Jerome Bruner: “Acción, pensamiento y lenguaje”

Jerome Bruner es uno de los lingüistas más interesantes de los últimos tiempos. Estudiante de las múltiples formas de aprendizaje y cognitivismo, es uno de los que más ha sabido explicar las formas de aprendizaje y adquisición junto con Chomsky aunque de distintos lugares de la teoría. A modo de introducción podemos comenzar a subrayar que la teoría de Bruner se concentra en definir cuándo y cómo el niño adquiere el lenguaje y qué es lo que puede facilitar este aprendizaje. Bruner sostiene a lo largo de su ensayo que el lenguaje se aprende usándolo. No es un dato menor que el autor introduzca la figura de la madre en el proceso de adquisición.
A raíz de estas interpretaciones el autor formula su tesis que es que en la interacción entre la madre y el niño se realizan ciertos juegos que nos dice mucho sobre como el niño aprende a usar el lenguaje

Es muy interesante la teoría que bordea Bruner en su ensayo titulado “Acción, pensamiento y lenguaje” ya que allí da cuenta, o mejor dicho, postula la existencia de un Sistema de Apoyo de la Adquisición del Lenguaje, sistema que enmarca o estructura la entrada de lenguaje e interacción en el mecanismo de adquisición del niño, de modo que implique hacer funcionar el sistema. Es decir, este Sistema estructura las interacciones niño-adulto de manera que el primero acceda a un aprendizaje ordenado del lenguaje. Según muestra el autor, tal Sistema no sólo ayuda al niño a aprender, sino que también le ayuda a distinguir lo que es obligatorio y valorado entre aquellos a quienes lo dice. En resumen, se trata de un vehículo para la transmisión de nuestra cultura.
Es decir, que Bruner habla de un supuesto sistema que los seres humanos poseen para adquirir un determinado aprendizaje. Ello es lo que sostiene y sostendrá a lo largo de su ensayo.

“La intención de la estructura de la acción y de la interacción” En este capítulo encontramos como puntos fundamentales de su teoría: la acción humana, la interacción madre-hijo, las etiquetas verbales a los objetos y las peticiones.
Para Bruner la acción humana está guiada por intenciones. Estas intenciones son las que le servirán al individuo para llegar al estado final a través de distintos caminos y/o medios.
Bruner se propone así, estudiar ésta acción intencional en la relación que existe entre madre e hijo y para ello es importante señalar cuándo y cómo alcanza el niño el estado de conciencia comunicable.
El autor cree necesario, a partir de diferentes observaciones que realiza a lo largo de su estudio, que el niño no puede alcanzar sus fines, el estado final, a través del ensayo y del error sino que depende de la relación que existe entre el adulto y el niño. Relación que le ayudara a aprender cómo llevar a cabo sus acciones intencionales dirigidas a un fin.

La interacción madre-hijo: Bruner sostiene que el adulto, para ayudar al niño a adquirir el lenguaje, tiene que saber en qué consiste esa adquisición y además tiene que tener una teoría evolutiva sobre cuál puede ser el comportamiento de un niño que está en camino hacia el estado final. Es decir, que para Bruner existe en el adulto un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje. Ya que la adquisición es un diálogo que se da entre el mecanismo de adquisición del niño y el servicio de asistencia del adulto.
Siguiendo con su análisis, el autor detalla unas observaciones respecto a un estudio realizado con Wood y Ross. Dichos autores observaron cómo es que enseñan las madres a sus hijos de 3 y 5 años de edad. En este ejemplo la madre y el niño juegan a construir una pirámide. Y se puede observar allí el lugar que ocupa la madre en el proceso de adquisición.

Esta interacción Madre-Hijo se puede observar a través de estas cinco rutinas:
1. Dar ejemplo: Construye la pirámide para que el niño observe el modo de construirla y poder realizarlo. La madre lo realiza siempre y cuando consigue que el niño le preste atención.
2. Dar pistas: Una vez que el niño a adquirido una rutina en la construcción, la madre le da pistas sobre cuál es el momento oportuno para usarla y alcanzar un resultado feliz.
3. Dar apoyo: La madre lo ayuda a ordenar y colocar las piezas.
4. Subir el listón: Cuando el niño ya dominó un componente de la tarea, la madre encuentra la manera de estimularlo para que lo incorpore a una rutina más compleja para así avanzar hacia la meta.
5. Dar instrucciones: Cuando el niño ya sabe cómo se hace la pirámide y puede incluso explicar el procedimiento, es el momento en que la madre empieza a usar las instrucciones verbales.

Es decir, que podemos observar a partir de estas cinco rutinas, que la madre le enseña al niño dándole ejemplos, pistas, apoyo, estímulos e instrucciones. Es decir, Para Bruner, la madre actúa como si el niño tuviera ciertas intenciones en su mente, como si aspirara a desarrollar medios para llevarlas a cabo, como si quisiera corregir los errores, como si en su cabeza estuviera la idea de la tarea acabada, pero no tuviera la capacidad suficiente para coordinar todo esto de manera que quedasen satisfechas sus propias exigencias y las de su madre, la cual impone regularidad y limitaciones a la tarea del niño. Es decir, Bruner intenta señalar a partir de estos ejemplos que es la madre quien acompañará al niño en el armado de la adquisición del lenguaje ya que este no puede realizarlo solo sino que, por el contrario, necesita de un medio, de una interacción y de un contexto para adquirir el lenguaje.

Es muy interesante cuando el autor se refiere a las etiquetas en ese juego de lenguaje. Ya que según el autor son las etiquetas verbales las que el niño le va poniendo a los objetos en el proceso de aprendizaje. Este trabajo se logra a través de una observación grabada que realiza J. Bruner a un niño llamado Richard en su propia casa una vez cada dos semanas, desde que tenía ocho meses de edad hasta que cumplió dos años. Y es precisamente en ese tiempo, en esa observación al niño, que Bruner observa que antes de que Richard aprenda a poner etiquetas a adquirido otras conductas como señalar con el dedo, que los libros son para observarlos y no para comerlos o romperlos y que los objetos que figuran en el libro son para que se responda de una forma y con sonidos determinados.
Así, el objetivo en este análisis es descubrir estructuras de interacción.
La madre introduce eficaces limitaciones que utiliza en la interacción con el niño, manteniendo así cierta estabilidad y regularidad en el lenguaje.

"Las Peticiones" es uno de los tantos apartados que teoriza Bruner en su ensayo “Acción, pensamiento y lenguaje”. En este apartado, “las peticiones”, el autor afirma que otra función fundamental del lenguaje es la de pedir algo a otra persona. Para pedir es necesario indicar que se quiere algo y qué es lo que se quiere.
Para Bruner los niños efectúan tres tipos de peticiones.
El primer tipo de petición refiere a la obtención de objetos cercanos y visibles. Luego se amplía hasta incluir objetos distantes o ausentes, para los que resulta necesario la capacidad de comprender dentro de un contexto palabras como tú/yo esto/ eso y aquí/allí.
El segundo tipo de petición refiere a conseguir ayuda para acciones ya en curso y el tercer tipo se utiliza para persuadir a la madre de que comparta alguna actividad o experiencia.
Es decir, que el niño, a medida que crece, va a atravesando diferentes etapas de petición para lograr llegar al objeto deseado.

“El desarrollo de los procesos de representación” en este otro capítulo, Bruner resume que para concebir el desarrollo de las capacidades cognitivas o del intelecto, es decir, la capacidad del hombre para adquirir, mantener, y transformar conocimiento en su propio beneficio, encuentra que la manera más fructífera de concebirlo es a través de un conjunto de criterios. Por lo tanto encontramos como puntos fundamentales de su teoría, en este apartado, Los criterios y la representación.
“Los criterios”: Bruner enuncia una cierta cantidad de criterios a tener en cuenta para una teoría del desarrollo intelectual. Si bien no vamos a realizar un análisis detallado de todos los criterios nos parece fundamental señalar en un primer lugar se debe tener en cuenta que cualquier teoría del desarrollo intelectual debe definir las operaciones mentales mediante un sistema formal y detallado, que sea explicado por una teoría psicológica y que sea capaz de describir el flujo del habla en el lenguaje.

Otro criterio es que cualquier teoría del desarrollo debe ocuparse de las maneras de pensar naturales y aparentemente obvias y darles un lugar importante en la teoría.
El tercer criterio toma en cuenta, que cualquier explicación del desarrollo cognitivo debe considerar la naturaleza de la cultura en la que crece el ser humano.
El cuarto criterio toma en cuenta un patrón de desarrollo que va del primate al hombre pero sin caer en teorías de recapitulación.
Y por último Bruner enuncia uno de los criterios, a mi parecer, más importante que es que por más adecuada que sea una teoría a todos estos criterios será errónea si no contribuye al conocimiento del proceso educativo.
Así, en esos cinco criterios Bruner sintetiza qué entiende él por criterio. Lo más interesante de Bruner es cómo logra especificar, ejemplificar y explicar todo lo que se propone como punto de partida en su teoría.

"Representación" Para Bruner un concepto útil para concebir el desarrollo intelectual es el de representación. Esta es un conjunto de reglas mediante las cuales se puede conservar aquello experimentado en diferentes acontecimientos.
Bruner ha distinguido tres modos mediante los cuales el hombre representa sus modelos mentales y la realidad. Estos son los modos enactivo, icónico y simbólico.
• Representación enactiva: consiste en representar cosas mediante la reacción inmediata de la persona.
• Representación icónica: consiste en representar cosas mediante una imagen o esquema espacial independiente de la acción. Sin embargo tal representación sigue teniendo algún parecido con la cosa representada. La elección de la imagen no es arbitraria.
• Representación simbólica: Consiste en representar una cosa mediante un símbolo arbitrario que en su forma no guarda relación con la cosa representada.
Los tres modos de representación son reflejo de desarrollo cognitivo, pero actúan en un dominio progresivo de estas tres formas de representaciones y de su traducción parcial de un sistema a otro.

“Los formatos de la adquisición del lenguaje” Como punto central del análisis Bruner se pregunta y por ende se cuestiona cómo interviene en este logro el conocimiento del mundo y cómo lo hace la ayuda de un adulto estrechamente compenetrado con el niño.
Para Bruner el adulto conoce el lenguaje que el niño está tratando de dominar y tiene una teoría acerca de cómo ayudarle a aprender ese lenguaje. En efecto, y como vimos en la introducción, existiría, para el autor, un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje. Un sistema que dispondría de formatos para la entrada del lenguaje recibida por el niño.
Es así que a través de estas determinaciones el autor llega a una hipótesis que podríamos resumir de la siguiente manera: para que el niño reciba las claves del lenguaje, debe participar primero en un tipo de relaciones sociales que actúen de modo consonante con los usos del lenguaje en el discurso. Y es precisamente esta relación social la que el autor denominará como formato.

Aquí es donde se pone bien de relieve el punto más fuerte de la teoría de Bruner. La adquisición del lenguaje y para ello determina que en las relaciones que el niño y el adulto llevan a cabo existe una especie de dispositivo que lleva el nombre de Formato. El formato, para Bruner, es un microcosmos definido por reglas en el que el adulto y el niño hacen cosas el uno para el otro y entre sí. Es el instrumento de la interacción humana. Los formatos, al regular la interacción comunicativa antes de que comience el habla léxico gramatical entre el niño y la persona encargada de su cuidado, constituyen unos instrumentos fundamentales en el paso de la comunicación al lenguaje.
Una propiedad especial de los formatos en los que participan niño y adulto es que son asimétricos con respecto a la conciencia de los miembros: existe uno que sabe lo que está pasando mientras que el otro sabe menos o nada en absoluto.

Es decir, aquí se puede observar la importancia de Bruner entre la relación que se debe dar si o si entre un niño y un adulto. Ya que para Bruner el adulto sirve como modelo, organizador y monitor hasta que el niño pueda asumir sus responsabilidades por sí mismo. El adulto vendría a constituir el saber y el niño constituiría, entonces y hasta que aprenda, el lugar de aprendizaje.
En resumen, para Bruner, los formatos proporcionan en el discurso el microcosmos necesario en el que el niño puede señalar intenciones, actuar indicadoramente y luego intralingüísticamente y desarrollar presuposiciones, todo ello en el marco de interacciones cuyas propiedades pueden proyectarse fácilmente en las funciones y formas del lenguaje. En un primer momento el lugar de los formatos está bajo el control del adulto, luego estos formatos, a través del aprendizaje, se hacen cada vez más simétricos y el niño puede utilizarlos tan fácilmente como el adulto.

A modo de conclusión me gustaría señalar que me propuse detallar en cada capítulo los puntos fundamentales de la teoría de Bruner, cada uno de esos puntos me valió para delimitar y entender su teoría y su punto de análisis. En efecto, a lo largo de este breve recorrido lo que sí se puede observar es que para Bruner los adultos están preparados para el proceso de adquisición que se logrará a través de la interacción. Es decir que para Bruner el niño no adquiere las reglas gramaticales partiendo de la nada sino que antes de aprender a hablar aprende a utilizar el lenguaje en su relación con el mundo, sobre todo con el mundo social. El lenguaje se aprende usándolo de forma comunicativa, a través de la interacción de la madre con el niño. Interacción que hace posible el pase de lo prelingüístico a lo lingüístico a partir de diferentes etapas que fuimos observando a lo largo del análisis.