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Mallarmé y el simbolismo
MAllamrmé fue junto con Baudelearie , Rimbaud y Verlaine, entre otros, uno de los grandes exponentes del simbolismo francés. Su poesía influyó con creces en los poetas que le siguieron. Fue bautizado con el nombre Etienne Mallarmé. Desde muy pequeño tuvo una vida muy sufrida, puesto que su madre murió y quedó al cuidado de sus abuelos. También perdió a su hermana, lo que lo afectó profundamente.
Comparto algunos de sus poemas:
Hoy no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
de todos los pecados de un pueblo que te ama,
ni a alzar tormentas tristes en tu impura melena
bajo el tedio incurable que mi labio derrama.
Pido a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
con que duermes después de tu engaño, extenuada,
tras el telón ignoto de los remordimientos,
tú que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.
Porque el Vicio, royendo mi majestad innata,
con su esterilidad como a ti me ha marcado;
pero mientras tu seno sin compasión recata
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Mallarmé comenzó sus estudios en Francia pero mientras estudiaba el bachiller conoció a una joven de nacionalidad alemana, se enamoró y se fueron juntos a vivir a Londres. Se casaron y continuó sus estudios para ser profesor de inglés, por lo cual comenzó a enseñar y a ganarse la vida con ello mientras colaboraba en la revista Parnasse Contemporain en la que se publicaron muchos de sus poemas.
Más de sus versos:
La luna se entristecía. Serafines llorando
sueñan, el arquillo en los dedos, en la calma de las flores
vaporosas, sacaban de las lánguidas violas
blancos sollozos resbalando por el azul de las corolas,
Era el día bendito de tu primer beso.
Mi ensueño que se complace en martirizarme
se embriagaba sabiamente con el perfume de tristeza
Que incluso sin pena y sin disgusto deja
el recoger de su sueño al corazón que lo ha acogido.
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Mallarmé comienza a tener relación por carta con Paul Verlaine hasta que consigue viajar a París, y se radica allí en donde abre una importante casa de tertulias en la que se reunían los intelectuales del momento. Murió tempranamente, luego de sufrir un ataque de espasmo bronquial. Pidió a su hija que quemara sus escritos pero algunos se salvaron.
Más de sus poemas:
Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel en blanco que defiende su albura
retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.
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Las veladas literarias que se organizaban en el café de Mallarmé eran consideradas las mejores y más selectas del ambiente literario parisino y así estuvieron por muchos años. Era un amante de las epístolas, por lo que mantenía correspondencia con intelectuales de todos los lugares del mundo, lo que consideraba que era enriquecedor. Era amante del verso blanco y causó furor entre sus lectores, ya que revolucionó la poesía del momento.
Algunos de sus versos dicen:
Toda el alma resumida
cuando lenta la consumo
entre cada rueda de humo
en otra rueda abolida.
El cigarro dice luego
por poco que arda a conciencia:
la ceniza es decadencia
del claro beso de fuego.
Tal el coro de leyendas
hasta tu labio aletea.
Si has de empezar suelta en prendas
lo vil por real que sea.
Lo muy preciso tritura
tu vaga literatura.
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Uno de los grandes analistas y biógrafos de Malarmé fue el poeta cubano Jo´se Lezama Lima quien escribió que:
“Junto con Rimbaud, Mallarmé fue uno de lo los grandes centros de polarización poéticos, situado en el inicio de la poesía contemporánea y una de las aptitudes más enigmáticas y poderosas que existen en la historia de las imágenes. Sus páginas y el murmullo de sus timbres serán algún día alzados para ser leídos por los dioses».
Otros de sus versos son:
En aquellas en quienes el amor es una naranja seca
Que preserva un viejo perfume sin el néctar bermejo,
Busqué el Infinito que hace pecar al hombre
Y sólo hallé un Abismo enemigo del sueño.
−¡El Infinito; sueño altivo que mece en su oleaje
Los árboles y los corazones como arena fina!
−Un Abismo, erizado de zarzas ásperas, donde rueda
Un fétido torrente de afeites mezclados con vino!
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En la obra inicial de Mallarmé el poeta muestra la influencia de los poetas contemporáneos Théophile Gautier, Théodore de Banville y Charles Baudelaire. Sin embargo, con el paso del tiempo pudo sacarse es marca y tomó su propio rumbo, posicionándose como uno de los autores más relevantes de su siglo. Más de sus poemas dicen de la siguiente manera:
Oh, la mística, oh la sangrante, oh la enamorada,
Loca de aromas de cirio y de incienso, que no supiste
Qué Demonio te retorcía el atardecer en que, doliente,
Puliste un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús.
Tus rodillas endurecidas por las oraciones ensoñadoras,
Beso, y tus pies también que calmarían el mar.
Quiero hundir mi cabeza en tus muslos nerviosos
Y llorar mi error bajo tu cilicio amargo:
Allí, santa mía, embriagado por perfumes extáticos,
Olvidando el negro Abismo y el Infinito amado,
Luego de haber cantado muy quedo largos cánticos
Adormeceré mi mal sobre tu fresca carne.
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Mallarmé fue uno de los precursores del movimiento poético que se conoció como decadentismo francés. Algunos analistas dicen que también fue quien creó el impresionismo literario, basándose que no le importaba decir algo sino el efecto que lograba con lo que escribía. Sus obras integraron el libro Los poetas malditos.
Más de sus versos para compartir:
Por sobre el ganado aturdido de los hombres
Brincaban en claridades las salvajes melenas
De los mendigos del azur el pie en nuestros caminos.
Un negro viento sobre su marcha desplegado en pendones
La flagelaba con tal frío hasta la carne,
Que en ella hendía también irritables surcos.
Siempre con la esperanza de encontrar el mar,
Viajaban sin pan, sin bastones y sin urnas,
Mordiendo el limón de oro del ideal amargo.
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Uno de los poemas que más me gustan de Mallarmé es uno titulado El infortunio, y que dice así:
La mayoría jadeaba en los desfiles nocturnos,
Embriagándose de dicha al ver manar su sangre,
¡Oh Muerte, el único beso en las bocas taciturnas!
Su derrota se debe a un ángel muy poderoso
De pie en el horizonte en la desnudez de su espada:
Una púrpura se coagula en el seno que lo reconoce.
Ellos maman el dolor como mamaban el sueño
Y cuando van ritmando llantos voluptuosos
El pueblo se arrodilla y su madre se levanta.
Aquellos son consolados, seguros y majestuosos;
Pero arrastran a su paso cien hermanos escarnecidos,
Irrisorios mártires de azares tortuosos.
La misma sal de las lágrimas roe su dulce mejilla,
Ellos comen ceniza con el mismo amor,
Pero vulgar o bufón, que el destino que los apalea.
Ellos podían excitar también como un tambor
La servil piedad de las razas de voces apagadas,
¡Iguales de Prometeo a quienes falta un buitre!