Tema: Jerome Bruner: “Acción, pensamiento y lenguaje”

“Los formatos de la adquisición del lenguaje” Como punto central del análisis Bruner se pregunta y por ende se cuestiona cómo interviene en este logro el conocimiento del mundo y cómo lo hace la ayuda de un adulto estrechamente compenetrado con el niño.
Para Bruner el adulto conoce el lenguaje que el niño está tratando de dominar y tiene una teoría acerca de cómo ayudarle a aprender ese lenguaje. En efecto, y como vimos en la introducción, existiría, para el autor, un Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje. Un sistema que dispondría de formatos para la entrada del lenguaje recibida por el niño.
Es así que a través de estas determinaciones el autor llega a una hipótesis que podríamos resumir de la siguiente manera: para que el niño reciba las claves del lenguaje, debe participar primero en un tipo de relaciones sociales que actúen de modo consonante con los usos del lenguaje en el discurso. Y es precisamente esta relación social la que el autor denominará como formato.

Aquí es donde se pone bien de relieve el punto más fuerte de la teoría de Bruner. La adquisición del lenguaje y para ello determina que en las relaciones que el niño y el adulto llevan a cabo existe una especie de dispositivo que lleva el nombre de Formato. El formato, para Bruner, es un microcosmos definido por reglas en el que el adulto y el niño hacen cosas el uno para el otro y entre sí. Es el instrumento de la interacción humana. Los formatos, al regular la interacción comunicativa antes de que comience el habla léxico gramatical entre el niño y la persona encargada de su cuidado, constituyen unos instrumentos fundamentales en el paso de la comunicación al lenguaje.
Una propiedad especial de los formatos en los que participan niño y adulto es que son asimétricos con respecto a la conciencia de los miembros: existe uno que sabe lo que está pasando mientras que el otro sabe menos o nada en absoluto.

Es decir, aquí se puede observar la importancia de Bruner entre la relación que se debe dar si o si entre un niño y un adulto. Ya que para Bruner el adulto sirve como modelo, organizador y monitor hasta que el niño pueda asumir sus responsabilidades por sí mismo. El adulto vendría a constituir el saber y el niño constituiría, entonces y hasta que aprenda, el lugar de aprendizaje.
En resumen, para Bruner, los formatos proporcionan en el discurso el microcosmos necesario en el que el niño puede señalar intenciones, actuar indicadoramente y luego intralingüísticamente y desarrollar presuposiciones, todo ello en el marco de interacciones cuyas propiedades pueden proyectarse fácilmente en las funciones y formas del lenguaje. En un primer momento el lugar de los formatos está bajo el control del adulto, luego estos formatos, a través del aprendizaje, se hacen cada vez más simétricos y el niño puede utilizarlos tan fácilmente como el adulto.