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El poeta cocodrilo
El poeta cocodrilo ha sido nada menos que Efraín Huerta, un poeta mexicano y un revolucionario en la poesía hispanoamericana del siglo XX.
Sus versos se caracterizaban por ser todo lo contrario a la estilística del momento, a la estilística que habían adoptado muchos poetas hispanoamericanos. Por ello es que Efraín Huerta logra sobresalir entre la multitud, porque desafía las terminologías clásicas y crea sus propias reglas.
Si bien sus estudios comenzaron en el plano académico de la abogacía, el poeta no pudo seguir más por ese camino y se dedicó al periodismo y a la poesía. Dueño de una voz única logró escribir una antología poética de lo más interesante y bella.
Muchos de sus amigos lo han llamado El gran Cocodrilo ya que Efraín Huerta creó el movimiento neovanguardista “cocodrilismo” en el que él creaba sus poemas. Más allá de ello se le decía Cocodrilo por su fuerza y su carácter para vivir y escribir.
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Hace algunos días se ha cumplido el centenario del nacimiento de éste poeta mexicano nacido para poetizar el mundo. Ha logrado ganarse un lugar entre los mejores poetas hispanoamericanos del siglo XX y convertirse en el ganador del Premio Nacional de Poesía en el año 1976.
La poesía de Efraín Huerta ronda entre tópicos muy conocidos como lo son el amor y la soledad, la vida y la muerte pero a ello le agrega un plus de vitalidad al hablar sobre las injusticias sociales, la discriminación y la política, temáticas que forman parte de la poesía y de la lucha de Efraín Huerta.
Realmente ha sido un poeta y revolucionario con todas las letras ya que ha utilizado la poesía como arma de lucha y de denuncia a las prácticas sociales y a las injusticias que vivía México en su época.
Por todo ello y por más es que éste gran escritor sigue estando vigente hoy en día en el imaginario mexicano, en el imaginario poético de todo Hispanoamérica y, por qué no decirlo, del mundo.
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Efraín Huerta ha escrito más de mil poemas y entre ellos se encuentran los más bellos y fuertes poemas de todo Latinoamérica.
Para los que deseen conocer más sobre la poesía de éste poeta mexicano les comparto la bibliografía poética completa que ustedes pueden conseguir en cualquier librería cercana y hasta en E-book. Como verán a continuación Efraín Huerta ha escrito innumerables poemas y en cada uno de ellos encontrarán una voz tan clara y bella que no podrán parar de leerla.
Absoluto amor (1935)
Línea del alba (1936)
Los hombres del alba (1944)
Poemas de guerra y esperanza (1943)
La rosa primitiva (1950)
Poesía (1951)
Poemas de viaje (1953)
Estrella en alto y nuevos poemas (1956)
Para gozar tu paz (1957)
¡Mi país, oh mi país! (1959)
Elegía de la policía montada (1959)
Farsa trágica del presidente que quería una isla (1961)
La raíz amarga (1962)
El Tajín (1963)
Poemas prohibidos y de amor (1973)
Los eróticos y otros poemas (1974)
Estampida de poemínimos (1980)
Transa poética (1980)
Estampida de Poemínimos (1985)
Dispersión total (1986)
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El poeta mexicano Armando González Torres dijo sobre Efraín Huerta algo que me gustaría compartir con todos ustedes, nada mejor que la voz de otro poeta para hablar sobre un poeta: “
“Fue un poeta que logró una madurez y una poesía muy temprana. Su evolución es muy peculiar porque tiene mucho que ver con su elección política. Tengo la impresión de Efraín Huerta se dejó llevar por los temas más inmediatos, circunstanciales y doctrinarios de la política; sin embargo, también tuvo una gran capacidad para renovarse, para romper con los temas, los tópicos que imponía la doctrina a muchos escritores militantes, y mezcla de esa renovación son sus grandes poemas, como El Tajín, y este antídoto del humor que son los poemínimos, que le permiten una auténtica renovación y un encuentro con las generaciones más jóvenes y que revelan un Huerta mucho más humano, sabio y escéptico que, si bien sigue siendo progresista, ya no cree en el cambio mágico del hombre y que tiene una visión antropológica más acida pero también más noble y marcada por el humor”.
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Para celebrar su centenario, para conocer más sobre su poesía, para leer un buen poema nada mejor que compartir con todos ustedes algunos de los mejores poemas de Efraín Huerta. Espero que su poesía les guste y le den ganas de sumergirse al interminable universo poético de éste poeta mexicano que vivirá por siempre en la voz de sus poemas.
Absoluto amor
Como una limpia mañana de besos morenos
cuando las plumas de la aurora comenzaron
a marcar iniciales en el cielo. Como recta
caída y amanecer perfecto.
Amada inmensa
como un violeta de cobalto puro
y la palabra clara del deseo.
Gota de anís en el crepúsculo
te amo con aquella esperanza del suicida poeta
que se meció en el mar
con la más grande de las perezas románticas.
Te miro así
como mirarían las violetas una mañana
ahogada en un rocío de recuerdos.
Es la primera vez que un absoluto amor de oro
hace rumbo en mis venas.
Así lo creo te amo
y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.
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“Aleluya cocodrilos sexuales aleleuya” es un gran poema de Efraín Huerta en donde su voz se concentra en la ruptura con la estilística. Por estos poemas es que ha creado el “cocodrilismo” y se lo ha llegado a llamar el Gran Cocodrilo. Vean como sus versos resuenan y su estética se corre del lugar común.
Aleluya cocodrilos sexuales aleluya
Para ella que me mira morir
El gran río penetró la roca viva
y se adelgazó hasta el miedo y el estruendo
se hizo rayo se hizo ruina se hizo tonto esqueleto
y hoy padece a lo largo de pieles de tigre
a la orilla del cocodrilo que me sueña
y me hunde en el naufragio
de su carne tan blanca
oh carne nacarada en medio
de la arena
como tú
y estas dos medallas de oro que muerdo
dalias de vida y de martirio
y en ellas me retrato y consigo el descenso
al dulce infierno de tu vientre
y de nuevo los dientes
ah malditos
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ah maldita tú también
larga bestia ululante despierta lengua
en aquel círculo de asesinos
(Pierde toda esperanza
amor mío)
de almas danzantes albas
cool cool cool cool jazz
¡Bríndamelo por fin
Aleluya Aleluya magnífico Grijalba
muerto de frío de rocas y pañuelos rojos
Piérdete
adelgázate hasta la soledad
de los cocodrilos que agonizan
al pie de mi medio siglo
y de mi alcohol
cohol cohol cohol cohol jazz
marinera manía
de pintar escribir declamar pagar impuestos
luz renta etcétera
y luego abrazarte
bajo el diluvio de sones antillanos y misas lubas
y volver a abrazarte hasta el arte y el hartazgo
y aleluyarte hasta no sé cuando
dormida y abrumada purificada
putificada
¡Aleluya! ¡Aleluya!
poetas elotes tiernos calaveritas apaleadas
poetas inmensos reyes del eliotazgo
baratarios y pancistas
grandísimos quijotes de su tiznadísima chingamusa
perdónenme grandes y pequeños poetas
(Soy acaso el Hijo de Sánchez de la poesía
¿Peralvillo Tepito Incorporated?
Alors los invito a discurrir
pespunte limpio
por el nuevo paseo la Anti-Reforma)
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“El amor” es otro de los grandes poemas de Efraín Huerta en donde el poeta habla sobre el amor y lo compara con la tierra, fíjense que en la voz del poeta se siente esa pasión y ese dolor que es el amor.
El amor
El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.
Es como el sol, el alba: una espiga muy grande.
Yo camino en silencio por donde lloran piedras
que quieren ser palomas, o estrellas,
o canarios: voy entre campanas.
Escucho los sollozos de los cuervos que mueren,
de negros perros semejantes a tristes golondrinas.
Yo camino buscando tu sonrisa de fiesta,
tu azul melancolía, tu garganta morena
y esa voz de cuchillo que domina mis nervios.
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Ignorante de todo, llevo el rumbo del viento,
el olor de la niebla, el murmullo del tiempo.
Enséñame tu forma de gran lirio salvaje:
cómo viven tus brazos, cómo alienta tu pecho,
cómo en tus finas piernas siguen latiendo rosas
y en tus largos cabellos las dolientes violetas.
Yo camino buscando tu sonrisa de nube,
tu sonrisa de ala, tu sonrisa de fiebre.
Yo voy por el amor, por el heroico vino
que revienta los labios. Vengo de la tristeza,
de la agria cortesía que enmohece los ojos.
Pero el amor es lento, pero el amor es muerte
resignada y sombría: el amor es misterio,
es una luna parda, larga noche sin crímenes,
río de suicidas fríos y pensativos, fea
y perfecta maldad hija de una Poesía
que todavía rezuma lágrimas y bostezos,
oraciones y agua, bendiciones y penas.
Te busco por la lluvia creadora de violencias,
por la lluvia sonora de laureles y sombras,
amada tanto tiempo, tanto tiempo deseada,
finalmente destruida por un alba de odio.
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Otro gran poema de Efraín Huerta es “La noche de la perversión”, un poema en donde se corre de la estilística amorosa para hablar de la perversión, la noche, el deseo y la pasión. Son interesantes los poemas que fui compartiendo ya que cada uno de ellos toca los tópicos de éste poeta y muestran su multifacética forma a la hora de escribir.
La noche de la perversión
El caracol del ansia, ansiosamente
se adhirió a las pupilas, y una especie de muerte
a latigazos creó lo inesperado.
A pausas de veneno, la desdichada flor de la miseria
nos penetró en el alma, dulcemente,
con esa lenta furia de quien sabe lo que hace.
Flor de la perversión, noche perfecta,
tantas veces deseable maravilla y tormenta.
Noche de una piedad que helaba nuestros labios.
Noche de a ciencia cierta saber por qué se ama.
Noche de ahogarme siempre en tu ola de miedo.
Noche de ahogarte siempre en mi sordo desvelo.
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Noche de una lujuria de torpes niños locos.
Noche de asesinatos y sólo suave sangre.
Noche de uñas y dientes, mentes de calorfrío.
Noches de no oír nada y ser todo, imperfectos.
Hermosa y santa noche de crueles bestezuelas.
Y el caracol del ansia, obsesionante,
mataba las pupilas, y mil odiosas muertes
a golpes de milagro crearon lo más sagrado.
Fue una noche de espanto, la noche de los diablos.
Noche de corazones pobres y enloquecidos,
de espinas en los dedos y agua hirviendo en los labios.
Noche de fango y miel, de alcohol y de belleza,
de sudor como llanto y llanto como espejos.
Noche de ser dos frutos en su plena amargura:
frutos que, estremecidos, se exprimían a sí mismos.
Yo no recuerdo, amada, en qué instante de fuego
la noche fue muriendo en tus brazos de oro.
La tibia sombra huyó de tu aplastado pecho,
y eras una guitarra bellamente marchita.
Los cuchillos de frío segaron las penumbras
Y en tu vientre de plata se hizo la luz del alba.
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La "Elegía" no es sólo una forma poética adoptada por innumerables escritores y poetas a lo largo de toda su literatura sino que es también el nombre de uno de los pomas de Efraín Huerta en donde el sueño y la pasión frente al dolor y las miserias son los tópicos que atraviesa el escritor en este hermoso poema. Sin más preámbulos les comparto éste hermoso poema elegíaco en donde la ritmicidad y la voz del poeta surgen de las entrañas del poema.
Elegía
Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz,
con inmóviles sombras en los brazos
y tus genitales segundos de estatua.
Así como eres todavía: copiándote a ti misma,
cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida.
Bien te sentí en mi sueño como verso divinizado.
Mi tristeza no cabía en el fondo de mi dolor
y fue a manchar la noche de violeta.
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El propio ruido de tus piernas habría despertado
los estanques, los recuerdos que a veces olvidamos
en los huecos de los jardines,
las horas que nunca fueron más allá
de donde hoy se desangran segundo por segundo,
el silencio de muchas ventanas,
antiguos y pulidos razonamientos, montañas de destinos.
De un seno tuyo al otro sollozaba un poco de ternura.
Anoche te soñé y no puedo decirte mañana mi secreto
-porque el amor es un magnífico manzano
con frutos de metal envueltos en piel de inteligencia,
con hojas que recuerdan gravemente el futuro
y raíces como brazos sumidos en una nieve de santidad-,
la misma ruta de mis dedos no podría encontrarte
ahí donde te guardas tan perfecta.
Yo no sabría elegir sino violentamente mi presencia:
te llenaría de asombro; acaso tu memoria no me crea.
Mi fatiga te gritaría un absoluto amor.
Por el cristal de aumento de la luna
la sonrisa de Dios estallaría.
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Su otra elegía lleva el título de “Elegía de la rosa blanca”. Belleza de poema:
Elegía de la rosa blanca
Fuiste cuando el silencio era una voz de llovizna
cuando sabias corolas daban el equilibrio al
corazón de junio
y claras lunas tibias como pequeñas ruedas
llevaron al abismo los insomnios por turbios
y los deseos por vivos y angustiados.
Indelicada rosa blanca.
Desesperada rosa tierna.
Dueña del infinito y precursora de la contemplación
y el tedio.
Rosa blanca: viviste puramente,
como apasionada y cansada frialdad,
como alba derrotista.
Eras como un dolor inmóvil
pero ceñido de ansias.
Te guardaba en mis manos creyéndote un silencio
de nieve.
Eras torre y sirena.
Eras madera blanca o brisa.
Eras estrella distraída.
En las noches parecías una selva despierta,
muy mojada. Y al día
siguiente eras perla gigante
o tremenda montaña
o cristalina y rauda flor del tiempo.
Yo te seguía con furia y esperanza.
Vivo dueño de nada con tu muerte.
Vivo como una astilla de tristeza.
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Y por último, uno de mis poemas favoritos de Efraín Huerta: “Eres, amor, el brazo con heridas…” un poema en donde el amor y la pasión son la sangre y la vida de éste poema:
Eres, amor, el brazo con heridas...
Eres, amor, el brazo con heridas
y la pisada en falso sobre un cielo.
Eres el que se duerme, solitario,
en el pequeño bosque de mi pecho.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres el viejo llanto y la tristeza,
la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres un frágil nido, recinto de veneno,
despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.
Eres desesperanza, triste estatua
de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.