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Damaso Alonso
Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas más conocido como Damaso Alonso, fue un importante poeta, escritor y filósofo español del siglo XX. Quisiera hoy compartir algunos de sus poemas, que fueron de suma influencia para notables escritores de habla hispana de su tiempo. Este poema se llama Sueño de las dos ciervas y dice:
“Oh terso claroscuro del durmiente!
Derribadas las lindes, fluyó el sueño.
Sólo el espacio.
Luz y sombra, dos ciervas velocísimas,
huyen hacia la fontana de aguas frescas,
centro de todo.
¿Vivir no es más que el roce de su viento?
Fuga del viento, angustia, luz y sombra:
forma de todo.
Y las ciervas, las ciervas incansables,
flechas emparejadas hacia el hito,
huyen y huyen”.
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Damaso Alonso fue miembro de la Real Academia Española y recibió el Premio Cervantes en el año 1978. fue autor de célebres ensayos y de libros que fueron trascendentales en la poesía y narrativa de habla hispana. Otro de sus poemas dice así:
“...El árbol del espacio. Duerme el hombre.
Al fin de cada rama hay una estrella.
Noche: los siglos.
Duerme y se agita con terror: comprende.
Ha comprendido, y se le eriza el alma.
¡Gélido sueño!
Huye el gran árbol que florece estrellas,
huyen las ciervas de los pies veloces,
huye la fuente.
¿Por qué nos huyes, Dios, por qué nos huyes?
Tu veste en rastro, tu cabello en cauda,
¿dónde se anegan?
¿Hay un hondón, bocana del espacio,
negra rotura hacia la nada, donde
viertes tu aliento?”
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Dámaso Alonso nació en Madrid, sus padres eran gallegos y asturianos. Como muchos otros escritores españoles de su tiempo, Alonso estudió derecho en la Universidad Central de Madrid y estudió especialidad en estudios historicois, cátedra que dirigía el notable Ramon Menedez Pidal. Hizo amistad con intelectuales de la talla de Federico García Lorca, el cineasta Luis Buñuel y el mismo Sigmound Freud. Más de sus poemas:
Viento de noche
“El viento es un can sin dueño,
que lame la noche inmensa.
La noche no tiene sueño.
Y el hombre, entre sueños, piensa.
Y el hombre sueña, dormido,
que el viento es un can sin dueño,
que aúlla a sus pies tendido
para lamerle el ensueño.
Y aun no ha sonado la hora.
La noche no tiene sueño:
¡alerta, la veladora!”.
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En el año 1929 Damaso Alonso se casa con la escritora Eulalia Galvarriato. Este gran escritor formó parte de la llamada Generación del 27. comenzó a trabajar como colaborador en revistas literarias Los Cuatro Vientos o Revista de occidente. Se interesó por la poesía de Góngora y escribió varios artículos sobre ella. Más de sus versos:
Madrigal de las once
“Desnudas han caído
las once campanadas.
Picotean la sombra de los árboles
las gallinas pintadas
y un enjambre de abejas
va rezongando encima.
La mañana
ha roto su collar desde la torre.
En los troncos, se rascan las cigarras.
Por detrás de la verja del jardín,
resbala,
quieta,
tu sombrilla blanca”.
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Dámaso Alonso fue un gran académico. Enseñó en la Universidad de Oxford y también en las universidades de Valencia en donde dictó Lengua y Literatura Españolas. Cuando finalizó la guerra civil española fue despedido de la academia y se marchó a Madrid en donde después de unos años pudo conseguir un puesto como profesor nuevamente en Filología romántica. Más de sus poemas:
Los contadores de estrellas
“Yo estoy cansado.
Miro
esta ciudad
-una ciudad cualquiera-
donde ha veinte años vivo.
Todo está igual.
Un niño
inútilmente cuenta las estrellas
en el balcón vecino.
Yo me pongo también...
Pero él va más deprisa: no consigo
alcanzarle:
Una, dos, tres, cuatro,
cinco...
No consigo
alcanzarle: Una, dos...
tres...
cuatro...
cinco...”.
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Cuando Damaso Alonso era un escritor reconocido en el mundo entero y con varios libros publicados en su haber, fue nombrado en 1948 miembro de la Real Academia Española. También formó parte de otras importantes avocaciones relacionadas con el arte, la historia y la literatura, de caracter internacional. Más de sus poemas.
Rosalía tiene 15 años
“Quince almendros en flor, tus quince años.
¡Qué blancura el paisaje de tu alma!
Blanca como la nieve, cual la hoja
de papel en que escribo: toda blanca.
Todo es blanco: año nuevo y álbum nuevo;
yo escribo para ti blancas palabras.
Me rodea lo blanco, todo en blanco
como si fuera en una gran nevada.
¡Quince arbolillos tienes, Rosalía!
Y el viento viene, y los acariciaba...
Ya nieva el mundo flores, flores, flores;
ya nieva flores, blancas, blancas, blancas”.
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Damaso Alonso es considerado un poeta puro y clásico. Su primer libro de poemas salió en el año 1924 y se llamó, justamente, Poemas puros, poemillas de la ciudad. Con motivo de la guerra civil española publica su libro Hijos de la ira, y unos años después vuelve a publicar otra versión aumentada. Se caracterizó, sobre todo en este tiempo, por mostrar un lenguaje violento, propio de lo que le provocaba la guerra. Más de sus versos:
Calle de arrabal
“Se me quedó en lo hondo
una visión tan clara,
que tengo que entornar los ojos cuando
pretendo recordarla.
A un lado, hay un calvero de solares;
enfrente, están las casas alineadas,
porque esperan que de un momento a otro
la Primavera pasará.
Las sábanas,
aún goteantes, penden de todas las ventanas.
El viento juega con el sol en ellas
y ellas ríen del juego y de la gracia.
Y hay las niñas bonitas
que se peinan al aire libre.
Cantan
los chicos de una escuela la lección.
Las once dan.
Por el arroyo pasa
un viejo cojitranco
que empuja su carrito de naranjas”.
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Otros libros de Damaso Alonso fueron Poesía desarraigada, Hombre y Dio y Oscura noticia, todos de poesía. En uno de ellos, sobre todo en el último, refiere cierto tinte existencialista y nombra a Sor Juana Inés de la Cruz. Luego escribió poemas religiosos que se plasmaron en el libro Duda y amor sobre el Ser Supremo. Más versos de Damaso Alonso:
Gozo del tacto
“Estoy vivo y toco.
Toco, toco, toco.
Y no, no estoy loco.
Hombre, toca, toca
lo que te provoca:
seno, pluma, roca,
pues mañana es cierto
que ya estarás muerto,
tieso, hinchado, yerto.
Toca, toca, toca,
¡qué alegría loca!
Toca. Toca. Toca.
La puerta franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.”.
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Damaso Alonso, además de poeta y miembro de la Real Academia Española, fue un notable académico. Fue importante el trabajo sobre filología y en el se destaca La poesía de San Juan de la Cruz, Poesía española: Ensayo de métodos y límites estilísticos y Estudios y ensayos gongorinos. Sus obras fueron recopiladas en diez tomos. Mas de sus versos:
Cómo era?
“¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
Juan Ramón Jiménez.
La puerta franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.
No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.
Lengua, barro mortal, cincel inepto
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,
y canta mansamente, humildemente
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda”.
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A partir de finales de la década del 50 Damaso Alonso se dedica a publicar libros de ensayos y de estudios sobre autores y procesos del lenguaje. Entre estas obras se destaca Notas gallego-asturianas de los tres Oscos, un estudio lingüístico sobre el gallego asturiano hablado en la comarca nativa de su madre. Otras obras fueron Narraciones orales en el gallego-asturiano de los Oscos. Relatos, fórmulas curativas y ensalmos de Carmen de Freixe (San Martín de Oscos). Máspoesía de Damaso Alonso:
Cancioncilla
“Otros querrán mausoleos
donde cuelguen los trofeos,
donde nadie ha de llorar,
y yo no los quiero, no
(que lo digo en un cantar)
porque yo
morir quisiera en el viento,
como la gente de mar
en el mar.
Me podrían enterrar
en la ancha fosa del viento.
Oh, qué dulce descansar
ir sepultado en el viento
como un capitán del viento
como un capitán del mar,
muerto en medio de la mar”.