podría escribir un poema (un tanto desagradable, quizá)
sobre Ella?
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"Canción de cuna" es otro gran poema de W.H.Auden
Canción de cuna
El estrépito del trabajo queda mitigado,
otro día ha llegado a su ocaso
y se ha cernido el manto de la oscuridad.
¡Paz! ¡Paz! Desprovee tu retrato
de sus vejaciones y descansa.
Tu ronda diaria ha concluido,
has sacado la basura,
respondido algunas cartas aburridas
y pagado una factura a vuelta de correo,
todo ello frettolosamente.
Ahora tienes permiso para yacer,
desnudo, aovillado cual quisquilla,
recostado en la cama, y disfrutar
de su acogedor microclima:
canta, Grandullón, canta arrorró.
Los antiguos griegos se equivocaban:
Narciso es un vejete,
domado por el tiempo, liberado al fin
de la lujuria de otros cuerpos,
racional y reconciliado.
Durante muchos años envidiaste
al hirsuto, el tipo machote.
Ya no: ahora acaricias
tu carne casi femenina
con enorgullecida satisfacción,
imaginando que eres
inmaculado e independiente,
calentito en la madriguera de ti mismo,
madonna y bambino:
canta, Grandullón, canta arrorró.
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Deja que tus últimos pensamientos sean todo agradecimiento:
ensalza a tus padres que te dieron
un Super Ego de fuerza
que te ahorra tantas molestias,
llama a amigos y seres queridos por doquier,
luego rinde justo tributo
a tu edad, a haber
nacido cuando naciste. En la adolescencia
se te permitió conocer
hermosas antiguallas
que pronto desaparecerían de la faz de la tierra,
locomotoras de caldera venical, motores de balancín
y ruedas hidráulicas de admisión superior.
Sí, amor mío, has tenido suene:
canta, Grandullón, canta arrorró.
Ahora a caer en el olvido: que
la mente del vientre se apropie
por debajo del diafragma,
del dominio de las Madres,
quienes vigilan las Puertas Sagradas,
sin cuyas mudas advertencias
el yo verbalizador pronto
se conviene en un déspota despiadado,
lascivo, incapaz de amar,
desdeñoso, hambriento de estatus.
Si te acecharan los sueños, no les hagas caso,
pues todos ellos, tanto los dulces como los horrendos,
Son bromas de dudoso buen gusto,
demasiado insípidas para hacerles caso.
canta, Grandullón, canta arrorró.
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Uno de sus poemas más fuertes, o por lo menos para mí, es “Asilo de ancianos” aquel lugar en los que los ancianos despiden la vida… Es realmente intenso, fíjense como utiliza la palabra de dolor éste gran escritor.
Asilo de ancianos
Todos poseen un límite: cada uno
Tiene un matiz de daño muy distinto. La élite
Es capaz de arreglarse por sí misma,
Caminar apoyada en un bastón,
Leer completo un libro, interpretar
Movimientos de fáciles sonatas.
(Pero acaso la libertad carnal
Es el veneno del espíritu:
Conscientes de lo que ha sucedido y el porqué
Abominan su tristeza sin lágrimas.)
Luego vienen los de silla de ruedas, el promedio
Que soporta la tele
Y guiado por amables terapeutas
Canta en comunidad.
Después los solitarios que musitan
Palabras en el limbo, y al final
Los que ya son del todo incompetentes
Y como una parodia de las plantas
(Ellas pueden sudar sin ensuciarse).
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No obstante, hay algo que los une:
Todos aparecieron cuando el mundo,
A pesar de sus males,
Era más habitable y más vistoso
Y los viejos tenían auditorio
Y un lugar en la tierra.
(El niño reprendido por su madre
Podía refugiarse con la abuela para ser consolado
Y escuchar algún cuento.)
Hoy ya todos sabemos qué esperar,
Mas su generación es la primera
Que se ha desvanecido de este modo:
No en casa sino asignada a un pabellón, arrojada
Como se arrumban fardos indeseables.
Mientras voy en el Metro para estar
Media hora con una del asilo,
Recuerdo quién fue ella en su esplendor.
Entonces visitarla era un orgullo
Y no una caridad.
¿Seré tan frío como para esperar
Un somnífero rápido, indoloro;
O bien para rogar, como ella ruega,
Que Dios o la naturaleza precipiten
Su función terrenal?
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“Epílogo” es sin lugar a dudas mí poema favorito de W. H. Auden ya que en él se realiza un epílogo que podría interpretarse como el final… El final de qué no sabemos o sí, pero cada final se lo da uno y lo entiende uno mismo y eso es lo mágico de éste poema.
Epílogo
Los mundos ficticios e intemporales
de significado manifiesto
no deleitarían,
uno fuera el nuestro
uno temporal donde nada
eslo que parece.
. . .
Un poema; un cuento:
pero cualquiera bueno
nos empuja a querer saber.
. . .
Sólo los pájaros poco melodiosos,
guerreros inarticulados,
necesitan un plumaje llamativo.
. . .
En una casa de citas, tanto
las damas como los caballeros
tienen motes únicamente.
. . .
El Mal enmudecido
tomó prestado el lenguaje del Bien
y a ruido lo redujo.
. . .
Un día triste y árido.
¿Qué falsedad pirata
ha decapitado tu raudal de Verdad?
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. . .
En momentos afortunados parecemos a punto
de decir de veras lo que creemos que creemos: r
pero, incluso entonces, el ojo honrado debería guiñar.
. . .
La Naturaleza, consecuente y augusta,
no puede enseñarnos qué escribir o hacer:
con Ella lo real siempre es cierto,
y lo que es cierto también es justo.
. . .
El tiempo te ha enseñado
cuanta inspiración
te aportaron tus vicios,
la deuda de la imaginación
con la tentación
a la que cediste,
que más de un hermoso
verso expresivo
no habría existido,
si hubieras ofrecido resistencia:
como poeta, tú
sabes que es cierto,
y aunque en la Iglesia
a veces rezas
para sentirte contrito,
no funciona.
felix culpa, dices:
igual tienes razón.
Esperas, sí,
que tus libros te justifiquen,
te salven del infierno:
aun así,
sin parecer triste,
sin que en modo alguno
dé la impresión de que te culpa
(no le hace falta,
bien sabe
a qué hace caso
un enamorado del arte como tú),
Dios puede hacer
el Día del Juicio,
que te deshagas en lágrimas de vergüenza,
recitando de memoria
los poemas que
habrías escrito, si
hubiera sido digna tu vida.