En el microrrelato siempre hay lugar para el humor. De hecho, después de pasar semanas leyendo esta clase de textos he llegado a la conclusión de que este género se presta a la perfección a desarrollar la ironía, al sarcasmo o al chascarrillo más o menos elaborado. Seguro que muchos de vosotros conoceréis ese espacio de la Cadena Ser en la que los oyentes pueden participar en el concurso denominado "Relatos en cadena". Este que pongo a continuación fue uno de los premiados en su día y viene firmado por Álvaro de la Riva:
"Hay que volver a tener pasión por las utopías... porque sin utopías la vida no es posible. El jefe de ingenieros miró al muchacho y dijo: "Pero bueno, chaval...". Pero éste lo interrumpió de nuevo: "¡Las utopías nos harán libres como el viento! Podremos tener cuanto se nos antoje al alcance de la mano. Nuestros seres queridos serán de nuevo accesibles a nuestros corazones, y las distancias entre las almas se reducirán como...". De pronto, el jefe le cruzó la nuca al muchacho con una fortísima colleja que sonó como un trueno. "¡Ay!", exclamó este. "¡Por última vez, chaval!", dijo el ingeniero. "Estamos haciendo AUTOVÍAS, no UTOPÍAS!".
Soy seguidora del programa al que te refieres. A veces aparecen textos magníficos de los oyentes, aunque no es este, ni de lejos, el más inspirado. Como dices, dentro de este género hay mucho lugar para la ironía y el humor, pero no es este el mejor ejemplo. Por supuesto, es tan solo mi opinión.
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