La poesía de Luis Cernuda

Luis Cernuda fue un magnífico poeta nacido en Sevilla, España, en el año 1902. fue descendiente de franceses. Creció en el seno de una familia que le dio una educación muy dura, ya que su padre era militar y fue con él muy exigente. Se interesó por la poesía siendo muy niño, cuando tenía apenas 9 años y al poco tiempos e anima aescribir sus primeros versos. Algunos de sus poemas dicen:


“Así como en la roca nunca vemos
La clara flor abrirse,
Entre un pueblo hosco y duro
No brilla hermosamente
El fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
Verdor en nuestra tierra árida
Y azul en nuestro oscuro aire.

Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano.

Triste sino nacer
Con algún don ilustre”.

En el año 1919 Luis Cernuda ingresó a la Universidad de Sevilla para estudiar Derecho y uno de sus profesores de la facultad fue nada menos que el notable poeta Pedro salinas. En el año 1923 ingresa a hacer el servicio militar y debe dejar los estudios, aunque apenas terminó el deber ciudadano retomó sus estudios ys e recibió en el año 1926. Más de sus poemas:


“Aquí
en esta orilla blanca
del lecho donde duermes
estoy al borde mismo
de tu sueño. Si diera
un paso mas, caerla
en sus ondas, rompiéndolo
como un cristal. Me sube
el calor de tu sueño
hasta el rostro. Tu hálito
te mide la andadura
del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve
me entrega ese tesoro
exactamente: el ritmo
de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
toda entera, desnuda,
cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
las ansias y los besos”.

Un año antes de terminar la carrera de Derecho, en el año 1925, Luis Cernuda concoe al poeta Juan Ramón Jiménez. En ese tiempo es que publica sus primeros poemas en Revista de Occidente. En el año 1926 viaja a Madrid y trabaja como colaborador en La Verdad, Mediodía y Litoral. Se vincula también con los surrealistas franceses, movimiento y seres humanos a los que admira. Más de sus hermosos versos:

“Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente”.

El primer libro de poemas de Luis Cernuda se llamó Perfil del aire y salió publicado en el año 1927. La imprenta que lo hizo fue Prados, en Málaga. Una sorpresa desagradable que se llevó el autor fue que su amigo Juan Ramón Jiménez no hizo una buena crítica ya que dijo que tenía mucha influencia de Jorge Guillén. Algunos de sus poemas dicen:

“No me queréis, lo sé, y que os molesta
Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende.
¿Culpa mía tal vez o es de vosotros?
Porque no es la persona y su leyenda
Lo que ahí, allegados a mí, atrás os vuelve.

Mozo, bien mozo era, cuando no había brotado
Lengua alguna, caísteis sobre un libro
Primerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro.
Algo os ofende, porque sí, en el hombre y su tarea”.

Apenas salió publicado su primer libro, en 1927, Luis Cernuda ya era un poeta reconocido. A fines de ese año se realizan actos homenajes por el aniversario de Góngora, y Cernuda es invitado como orador. Cuando muere su madre Cernuda viaja a Madrid, visita a unos amigos y luego emigra a París en donde Pedro Salinas lo ayudaría a encontrar trabajo. Más de sus poemas:

“¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos
inventados de mí por cuatro amigos
(¿Amigos?), que jamás quisisteis
ni ocasión buscasteis de ver si acomodaban
a la persona misma así traspuesta.
Más vuestra mala fe los ha aceptado.
Hecha está la leyenda, y vosotros, de mí desconocidos,
Respecto al ser que encubre mintiendo doblemente,
Sin otro escrúpulo, a vuestra voz la propalais”.

Desolación de la quimera (1962)

Sus posteriores libros de poemas fueron Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Esos libros estuvieron dedicados a un amor que no le correspondió. Era pública su homosexualidad y sus amoríos con hombres. En Madrid Luis Cernuda se involucra en proyectos culturales como un museo ambulante con el que recorre Castilla y Andalucía. En esos viajes conoce a otros artistas y colabora con revistas literarias. Más de sus hermosos versos:

“Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquel fui, aquel fui, aquel he sido...
era la ignorancia mi sombra.

Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida”.

En el año 1936, un tiempo antes de que comenzara la guerra civil española, Luis Cernuda publica sus obras completas y se llamó La realidad y el deseo. Justamente en ese años e entera del asesinato de Federico garcía Lorca y escribe en su memoria una elegía que se llamó A un poeta muerto. En ese período colaboró con la revista Hora de España en donde publicó sus palabras para Lorca. También hizo algunos papeles de actor y participó de un congreso que organizó Octavio Paz. Otros de sus poemas dice:

La mañana crece, y nadie todavía. El mundo es esto: sol, arena, agua. Soledad
y tiempo lo habitan, y nada más. ¿Tú? Tú eres su pensamiento
circunstancial, hijo de esa soledad bien hallada y ese tiempo demorado. Pausa.
Vivir siempre así. Que nada, ni el alba, ni la playa, ni la soledad fuesen
tránsito para otra hora, otro sitio, otro ser. ¿La muerte? No. La vida
todavía, con un más acá y un más allá, pero sin remordimientos ni
afanes. Y entre antes y luego, como entre sus dos valvas la perla, este
momento irisado y perfecto. Ahora.

(Variaciones sobre tema mexicano)

A finales de la década del 30 Luis Cernuda era un escritor de renombre internacional Viaja a Reino Unido a brindar conferencias y se desempeña en Oxfordshire como tutor de niños vascos refugiados. En base a ese trabajo es que escribe el poema titulado «Niño muerto». También consigue trabajo como profesor en el Cranleigh School. En ese período se interesa por los clásicos de la literatura inglesa como Eliot. Más de sus poemas:

“Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;

Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;

Como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;

Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo”.

En el año 1947 Luis Cernuda viaja a Norteamérica y trabaja como profesor en un instituto para mujeres adolescentes. Como la paga era muy buena, en pocos años consigue tener un buen pasar, lo que nunca había podido lograr en España. Allí es que comienzan sus viajes por Latinoamérica y el mundo en donde conoce a muchos artistas y escritores de todos los países que visita. Conoce a su gran amor y le dedica el libro Poemas para un cuerpo. Más de su poesía para leer:

“Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente”.

En el año 1955 en España lo reconocen como escritor influyente, en especial por un grupo de escritores jóvenes de la provincia de Córdoba, que integraban el círculo al que llamaron Grupo cántico. Luis Cernuda siente gran alegría por este hecho. En los primeros años de la década del 50 continúa escribiendo nuevos poemarios Desolación de la Quimera y Poemas para un cuerpo y sus Estudios sobre poesía española contemporánea. Publica en México en la Cultura su biografía literaria, «Historial de un libro», con motivo de la tercera edición revisada y ampliada de La realidad y el deseo. Más de sus versos:

“Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui”.

Entre los años 1961 y 1962 Luis Cernuda se desempeña como profesor visitante en San Francisco mientras que en México se publica su libro Desolación de la Quimera. Entre 1962 y 1963 vuelve a impartir un curso en Los Ángeles y el 5 de noviembre de ese año fallece en la Ciudad de México y es enterrado pocos días después en la sección española del Panteón Jardín. Más de sus hermosos versos para compartir y disfrutar:

“Que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante”.

Luis Cernuda nunca ocultó su homosexualidad, por lo que en España se lo veía como un personaje raro, ya que no tenían la mente muy abierta a estas cuestiones, sobre todo con la llegada del general Franco. Eso le valió de aislamientos aunque en otros países de Europa, como Francia, estas cuestiones comenzaban a verse públicamente. Otros de sus poemas dice:

“Soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora”.

Algunos de los temas recurrentes en la poesía de Luis Cernuda eran la soledad, el aislamiento, la o la indiferencia. También escribía sobre el deseo de que hubiera un mundo que no lo condenase por su condición homosexual. Las elegías que escribió a poetas muertos fueron muy bellas, como lo fue la que le dedicó a Federico García Lorca luego de muerte. Más e sus versos:


“Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;
Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;
Como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;
Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo”