La poesía de Leopoldo Marechal

Leopoldo Marechal fue un escritor argentino perteneciente a movimientos vanguardistas y creador de obras utilizando un lenguaje tan único y raro que se ha ganado el amor y el odio de la crítica literaria y de sus propios lectores. Su poesía roza la hermosura y la paz pero con una construcción tan única y singular que vale la pena mostrarla y leerla. Por ello a continuación comparto algunos fragmentos de sus poemas donde más se puede observar aquella escritura poética:

“Creo en la vida todopoderosa,
en la vida que es luz, fuerza y calor;
porque sabe del yunque y de la rosa
creo en la vida todopoderosa
y en su sagrado hijo, el buen Amor.

Tal vez nació cual el vehemente sueño
del numen de un espíritu genial;
brusca la senda, el porvenir risueño,
nació tal vez cual el vehemente sueño
de un apóstol que busca un ideal...”

Otro poema llamado “Del amor navegante”

Del amor navegante
Porque no está el Amado en el Amante
Ni el Amante reposa en el Amado,
Tiende Amor su velamen castigado
Y afronta el ceño de la mar tonante.

Llora el Amor en su navío errante
Y a la tormenta libra su cuidado,
Porque son dos: Amante desterrado
Y Amado con perfil de navegante.

Si fuesen uno, Amor, no existiría
Ni llanto ni bajel ni lejanía,
Sino la beatitud de la azucena.

¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.

Es increíble ¿no? A mí me fascina como el escritor logra crear un poema tan único y tan versátil y a la vez enrevesado con su poesía. Por estos poemas creo que el escritor se ha ganado, no sólo adeptos de su escritura si no también un reconocimiento mundial y nacional. No es cualquier poeta y ello queda demostrado en su poesía.

Otro poema llamado “Del amor navegante”

Del amor navegante
Porque no está el Amado en el Amante
Ni el Amante reposa en el Amado,
Tiende Amor su velamen castigado
Y afronta el ceño de la mar tonante.

Llora el Amor en su navío errante
Y a la tormenta libra su cuidado,
Porque son dos: Amante desterrado
Y Amado con perfil de navegante.

Si fuesen uno, Amor, no existiría
Ni llanto ni bajel ni lejanía,
Sino la beatitud de la azucena.

¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo apretado de la rosa!
Con el número Dos nace la pena.

Es increíble ¿no? A mí me fascina como el escritor logra crear un poema tan único y tan versátil y a la vez enrevesado con su poesía. Por estos poemas creo que el escritor se ha ganado, no sólo adeptos de su escritura si no también un reconocimiento mundial y nacional. No es cualquier poeta y ello queda demostrado en su poesía.

Uno de los mejores y dónde queda más claro el uso de su sintaxis poética es: “Solo de silencio”

Sólo de silencio
¡Rama frutal llena de pájaros
enmudecidos, estanque negro,
raíz en curva de león
es tu silencio!
Arranca de tus ojos en dos ríos unánimes;
se escurre como el agua pluvial, de tus cabellos;
cuelga de tus pestañas en invisibles gotas
y es un chal en tus hombros morenos...

¡Yo he visto cómo nace
de ti misma el silencio;
yo sé cómo se anudan sus culebras azules
en el gajo temblante de mi cuerpo!
Entra como la noche a los palacios,
invasor y terrible; me acarician sus dedos;
abre el estuche de mis lágrimas;
tiene un frescor de musgo: es el hondero
que se esconde en mi selva de retorcidos árboles
para cazar alondras de recuerdo.
Y entonces, todo yo soy una copa
de tu silencio...
Violines afinados de locura,
tambores secos,
lenguas en una plenitud de ritmos
callan en tu silencio!...

Y continúa…
Vas a romper en una música
sin frenos;
vas a decir palabras temblorosas
como nidos colgantes en la mano del viento;
a desnudar tu daga de caricias
ya soltarme las fieles panteras de tus besos...
Pero callas en hondos reflujos
¡y otra vez el silencio, el gran silencio!

¡Ah, no me digas nada
que rompa e sortilegio
de tu mutismo: ni la f rase antigua
ni las canciones que ha mordido el tiempo!

Ser buzo y descender hasta la gruta
de tu silencio,
donde se tuercen los corales rojos
de las mordientes ansias y el deseo
es una forma negra, tentacular, sin ruido,
con cien ojos de acecho...
¡Ah, no me digas nada, ni la palabra antigua
ni las canciones que ha mordido el tiempo!

¡Silencio en las albercas de tus ojos,
en tus caricias largas, en tus besos!
Que se duerma en tus labios
una gran mariposa de silencio...