Poesía de Antonio Machado

El gran poeta Antonio Machado nacio en la ciudad de Sevilla, España, en el año 1872. Se lo considera uno de los exponentes del modernismo español, aunque también un miembro algo tardío de la emblemática generación del 98. Quisiera compartir algunos de sus poemas, que son realmente muy bellos. Este es uno titulado A don Miguel de Unámuno y dice:

“Este donquijotesco
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco
y el irrisorio casco
del buen manchego. Don Miguel camina,
jinete de quimérica montura,
metiendo espuela de oro a su locura,
sin miedo de la lengua que malsina.

A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros
dicta lecciones de Caballería.
Y el alma desalmada de su raza,
que bajo el golpe de su férrea maza
aún duerme, puede que despierte un día”.

Antonio Machado vivió y creció en una familia ilustrada. Su abuelo fue profesor de una de las universidades más importantes de España: la Central de Madrid, por lo cual Machado recibió una educación especial formada en las artes y las letras. Su primer colegio fue el San Isidro y luego se cambió al Cardenal Cisneros, siempre en Madrid donde su familia se mudó tras el nombramiento del abuelo como profesor de la universidad. El poem A don Miguel de Unámuno continúa así:

“Quiere enseñar el ceño de la duda,
antes de que cabalgue, el caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda
cerca del corazón la hoja de acero.

Tiene el aliento de una estirpe fuerte
que soñó más allá de sus hogares,
y que el oro buscó tras de los mares.
Él señala la gloria tras la muerte.
Quiere ser fundador, y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo”.

El padre de Antonio Machado murió cuando él era apenas un niño, fue producto de tuberculosis, una enfermedad que afectaba a muchos en esa época y se cobró muchas vidas. Es por ello que por cuestiones de dinero, su familia quedo en bancarrota y él poeta debió dejas sus estudios en varias oportunidades. Sin embargo, impulsado Por su madre y su abuelo, el poeta continuó sus estudios siempre en la línea de las artes y las letras.

Otro de sus poemas es el titulado A don Ramón del Valle Inclán, y comienza asi:

“Yo era en mis sueños, don Ramón, viajero
del áspero camino, y tú, Caronte
de ojos de llama, el fúnebre barquero
de las revueltas aguas de Aqueronte.
Plúrima barba al pecho te caía.
(Yo quise ver tu manquedad en vano.)
Sobre la negra barca aparecía
tu verde senectud de dios pagano.
Habla, dijiste, y yo: cantar quisiera
loor de tu Don Juan y tu paisaje,
en esta hora de verdad sincera.
Porque faltó mi voz en tu homenaje,
permite que en la pálida ribera
te pague en áureo verso mi barcaje”.

El poeta Antonio Machado admiraba a Miguel de Unamuno o a Ramón del Valle Inclán, quienes le permitieron pertenecer a la famosa generacion de poetas modernistas del 98, aunque ya en su última etapa. Muchos de sus versos fueron dedicados a sus escritores y amigos a los que admiraba, como es el caso del titulado A José María Palacio y que dice:

“Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...

¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?

Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.

¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?”.

Como muchos de los escritores de su époica, Antonio Machado tenía como meta conocer Paris, la ciudad de las luces y de los intelectuales. Así fue que en el año 1889, juntando dinero y ayudado por su familia, emprende su viaje ansiado a París y vive un tiempo con su hermano, también poeta y llamado Manuel, con quien emprendería varias actividades ligadas a la literatura.

Otro de los poemas de Machado está dedicado a Juan Ramón Jiménez y dice:

“Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor”.

Cuando Antonio Machado llega a París hace amistadcon los poetas de la generación del 98. Su amistad primera fue con Pío Baroja y también con el inglés oscar Wilde. De regreso a su tierra natal, años más tarde, trabaja como actor y llega a termibnar sus estudios de bachiller. Pero su estadía en España duro poco, ya que en el 1902 regresa a París, ciudad que lo había enamorado por su arte y allí conoce al poeta Rubén Darío y a Juan Ramón Jiménez. De vuelta a España, publica su primer libro de poemas al que llamó Soledades.

El escritor Juan Ramón Jiménez fue un amigo íntimo de Antobio mAchado, y es por ello que le dedicó varios versos, en los que se puede ver claramente el afecto y la admiración que sentía por él. A Juan Ramon Jiménez,Machado le escribio:

«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera...»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía”.

Cuando Antonio Machado publica su primer libro de poemas titulado Soledades, vuelve a viajar a Paris y a ese primer poemario le siguieron Galerías y Otros poemas, el cual no era más que una edición más abultada de Soledades. Ingresa como docente en el instituto Soria y allí vuelve a hacer buenas amistades con los intelectuales de la época, como lo fue Vicente García de Diego, quien enseñaba latín en el instituto.

Otro bello poema de Antonio Machado es el titulado A la desierta plaza, que dice así:

“A la desierta plaza
conduce un laberinto de callejas.
A un lado, el viejo paredón sombrío
de una ruinosa iglesia;
a otro lado, la tapia blanquecina
de un huerto de cipreses y palmeras,
y, frente a mí, la casa,
y en la casa la reja
ante el cristal que levemente empaña
su figurilla plácida y risueña.
Me apartaré. No quiero
llamar a tu ventana... Primavera
viene?”.

Trabajando como docente en el instituto Soria, Antonio Machado conoce a la que seria su esposa, Leonor Izquierdo. Cuando se enamoran ella tenía apenas 15 años y él, 34. sin embargo, el amor prosperó y contrajeron matrimonio. Se asienta en España pero luego vuelve a viajar a París para perfeccionar sus estudios, aunque es en ese tiempo en que su esposa Leonor enferma de tuberculosis, al igual que su padre y muere, por lo cual el poeta se sume en una oscura depresión.

Otro poema muy bello es el que le dedicó a su amigo Ruben Darío, y al que llamó A la muerte de Rubén Dario y dice:

“Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,

¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás?
¿Te han herido buscando la soñada Florida,
la fuente de la eterna juventud, capitán?

Cuando muere Leonor, la esposa de Antonio Machado, el poeta, que estaba sumido en una gran tristeza, pide que los trasladen del instituto a Jaen, en donde vivía su madre y con quien vivirá hasta el fin de sus días, dedicándose a la enseñanza y también al perfeccionamiento de sus estudios académicos.

El poema que le dedicó a Rubén Dario, “A la muerte de Rubén Darío” sigue de la siguiente manera:

“Que en esta lengua madre la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.
Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
esta nueva nos vino atravesando el mar.

Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan”.

Pero Antonio Machado, con la ayuda de su madre y acompañado también por sus estudios y la poesía, logra publicar un nuevo libro de poemas llamados Campos de Castilla. En este nuevo libro, el poeta logra alejarse de los rasgos que identificaban a su primera obra Soledades y de cierto aspecto intimista de su poesía. Así es que logra meterse en la última etapa de los poetas de la generación del 98, debido a su cambio estético más ligado al modernismo.

Otro de sus poemas, que pertenecen a esta etapa, es el llamado A orillas del Duero y que dice:

“Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
A trechos me paraba para enjugar mi frente
y dar algún respiro al pecho jadeante;
o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante
y hacia la mano diestra vencido y apoyado
en un bastón, a guisa de pastoril cayado,
trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura, hollando las hierbas montaraces
de fuerte olor ?romero, tomillo, salvia, espliego?.
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego”.

A partir del cambio poético que logra Antonio Machado en su libro Campos de Castilla es que empieza a entablar una serie de prolongadas epístolas con el poeta y escritor Miguel de Unamuno- Hasta que en el año 1917 hace amistad con otro de los grandes poetas del siglo XX español que fue Federico García Lorca.

Su poema A orillas del duero sigue así:

“Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
cruzaba solitario el puro azul del cielo.
Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,
y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra
?harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra?,
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero
para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria. ?Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana?.
Veía el horizonte cerrado por colinas
oscuras, coronadas de robles y de encinas;
desnudos peñascales, algún humilde prado
donde el merino pace y el toro, arrodillado
sobre la hierba, rumia; las márgenes de río
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío”.

Cerca del año 1920 Antonio Machado se muda a Segovia, en España, y allí se halla más cómodo con la movida literaria del momento y participa de numerosas actividades en la nueva Universidad Popular donde también conoce al profesor e intelectual Mariano Quintanilla. EN Segovia vuelve también a encontrar el amor cuando conoce a Pilar de Valderrama, aunque es una mujer casada. Su relación no prosperó, según el mismo Antonio Machado dijo en varias cartas enviadas a sus amigos, quedo en secreto y fue platónica.

El poema A orillas del Duero termina de la siguiente manera:

“Y, silenciosamente, lejanos pasajeros,
¡tan diminutos! ?carros, jinetes y arrieros?,
cruzar el largo puente, y bajo las arcadas
de piedra ensombrecerse las aguas plateadas
del Duero.
El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora.”

Antonio Machado estaba perdidamente enamorado de Pilar Valderrama, y hasta le escribió un libro entero de poemas que publicó bajo el titulo de Cancionero Apócrifo y también en Juan de Mairena. Nunca la nombra por su verdadero nombre y en los versos la llama Guiomar. Esta mujer será motivo de inspiración de muchos de sus libros de poemas, incluso, hasta casi poco tiempo de que le llegue la muerte.

El poema de Machado A orillas del Duero es bastante extenso, pero vale la pena continuar evocándolo:

“¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerta
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
o que, tras la aventura que acreditó sus bríos”.

Antonio Machado seguriá viviendo en Segovia hasta el año 1932,momento en que consigue una beca en Madrid de francés en el colegio Calderón de la Barca y luego en el Instituto Cervantes. En esta época intenta escribir en prosa y recoge estos escritos en dos libros Juan de Mairena y Abel Martín. Se siente atraído por la filosofía y se recibe de esta materia en la Universidad Central de Madrid, en donde su abuelo fue un destacado profesor.

A orilla del Duero sigue así:

“Pedía la conquista de los inmensos ríos
indianos a la corte, la madre de soldados,
guerreros y adalides que han de tornar, cargados
de plata y oro, a España, en regios galeones,
para la presa cuervos, para la lid leones.
Filósofos nutridos de sopa de convento
contemplan impasibles el amplio firmamento;
y si les llega en sueños, como un rumor distante,
clamor de mercaderes de muelles de Levante,
no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.
El sol va declinando. De la ciudad lejana
me llega un armonioso tañido de campana
?ya irán a su rosario las enlutadas viejas?”.

Cuando comienza la Guerra Civil española, Antonio Machado se va a vivir a la ciudad de Valencia y luego en Barcelona en donde publica, en el año 1937, el libro llamado La guerra. Años después comienza a colaborar con artículos en la revista La Vanguardia, que fue una publicación que apoyaba a la dictadura de Francisco Franco.

Uno de sus bellos poemas es el titulado Un naranjo y un limonero, y que dice:

“Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte
con tus naranjitas secas y arrugadas!.

Pobre limonero de fruto amarillo
cual pomo pulido de pálida cera,
¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
criado en mezquino tonel de madera!

De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
hijos de los campos de la tierra mía?”.

Promediando la década del 40, en el siglo XX, Antonio Machado se va de Barcelona. Está muy preocupado por la vida de su país que a nivel político está muy convulsionada. Se va a Francia, escondido en una ambulancia que lo lleva hasta el puerto, ayudado por un amigo que era director general de sanidad en aquel entonces. Muere en Francia a los pocos días de llegar y con pocos días de diferencia también muere su madre, en España. Su vida fue bastante difícil en los últimos años, por su decisión de apoyar a la República española.

Más de su poema Un naranjo y un limonero:

“¡Gloria de los huertos, árbol limonero,
que enciendes los frutos de pálido oro,
y alumbras del negro cipresal austero
las quietas plegarias erguidas en coro;

y fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!”.

Muchos libros y ensayos se hicieron sobre su vida y obra. Uno de ellos fue publicado en el año 20140 y estuvo realizado por una de las grandes biógrafas del poeta español, una estudiosa llamada Monique Alonso. Esta analista e historiadora publicó que poco tiempo antes de la muerte del poeta Machado recibió una carta de la Universidad de Cambridge que lo nombraba como miembro del rectorado. Aunque esta carta llegó apenas un día después que el poeta fue enterrado en Francia. Por su adhesión al gobierno de Franco, Machado fue expulsado post mortem del cuerpo de catedráticos del instituto y recién en 1981 fue rehabilitado post mortem.

Otro de sus poemas dice:

“No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino”.

El primer libro de poemas de Antonio Machado, que fue Soledades, salió ala luz en el año 1907 y allí ya demostró cuál era su perfil como poeta. Cambia un tanto el rumbo de la poética del momento, ya que se dedica a hablar de cosas de la que muy pocos poetas lo hacen como la nostalgia sobre lugares o personas que ya no están. Muchos de sus poemas fueron dedicados a los grandes escritores que admiraba y con quien había entablado profunda amistad. Hay quien dice que como su padre murió siendo él muy niño, se identificaba con los maestros con la figura paterna.
El poema tan bello titulado A un olmo seco, termina así:

“Antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera”.

Uno de los rasgos que caracterizaron a la poesía de Antonio machado fue su carácter intimista, sobre todo en su libro Campos de Castilla. En ese libro los estudiosos y críticos aseguran que el poeta analiza nuevos territorios de la poesía. Más tarde, en uno de sus libros publicados en la primera década del siglo XX, el autor ya incursiona en las descripciones y loas a los paisajes y a sus amigos.

Uno de sus poemas titulado A un viejo y distinguido señor dice:

“Te he visto, por el parque ceniciento
que los poetas aman
para llorar, como una noble sombra
vagar, envuelto en tu levita larga.
El talante cortés, ha tantos años
compuesto de una fiesta en la antesala,
?¡qué bien tus pobres huesos
ceremoniosos guardan!?
Yo te he visto, aspirando distraído,
con el aliento que la tierra exhala
?hoy, tibia tarde en que las mustias hojas
húmedo viento arranca?”.

El libro Campos de Castilla está dividido en varias partes, las cuales son muy curiosas para analizar. Por ejemplo, la primera parte está formada por una serie de poemas que escribió cuando muere su esposa Leonor y tienden a ser más pensados. La segunda parte del libro son poemas más bien cortos muy reflexivos a los quesubtituló como proverbios y cantares. La tercera parte son versos más críticos en donde realiza una suerte d análisis de la sociedad española del momento, la cual estaba en plena tensión, ya que en pocos años estallaría la Guerra Civil Española.

Un poema muy bello llamado Abril florecía, escrito por Antonio MAxhado dice:

“Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba ...
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
?su aguja en el aire?,
miró a mi ventana”.

Se han hecho muchas reediciones de los libros de Antonio Machado.por ejemplo, sus Poesías completas fueron publicadas por segunda vez en los años 1928 y 1933. son realmente libros magníficos y con poemas muy bellos y novedosos. En el libro llamado nuevas canciones y aparecido en el año 1924 el autor tiene un acento marcado de nostalgia en donde describe algunos paisajes de Andalucía.

Más de sus bellos y alabados poemas:

“La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.

Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
?¿Qué tienes ?le dije?
silenciosa pálida?
Señaló el vestido
que empezó la hermana
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.”.

Un tiempo antes de que estallara la Guerr Civil española, Antonio Machado publica su libro de prosa llamado Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Es una serie de ensayos en los que autor ya venia haciendo públicos en distintos medios de prensa gráficos de Madrid. Habla en ellos sobre la sociedad del momento, declarándose a favor de la causa republicana española, lo que no cayó del todo bien entre algunos intelectuales.

Más de sus poemas:

“En la clara tarde
me enseñó sus lágrimas...
Abril florecía
frente a mi ventana.

Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba...
Ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca...
Tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba...”.

Mientras dura la Guerra Civil Española, Antonio machado decide radicarse en la ciudad de Valencia. Allí también se dedicó a escribir poemas y prosa y artículos políticos y literarios. Se proclamó a favor del movimiento Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional que se realizó en Valencia. Escribía versos y prosa que muchos de ellos están en el libro La guerra publicado en el año 1937.

Otro de sus bellos poemas dicen:

“Como atento no más a mi quimera
no reparaba en torno mío, un día
me sorprendió la fértil primavera
que en todo el ancho campo sonreía.

Brotaban verdes hojas
de las hinchadas yemas del ramaje,
y flores amarillas, blancas, rojas,
alegraban la mancha del paisaje.

Y era una lluvia de saetas de oro,
el sol sobre las frondas juveniles;
del amplio río en el caudal sonoro
se miraban los álamos gentiles”.

Ya entrada la década del 20, trabaja en colaboración con su hermano Manuel que viviía en París y que también era escritor. También escribieron juntos obras de teatro,las cueles algunas de ellas fueron estrenadas en Madrid. Entre la drmaturgia de los hermanos Machados e encuentran las obras:

Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel), Juan de Mañara, Las adelfas, La Lola se va a los puertos, La prima Fernanda y La duquesa de Benamejí. No obstante, no descolló en la dramaturgia sino en la poesía, aunque Antonio Machado fue respetado como escritor de artículos reargumentación y crítica gráfica

Más poemas de Antonio Machado para disfrutar:

“Tras de tanto camino es la primera
vez que miro brotar la primavera,
dije, y después, declamatoriamente:

?¡Cuán tarde ya para la dicha mía!?
Y luego, al caminar, como quien siente
alas de otra ilusión: ?Y todavía
¡yo alcanzaré mi juventud un día!”.

Los versos de Antonio Machado marcaron un hito dentro de la poesía del momento, ya que si bien el poeta se encuadró dentro del llamado modernismo, a la vez estaba alejado de él. Tenía una originalidad superior a la de los demás poetas de su tiempo por su rítmica, y e donde casi no hay cuestiones personales sino más ligadas a la realidad, a los paisajes y a la amistad.

Más poemas de Antonio Machado, en este caso, el llamado Al libro Ninfeas:

“Un libro de amores,
de flores
fragantes y bellas,
de historias de lirios que amasen estrellas;
un libro de rosas tempranas
y espumas
de mágicos lagos en tristes jardines,
y enfermos jazmines,
y brumas
lejanas
de montes azules...
Un libro de olvido divino
que dice fragancia del alma, fragancia
que puede curar la amargura que da la distancia,
que sólo es el alma la flor del camino.
Un libro que dice la blanca quimera
de la Primavera,
de gemas y rosas ceñida,
en una lejana, brumosa pradera
perdida...”.

Según sostenía Antonio Machado, la poesía era algo muy importante en la vida del hombre, al punto que dijo: “La poesía es una honda palpitación del espíritu, es el dialogo del hombre, de un hombre con su tiempo». Es por ello que trabajo de manera constante para escribir y retratar parte de su entorno, como también de las opresiones y de los abusos que había en España durante la Guerra Civil española.

“Yo meditaba absorto, devanando
los hilos del hastío y la tristeza,
cuando llegó a mi oído,
por la ventana de mi estancia, abierta

a una caliente noche de verano,
el plañir de una copia soñolienta,
quebrada por los trémolos sombríos
de las músicas magas de mi tierra.

... Y era el Amor, como una roja llama...
?Nerviosa mano en la vibrante cuerda
ponía un largo suspirar de oro
que se trocaba en surtidor de estrellas?”.