Pasó un grupo de amigos, que volvían del teatro o del café, y nos vieron llamando. Dijeron:
- Ale, también nosotros ayudamos.
Y también ellos se plantaron en mitad de la calle y el de antes decía uno, dos, tres y entonces todos en coro gritábamos:
- ¡Tereeesaaa!
Pasó alguien más y se nos unió, al cabo de un cuarto de hora nos habíamos reunido unos cuantos, casi unos veinte. Y de vez en cuando llegaba alguien nuevo.
Ponernos de acuerdo para gritar bien, todos juntos, no fue fácil. Había siempre alguien que empezaba antes del tres o que tradaba demasiado, pero al final conseguíamos algo bien hecho. Convinimos en que "Te" debía decirse bajo y largo, "re" agudo y largo, "sa" bajo y breve. Salía muy bien. Y de vez en cuando alguna discusión porque alguien desentonaba.
Ya empezábamos a estar bien coordinados cuando uno que, a juzgar por la voz, debía de tener la cara de pecas, preguntó:
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