A continuación me gustaría compartir un fragmento para que observen aquella desolación del paisaje que se vislumbra en los diálogos entre padre e hijo en la novela. Como podrán observar ya nada tiene un claro sentido, sólo hay que ir al “sur” para no pasar frío, pero el calor del cuerpo y la sangre ya parecen frías frente a ese paisaje en una carretera, que pareciera no desembocar en ningún lado. Sólo importa estar unidos porque se tienen uno al otro.
"¿Puedo preguntarte una cosa?, dijo.
Naturalmente
¿Nos vamos a morir?
Algún día. Pero no ahora.
Y todavía vamos hacia el sur.
Sí.
Para no pasar frío.
Así es.
Vale.
¿Vale qué?
Nada. Solo vale.
Duérmete.
Vale.
Voy a apagar la luz. ¿De acuerdo?
De acuerdo.
Y luego, ya a oscuras: ¿Puedo preguntarte algo?
Naturalmente.
¿Qué harías si yo muriera?
Si tú murieras yo también querría morirme.
¿Para poder estar conmigo?
Sí. Para poder estar contigo.
Vale."
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