Cuentos de amor, de locura y de muerte; de Horacio Quiroga

Cuentos de amor, de locura y de muerte es una importante producción del autor uruguayo Horacio Quiroga, quien nació en 1878 y murió en 1937 quitándose la vida.

Aunque sus inicios literarios rondaron el género novelísticos, fueron los cuentos los que lo llevaron a la fama. En el caso de “Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte” Horacio Quiroga reúne casi todos los relatos que produjo como cuentista.
Una de sus características es la sencillez de su prosa en la que supo combinar las historias cotidianas con elementos que logran
conmocionar al lector como es lo sicológico o el impacto. El título de la obra muestra cómo este autor consideraba al amor, la locura y la muerte hechos que no sucedían de manera aislada en la vida del hombre.

Otra de sus obras más renombradas fue Cuentos de la selva, en donde, desde el genero del cuento, aborda los problemas del hombre con la naturaleza.

Otra de sus obras emblemáticas de este autor es el libro Cuentos de la selva y el que sea, tal vez, uno de los más conocidos de Horacio Quiroga. El uruguayo lo escribió para sus hijos y se convirtió en una obra de lectura obligada en las esuelas primarias y secundarias de la mayoría de los países de Latinoamérica.

Además de escritor, Horacio Quiroga fue naturista, lo que lo llevo a establecer una conexión muy estrecha con la naturaleza, razón por la cual no hace distinción entre la raza humana y la animal en sus relatos de ficción, con una combinación de situaciones realistas y fantásticas que hacen que este escritor logre hacer saltar al lector de su silla.

El libro fue publicado en 1918 y sigue vigente hasta nuestros días, ya que aborda la relación entre el hombre y los animales en el contexto selvático de la provincia de Misiones, en el norte de la república Argentina, en el Cono Sur.

Horacio Quiroga, que más decir de su excelente prosa y su eficaz mirada sobre el mundo, el hombre y la naturaleza.
Es un poco triste la vida del escritor, de muy joven ha sufrido y en la sala de un hospital, completamente sólo, se ha quitado la vida. Pero por suerte a estos escritores se los recuerda vivos cada vez que se habla de ellos.
Horacio Quiroga tuvo su primer encuentro con la selva siendo fotógrafo de una expedición con Leopoldo Lugones en San Ignacio y se enamoró tanto de aquel lugar que hasta el último respiro añoro estar en la selva. De hecho se ha mudado, luego de esa expedición, a la selva.
Gracias a aquel primer contacto Quiroga decidió escribir por y sobre la selva y la relación del hombre con los animales y la naturaleza. Uno de los mejores cuentos que narra ésta relación es "El regreso de Anaconda".

Precisamente, "El regreso de Anaconda" narra la vida y la muerte de los animales de la selva gracias a la mano del hombre.
El personaje principal es la Anaconda, el exótico y peligroso animal de la selva que se propone ser la vox populi para volver a conquistar el río y el orden de la naturaleza.
Así comienza la aventura río abajo hasta que la Anaconda se encuentra con una casa que contiene en su interior a un hombre a punto de morir. Lo que su instinto la hace pensar es matarlo, ya que él representa el desorden natural. Pero no puede, no puede matarlo y se propone defenderlo poniéndose a todos los animales en contra.
Cuando el hombre muere ella llega adonde había unos hombres y aquellos le disparan logrando que así el libro termine con la moraleja de la relación que existe entre el hombre y la naturaleza. Si no lo has leído no dudes en hacerlo, es uno de sus mejores cuentos sin duda alguna.

Horacio Quiroga, cuyo nombre completo era Horacio Silvestre Quiroga Forteza, fue un escritor nacido en Salto, Uruguay, en 1878 y muerto en Buenos Aires, de manera trágica, 1937. Se dedicó, especialmente, a la narrativa y los cuentos breves que abordaban temas referidos a los animales y a la naturaleza en general, pero como si ésta fuera enemiga del hombre. Muchas veces fue comparado con Edgar Allan Poe.

Su vida fue dura y estuvo signada por hechos trágicos como accidentes durante el deporte de la caza (su padre murió al disparase de manera accidental con un arma de fuego), muertes de familiares y suicidios. En el año 1901 se ofreció a revisar el arma de un amigo que iba a batirse a duelo con otro hombre y mientras estaba haciéndolo se disparó y mató a su amigo. Él mismo decidió quitarse la vida con la ingesta de un vaso de cianuro cuando tenía 58 años porque se enteró de que sufría de cáncer.

Una vez que Horacio Quiroga obtuvo el titulo de profesor de idioma castellano, en 1903, quiso acompañar a Leopoldo Lugones a una expedición a la selva misionera, la cual consistía en un viaje de investigación que recibía un subsidio del estado, más precisamente, del Ministerio de Educación. El objetivo de este viaje era analizar y estudiar unas ruinas jesuíticas en el norte de Argentina. Leopoldo Lugones aceptó, ya Quiroga era un eximio fotógrafo y podría serle de mucha ayuda.

Sin demasiadas experiencias notables, regresa a buenos Aires de su viaje con Lugones y publica “El crimen del otro”, una obra que reúne relatos breves y que recibió el reconocimiento de sus pares en Argentina y Uruguay. Durante este tiempo también publicó un libro de novela llamado “Los perseguidos” y “El almohadón de pluma”, un cuento corto que salió publicado en una de las revistas más importantes a nivel cultural de Latinoamérica.